Recuerdo que tenía frío.
¿Estoy vivo?
Claro que estoy vivo, si no no estaría contando esta historia.
Desperté en un cementerio, estaba sobre una lápida.
En la cual ponía mi nombre "Aquí descansa James López" seguí leyendo y ví algo que me hizo bastante gracia "Gran amigo, buen hijo y querido por todos".
-Parece que el que está enterrado aquí no soy yo- estaba helado mi aliento se convertía en una nube en la noche fría.
Intenté calentarme los brazos, llevaba puesto mi abrigo y un pantalón negro.
-Vaya traje para enterrar a alguien - caminé hasta la puerta del cementerio.
Tuve que saltar el muro ya que la puerta como era lógico estaba cerrada.
Tarde como unos veinte minutos en llegar a la ciudad, y otros diez en llegar a mi casa, el aire me impedía casi caminar no sentía las piernas.
Al fin llegué a casa, estaba agotado y helado, llevé varias mantas a mi cuarto para taparte a parte del edredón que ya tenía puesto y dormí un par de horas.
¿Que hacía vivo? Algo había salido mal.
Desperté al mediodía, me duché y decidí volver al cementerio a ver si me había pasado algo por alto. Cogí la bici para llegar más rápido.
El día era soleado pero el aire seguía siendo igual de frío que cuando desperté en el cementerio.
Llegué al cementerio y dejé la bici. El señor que guardaba la puerta me miró como si fuese a romper cosas al cementerio.
Estaba prácticamente vacío, solo unas pocas señoras mayores, caminé hasta la parte más solitaria del cementerio donde me había despertado la noche anterior.
Me puse frente a mi tumba, sería de más pocas personas que podría hacer eso. No me había fijado que alguien había dejado flores encima de mi tumba. ¿Quién habría sido? ¿Alexandra Le habría dicho a Dana algo sobre mi muerte? Supongo que nadie sabría que estaba vivo, salvo la persona que me habia devuelto a este mundo ¿Y si nadie me había devuelto a la vida?.
El silencio era impresionante, no se escuchaba ni a la gente que paseaba por el cementerio, ni pájaros, ni siquiera el sonido del viento en las ramas de los árboles.
Hasta que comencé a escuchar unos pasos, decidí esconderme detrás de otra lápida para ver quien se acercaba, era una figura femenina de cabellos negro que reconocía perfectamente.
Alexandra dejó una nueva rosa encima de mi tumba y quitó la que estaba antes en su lugar.
El silencio me permitió darme cuenta de que estaba llorando.
-Hola, ya e vuelto - era una imagen parecida a cuando yo fuí a visitar a Pablo - Hace una semana que te fuiste - "¡¿una semana?! Me dije a mi mismo - sigo sin hacerme a la idea de que te has ido, supongo que venir todos los días no me ayuda -.
Me levanté con cuidado para mirar mejor.
-Aquí no se puede estar, señorita - dije poniendo voz grave para que no supiese quien era.
-¿Y eso por qué? - Alexandra se giró y se quedó pálida al momento. Un segundo después se desmayó.
Corrí hasta donde estaba ella inconsciente.
-Alexa...¡Alexa despierta! - comenzó a abrir los ojos, alzó su mano para tocar mi cara y comprobar que no era un fantasma.
-¿Es una alucinación? -
-Soy yo, estoy vivo - Alexa parecía querer llorar, sonreír... Todo al mismo tiempo.
-No, no puede ser...me estoy volviendo loca - acaricié su mejilla.
-Alexa, no se el por qué, solo se que estoy vivo y estoy aquí contigo -
-Has vencido a la muerte...¿Para estar conmigo? - No sabía que decir, la quería pero también quería a Dana, seguía teniendo un lio en la cabeza. Tendría que elegir o alejarme de las dos para aclararme.
-No e vencido a nadie...alguien la ha vencido por mi -
Ayude a que Alexandra se levantara.
Ella me abrazó fuerte, por un momento respiré su perfume, me apoyé en su cabeza, me ardía el deseo de besarla. Quería estar con ella pero Dana también era muy importante para mí, lo mejor sería alejarme de las dos, lo tenía decidido me iría por una temporada.
-Alexandra, tengo que decirte algo -
-Claro, ¿El qué? -
-Me voy a marchar, no se a donde ni el tiempo que estaré, solo se que me voy a marchar -
-Iré contigo -
-Tengo que ir solo, tengo... Que pensar en muchas cosas -
-Se que amas a Dana, pero me gustaría que todo volviera a ser como antes cuando estábamos viviendo como en un cuento, solos sin importarnos nada, vayas a donde vayas yo te seguiré aunque no me invites -
-De acuerdo, iremos juntos -
-¿A dónde? -
-Dónde queramos, sin saber cuándo volveremos -
-Me parece bien -
-¿Que le dijiste a Dana? -
-Que habías tenido un accidente, cuando ibas a Madrid a ver a tu madre -
-¿Y que te dijo? -
-Se preocupó bastante, insistió en ir a verte, pero la dije que la llamarías cuando despertaras - pensé que serviría de excusa por un tiempo y después decirla que te habías... -
-Tendré que hablar con ella... -
-¿Para decirle que te vas a marchar? - asentí.
-La vas a hacer daño... Y eso te hará daño a ti -
-Lo sé, pero Le haría más daño si no la digo que me voy a marchar y que estoy bien... -abracé a Alexandra, necesitaba volver a tenerla a mi lado.
-Espera unos días antes de hablar con ella, quiero estar contigo por última vez aquí antes de irnos a cualquier otra parte -
-De acuerdo, yo también quiero volver a pasar tiempo contigo -
Alexandra se mudó a mi casa y eso la alegró mucho, yo empezaba a estar de nuevo a gusto con ella, y ya no tenía que fingir que no la quería. Pasamos los dos siguientes días juntos sin salir de casa, durante esos dos días bese a Alexa muchas veces.
Alexa, parecía estar haciendo las maletas, la verdad es que tenía ganas de ir de viajes a todas partes, pero no tenía ganas ni valor para hablar con Dana, aunque sabía que tarde o temprano tendría que hablar con ella.
Al cabo de un par de días me arme de valor para ir hasta casa de Dana, para mi sorpresa Alexa me acompañó, pero ella se iba a quedar esperando en la esquina de la calle.
Me quedé unos segundos parado contemplando la puerta principal y hacia la casa de Dana, intentaba levantar el brazo pero no podía.
Llamé al timbre.
-¿Sí? - la voz de Jessica respondió.
-Jessica, soy James está...Dana - la puerta se abrió y me acerqué a las escaleras.
Dana salió corriendo de la puerta, bajo las escaleras tan rápido que no pude decir nada, me abrazó.
-¡James! Me alegro tanto de que estés bien -
-Si, estoy bien, tranquila -
-¿Te ocurre algo? -
-Tengo que contarte algo, ¿quieres sentarte? - Dana se sentó, con cara de no saber muy bien que iba a decir, y yo tampoco tenía idea de que iba a decir.
-Cuéntame -
-Verás...tengo que marcharme -
-No, otra vez no, no me digas eso -
-Tengo que despejar mis ideas, no se a donde iré, ni cuando volveré... Ni siquiera se si volveré -
-¿Porqué? -
-No quiero hacerte daño, así que me gustaría que te olvidarás de mi, que vivieras tu vida -
-¿Pero...? - Dana se quedó mirando a la puerta, al mirar vi que Alexa estaba en la puerta.
-No quería interrumpir, pero...tengo que ir a hablar con mi madre sobre el viaje - Alexa se marchó de nuevo.
Lo había hecho a posta, pero era el empujón que me faltaba.
-Dana yo... -
-Ahora lo entiendo todo, has vuelto con ella y os vais de viaje los dos juntos - La mirada de Dana era fría y sus palabras tenían mucha ira.
-No es así -
-Está claro, la prefieres a ella... ¡Me has utilizado para sentirte mejor, mientras volvías con ella! -
-No, Dana te juro que no es así... -
-¡Estoy harta! Nunca soy lo suficientemente buena ¿verdad? -
-No es verdad, solo que no merezco tenerte, tú te mereces a alguien mejor -
-Deja de ser tan bueno... Siempre diciendo las cosas adecuadas, ¡vete! Que seas feliz con ella, hasta que te vuelva a hacer daño ¡Para ti, yo ya no existo! -
-Dana... Por favor -
-¡Largo! - Dana estaba furiosa, unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
Yo quería llorar también, pero cerré los ojos para aguantarme.
Me dirigí hasta la puerta y la abrí para salir.
-Adiós Dana -
-Hasta nunca - Dana subió corriendo las escaleras.
Cerré la puerta y tube la sensación de cerrar algo más, había perdido a todos mis amigos, con Dana se había acabado todo, la amistad quw habíamos forjado hace tiempo cuatro personas se había acabado y la mayor parte, por mi culpa.
-Lo siento, solo quería ayudarte - dijo Alexa.
-No hacía falta - miré de nuevo a la casa de Dana.
-¿Cuando tienes pensado que nos vayamos? -
-Cuanto antes...mañana - dije.
-Cenemos esta noche con mi madre y mis hermanas, para despedirnos -
-Está bien - Alexa comenzó a caminar, pero yo seguía mirando la casa.
-Hasta siempre Dana -
A Victoria, Valeria y Kiara la idea de nuestro viaje no les importó, sabían que estaríamos bien y podíamos volver siempre que quisiéramos.
Kiara estaba algo triste, por que no quería alejarse de Alexa. Ella la prometió que la escribiría y llamaría todos los días y que podía venir algún día a vernos donde estuviéramos.
Cenamos, y todos conversamos hasta tarde.
Alexa y yo seguimos conversando en la habitación de los lugares que nos gustaría ir a visitar.
Me gustaba su compañía y sentía que ya la había perdonado del todo.
Volvía a quererla incondicionalmente, sentir que era sólo para mí, que era un regalo del destino.
Volvía a tener miedo de vivir sin ella.
ESTÁS LEYENDO
¿Tienes Miedo A La Muerte?
JugendliteraturEn ocasiones un perfume es más peligroso que el veneno. ¿Tienes Miedo A La Muerte? Tengo miedo a vivir sin ti.