KakaSaku

Eterno soltero (1/2)

Nunca creyó que fuera un gran problema el tener sentimientos por su sensei, si no se lo decía, muy bien podía llevárselo a la tumba, podía vivir con ello, ya llevaba años haciéndolo.
Simulaba cuando lo tenía cerca, había desarrollado esa capacidad con el tiempo. Aún sentía las jodidas mariposas de la primera vez que se dio cuenta que estaba enamorada, pero no quería complicar su relación tan cómplice con su profesor.

Su carácter era fuerte, si, impulsiva quizás, pero jamás se dejaría doblegar por él, Hatake Kakashi tenía la capacidad de volverla vulnerable, pero él no tenía idea, y mejor que no lo supiera, nadie podía conocer la debilidad de la kunoichi, nadie debía saber que esa debilidad era él.

Durante la cuarta guerra shinobi, Haruno Sakura aceptó sus sentimientos, para ella misma, claro está. Siempre pensó que era admiración, quizás idolatría, pero nunca amor... no, ella no se enamoraba, no hasta ahora.

Se sentía como una niña boba al estar cerca de él, pero nunca lo demostró, su fuerza bruta siempre fue el as bajo su manga, cada vez que sentía como el peliplateado la cautivaba, le daba un golpe a lo primero que tuviera cerca para descargar todas esas emociones.

Pasaban la mayor parte del tiempo juntos, pero él siempre tan distraído, jamás podría pasar por su mente, el mar de sentimientos que llevaba su querida alumna.

"No podría confesar mis sentimientos, él no los aceptaría... Saldría una vez más con esa estupidez de la edad y que se yo otras excusas me diera... Prefiero morir con esto, que arruinar la relación que tenemos... además, Kakashi es el eterno soltero, no tengo nada de qué preocuparme".

O eso era lo que ella creía...

— ¡Sakura-chan! — la interrumpió de sus pensamientos el rubio a su lado

Cada noche se sentaban en Ichiraku Ramen, a modo de tradición por el recuerdo del extinto equipo siete.

— ¿Qué quieres? — dijo molesta

— Te noto distraída ¿Estás bien?

— Sí — se llevó una mano al cabello — solo estoy algo... cansada

— ¿Veintiún años y ya estás cansada? Va, Sakura... te estás volviendo una anciana — comenzó a reír

— ¡No fastidies, Naruto! ¿Acaso quieres que Hinata sea una madre soltera? — levantó su puño

— ¡No me lastimes!

— ¿Naruto? ¿Sakura?

Conocía esa voz, conocía los efectos que causaban en ella... Como si de electricidad se tratara.

— Kakashi-sensei... ¿No estaba en una misión?

— Acabo de llegar, me imaginé que los encontraría aquí — se notaba nervioso — Hay algo... que debo hablar con ustedes...

— ¿Se encuentra bien? — preguntó Naruto, ya preocupado por el tono de su voz

— Los veo en veinte minutos en los campos de entrenamiento — dicho esto, desapareció en una bola de humo.

— ¿Le habrá pasado algo a Kakashi? Nunca se comporta así

— No lo sé...

Como si un nudo se hiciera en su estómago, sentía terribles ganas de vomitar. ¿Qué les ocultaba?

Pagaron su ramen y caminaron con prisa a donde los citó su sensei.
Allí estaba él, distraído, como siempre... o al menos eso aparentaba. Los ojos color ónix estaban clavados en las constelaciones que iluminaban la noche, se notaba tenso... Algo no andaba bien.