"Bicho Raro"

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Llegué a casa, fría y solitaria como yo, tuve que ponerme un abrigo para estar en casa de lo fría que estaba.
Aún estaba algo aturdido, la noticia de que Alexandra me había estado mintiendo todo este tiempo me había dolido.
Me tumbe en la cama, sin poder dormir, sin poder dejar de pensar en lo mismo. Tendría que haber creído a Dana.
No se en que momento de la noche me dormí, no soñé nada aquella noche, algo que me alivió bastante.
Desperté, el día estaba gris, parecía que volvería a nevar pronto.
Mi móvil sonó.
Había recibido algún mensaje por la noche de Alexandra, pero fuí directamente a ver el que me había llegado justo en ese momento de Dana.
"¿Te apetece desayunar?".
Como podía tener una amiga así, la había ignorado y ahora que podría odiarme por no hacerla caso, me invita a desayunar.
Me duché y fuí hasta la casa de Dana. Cogí un largo abrigo de color oscuro, para no congelarme durante el trayecto.
Dana estaba en el patio delantero como la última vez cuando estaba leyendo, tenía los cascos puestos.
Abrí la puerta y entré, Dana me miró y se quitó los cascos.
-Sigo sin saber como lo haces -
-¿El qué? -
-Aguantar el frío, a mi me gusta el frío más que el calor, pero estar aquí fuera en pleno Enero, no es fácil -
-Estás sudaderas abrigan más de lo que crees - rió. Me senté en otra silla, a pesar de que el abrigo era largo notaba el frío de la silla en mis piernas. - ¿Supongo que has venido a desayunar? -
-Venía a verte, pero nunca rechazo comida gratis - reí, me alegraba estar bien de nuevo con Dana.
-Pues venga, vamos al salón - Dana se levantó y subió las escaleras.
Dana preparó un chocolate caliente y unas tostadas para acompañar.
-¿Como estás? - preguntó Dana mirando su taza.
-Bueno, no lo sé, a veces triste a veces furioso... -
-James, si no quieres hablar de ello no pasa nada -
-tranquila, solo que yo debería haberte hecho caso a ti, lo siento.-
-No importa, ¿Que pasó? - no quería mentir a Dana, por lo que no podría decirle lo que pasó.
-Me mintió, dijo que me quería y resultó ser... Una apuesta, la cual no quise saber -
-Vaya... -
-Bueno, cuéntame te a ocurrido algo interesante últimamente -
-Hacd un par de semana, saqué un nueve y medio en historia... Que vergüenza ¡Es frustrante! - Conociendo a Dana pidió que otro profesor corrigiese el examen otra vez.
-Que vergüenza, ¡Un nueve y medio! Vaya injusticia - Dana noto el sarcasmo y me lanzó una mirada asesina.
-Tienes que volver a clase - sonrió Dana.
-¿A clase? Yo... -
-Claro, será divertido después de tanto tiempo - se veía que Dana se estaba divirtiendo.
-De acuerdo... Me a salido caro el desayuno -.
-Tenemos que hacer algo esta tarde... Como te quejas del frío, podríamos quedarnos aquí y hacer algo o ir a tu casa -
-Podríamos jugar a algo, menos al ajedrez y menos contra ti - Dana rió.
-De acuerdo -
Los padres de Dana me saludaron como era costumbre y se marcharon a hacer recados.
Dana puso música en su cuarto mientras hablábamos de historias del pasado.
Cuando los padres de Dana volvieron me ofrecieron quedarme a comer, pero yo preferí comer en casa, necesitaba mi dosis diaria de estar solo.
Como había quedado con Dana por la tarde, aproveché para descansar, me tumbé en el sofá a ver la tele.
Volví a recibir un mensaje de Alexandra.
No se cual fue la razón, la cual me llevó a mirar los mensajes.
"James, perdoname, se que no me vas a creer pero Ángela no tiene razón"
"Lo siento, pero te juro que aunque lo hice por deber no fue así"
"Podríamos quedar para hablar, esta tarde en el bosque" y remataba con un "Te quiero".
Caminé hacia el bosque "Eres estupido", mi mente tenía razón.
Alexandra me estaba esperando en el claro, parecía triste pero contenta de verme, sus ojos estaban apagados, parecía haber estado llorando.
-James, me alegro de verte -
-Solo e venido a hablar -
-Claro, solo quiero contarte lo que pasó en realidad -
-Te escucho -
-Me mandaron encontrar al descendiente de la sangre, y te encontré en Gijón, y comprobé que tu eras el descendiente de la sangre, después te seguí hasta aquí y se suponía que tenía que hacerme pasar por una chica normal, esperaba que me tratases como cualquier otro, pero tu eras distinto, desde el primer monto fuiste amable conmigo, incluso me aceotaste sabiendo que no le caía bien a tu amiga Dana, empecé a enamorarme de ti, eso hizo que no tuviese que fingir en ningún momento -
-¿Comprobar? -
-Creía que Ángela te lo había dicho... -
-¿El qué? -
-Aquel día en la playa...la causa de el accidente...fuí yo... - No podía ser Alexandra había sido la responsable de la muerte de Pablo.
-¡Fuiste tú! -
-James... Lo siento, de verdad yo... -
-¡No quiero volver a verte!¡Me da igual si os mataís entre vosotros! Yo no seré el débil de mi linaje -
-No me imaginaba que Pablo iba a... -
-Esto es peor que lo otro - dije y me dí la vuelta.
-James, te quiero y eso no va a cambiar - Seguí caminando hasta salir del bosque -
Caminaba de un lado para otro, furioso, sin saber que hacer.
-¡Ángela! - un segundo después una luz apareció detrás de mi y con eso apareció Ángela.
-James, me alegra... -
-¡Déjate de estupideces! Tú sabías lo de Pablo y no me lo dijiste ¿porqué? -
-No quería que sufriera al saberlo, y a demás no se me permitía decírtelo -
-Ya veo a Alexandra y a ti no os importaba lo que yo sintiera -
-James, espera... -
-No quiero saber nada más de vuestro mundo. Jamás. -
Caminé hasta casa de Dana, intentando relajarme antes de llegar, pero no podía.
La rabia hizo que pegará un puñetazo a la pared de la casa de Dana, la cual se mancha de sangre, el dolor me alivió un poco.
Llamé al timbre y se abrió la puerta, Dana al mismo tiempo abrió la puerta de su casa y me esperaba al final de las escaleras.
-¿Ya pensé que no ibas a venir? -
-Perdona, me entretuve - Dana cerró la puerta y la seguí hasta su cuarto.
-¿Que vas a querer hacer? -
-Lo que tu digas... -
-¿Eso es sangre? - Dana me cogió la mano.
-Si, perdona no quería mancharte el cuarto -
-Serás estúpido - Dana salió del cuarto y volvió casi al momento con una venda. Me limpió la sangre y me puso un vendaje en la mano.
-Gracias, ya estoy mejor -
-¿Que has hecho? -
-Nada, me tropecé -
-Has visto a Alexandra, por eso te has entretenido - No dije nada - Estoy para ayudarte, y si necesitas hablar dímelo, no te hagas daño. -
Me animaba estar cerca de Dana, era una sensación cálida, volvería a clase solo por estar con ella, pero aún me quedaba un fin de semana para mentalizarme de la vuelta a clase.
Esa tarde Dana y yo jugamos a las cartas, escuchamos música.
Por la noche pedimos unas pizzas para nosotros y para Jessica a la cual no había hablado en toda la tarde.
-¿Ponemos una película? - Dijo Jessica.
-No será otra de tus películas de miedo ¿verdad? - dijo Dana.
-Son muy entretenidas - las hermanas discutieron durante unos minutos, pero al final Jessica consiguió poner una película de terror.
Aunque Jessica se estuviese divirtiendo y Dana estuviese asustada, yo me estaba quedando dormido.
"Débil".
"No eres digno de tener esa sangre".
"Estúpido".
"Ingenuo".
-¿Quienes sois? - pregunte a la oscuridad.
-Somos las voces de tus antepasados -
-Nosotros no nos dejamos engañar por los demonios -
-Eres el eslabón débil -
-Yo quería a Alexandra, no creí que fuese solo por mi sangre - Dije.
-Estúpido - noté como alguien me agarraba el brazo, no podía soltarme.
Al despertar me si cuenta de que quien me agarraba era Dana.
-Te has dormido - rió Dana.
-Si, no me a gustado la película - ¡Que demonios había sido ese sueño!.
-Si quieres puedes quedarte a dormir aquí, podemos poner un colchón en mi cuarto - dijo Dana.
-No quiero molestar tan tarde a demás ronco mucho -
-No importa -
Confiaba en que los padres de Dana se negasen era seria mi última escapatoria, pero para mi sorpresa dijeron que si, así que como había dicho Dana colocamos un colchón al lado de su cama, y trágicos una almohada y unas mantas.
-Ahora parece una litera, más o menos - Dijo Dana mirándome desde su cama. -
-Si quieres podríamos contar historias de miedo... -
-No, gracias ya e tenido suficiente con la película -
Dana y yo hablamos de los compañeros de clase, de los cuales casi no me acordaba. Hasta que Dana se quedó dormida, apague su lámpara.
Al cerrar los ojos, me quedé unos segundos pensado en que no quería soñar nada.
Intenté pensar en Dana, en cuando estábamos todos juntos, los recreos que pasamos riéndonos de los profesores, echaba de menos esas cosas.
Seguí pensando hasta que me dormí.
La maldita ventana.
Una tímida luz entraba por la ventana, pero era suficiente para despertarme.
Maldije a Dana por dejar la persiana subida.
Decidí poner la cabeza debajo de la almohada y dormir un poco más. O sería lo que me habría gustado, antes de que Dana, empezase a dar saltos donde yo dormía.
-Buenos días... ¡Arriba! - apreté la almohada contra la cabeza para no oír nada. Pero era imposible.
-Es muy temprano -
-A lo mejor para ti si pero para las personas normales, las diez de la mañana es buena hora para levantarse un domingo -
-¡Domingo! -
-Exacto y mañana a clase -
-Ahora si que no quiero levantarme - Dana me quitó la manta y la almohada.
-Te odio - dije.
-Lo sé, venga...arriba-
Me duché antes que Dana.
-¿Estas visible? - la voz de Dana llegó desde detrás de la puerta.
-Un momento - me acabé de vestir y abrí la puerta. - No creo a tus padres les guste que entrases en el baño si estoy yo -
-¿Te molesta? -
-A mi no... -
-Que pena... - Dana cerró la puerta y me dejó solo en el pasillo.

A La hora de la comida, me despedí de Dana y regresé a casa, no sabía que había hecho con los libros pero ya tendrían seguramente polvo y telarañas.
Echaba de menos a Alexa y no sabía por qué, me había traicionado, pero echaba de menos su perfume, a decir verdad echaba todo de menos, pero por otra parte no quería echarla de menos ni seguir sintiendo algo por ella.
Al día siguiente amaneció frío quizá demasiado, me puse mi largo abrigo, y fuí a buscar a Dana.
-Buenos días - Dijo Dana que me esperaba fuera, ella también se había puesto un abrigo debido al frío, de color pastel y con la capucha decorada con pelo.
-Tengo que volver a clase el día que más frío hace - dije intentando calentar mis manos congeladas.
-No te quejes tanto - rió Dana.
El colegio no había cambiado nada, ni las personas, el jefe de estudios vigilando la puerta, los alumnos fumando antes de entrar.
Los de clase parecían murmurar algo sobre mí, debían de haber pensado que estaba muerto.
Dana y yo nos sentamos atrás del todo, los profesores también se estrañaron de verme, pero se limitaron a no preguntarme nada cosa que agradecí, me convertí en un bicho raro para ellos, y casi lo prefería así me ahorraría hablar con personas que no conocía demasiado.
Me pase tres horas dibujando cosas en el cuaderno, hasta que por fin llegó el recreo.
Estuve con Dana en recreo, nos sentamos en una cafetería. María una chicha de clase se acercó para hablar con Dana.
-Hola Dana -
-Hola María ¿Querías algo? -
-Si, verás habíamos pensado montar una fiesta los de clase en carnaval ¿Te apuntas? -
-Claro, tendré que buscar un buen disfraz -
-Tú también puedes James, si no vuelves a desaparecer - rió María y esa respuesta me hizo gracia.
-Ahí estaré - reí.
María salió de la cafetería saludando a algunos profesores que también estaban tomando café.
-¿De que te vas a disfrazar? - preguntó Dana bebiendo café.
-A mi no me hace falta disfrazarme, ya voy con apariencia rara -
-Nos tenemos que disfrazar, tenemos varias semanas para encontrar un buen disfraz -
Al parecer mis compañeros no serían tan reacios con mi vuelta, me habían invitado a una fiesta.
Estuve con Dana por la tarde mientras ella hacía los deberes, yo miraba música y ella estudiaba y mientras la veía leer sus apuntes, sentía ganas de besarla. Pero no lo veía correcto, y más con Alexandra todavía metida en mi cabeza.
-Con ir un día a clase ya es suficiente ¿no? - pregunté.
-En absoluto, hay que ir todos los días-
-Deberías saltarte las normas algún día, dejar de tener todo planificado, sería más divertido -
-Yo soy muy divertida, y si quiero puedo ser todo lo rebelde que quiera -
-Entonces mañana no vallamos a clase, nos quedaremos en casa durmiendo y pasando el día como ayer ¿Trato hecho? - Estendí la mano, Dana no parecía muy convencida, parecía convencerse a sí misma de que era suficientemente "rebelde" como para hacerlo, y me estrechó la mano.
-Tengo que marcharme a casa -
-¿Ya? -
-Mañana nos vemos en mi casa, así tus padres pensarán que vas a clase -
-Se te da bien hacer cosas malas - río Dana.
Regresé a casa, me senté en el sofá y miré el móvil, me apetecía hablar con Alexandra, pero al mismo tiempo no quería, decidí pensar en Dana y en otras cosas, para no echar de menos a Alexandra.
Aunque ya había besado una vez a Dana no veía bien besarla ahora, sería utilizarla para no pensar en Alexandra.

Al día siguiente me desperté con emoción, tenía ganas de ver como Dana hacía pellas.
Sonó el timbre y fuí corriendo a abrir la puerta.
Dana llevaba unas gafas de sol y un gorro de lana.
-¿Que haces así vestida? - reí.
-Shh...para que no me reconozcan -
-¿No crees que te van a mirar más si llevas unas gafas de sol en invierno? -
-Callate y cierra la puerta - entró Dana corriendo.
-Tranquila Dana, nadie a ido a la cárcel por saltarse las clases - cerré la puerta -¿Quieres desayunar?
-No gracias, ya e desayunado -
Me dí cuenta de que aun seguía en pijama, llevaba una sudadera que me quedaba enorme rota por la parte lateral del brazo derecho y un pantalón que también estaba roto.

Dana y yo pasamos la mañana mirando por Internet disfraces, pero no ninguno le parecía suficientemente bueno.
-Oye Dana -
-¿Sí? -
-Quería darte las gracias de nuevo por apollarme en todo esto -
-De nada, para eso están los amigos ¿no? - Pero y si yo quería a Dana como algo más que como una amiga, y si viese a Dana la persona con la que tener algo sin nada extraño, pero si todo sale mal la perdería para siempre y no quería eso
-Si, los amigos -.

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