KakaSaku

Infiel

Le sorprendió, y nunca se esperó, llegar a la entrada de su casa y encontrar todas sus cosas fuera de ella... Maletas con su ropa, sus fotografías, incluso aquel cuadro horrible que a ella nunca le gustó.
Miró con extrañeza ¿Qué le pasó ahora a esa mujer?
Suspiró un par de veces mientras buscaba la llave, intentó introducirla en la cerradura pero... sorpresa... ella la había cambiado.
Miró hacia el cielo resignado, como pidiendo una explicación.
Tocó la puerta un par de veces.

— ¡Vete! — escuchó decir desde el otro lado de la puerta

Apoyó su frente en ella

— Sakura... ¿Podemos hablar?

— ¡No! — Comenzó a llorar — ¡No quiero volverte a ver!

Una vez más miró al cielo, no entendía a esa mujer, no entendía su actitud, no tenía idea que había hecho ahora para que, literalmente, lo dejara en la calle.

— ¿Me puedes decir que te pasa ahora? — suspiró

— ¡No te hagas el idiota Kakashi, sabes bien lo que hiciste!

— Sakura... si no me explicas no entiendo ¿me dejas entrar?

— ¡Ya te dije que no quiero verte!

— ¿Entonces puedes explicarme qué diablos hice ahora?

— ¡Me fuiste infiel! — sollozó aún más fuerte

Retrocedió un par de pasos ante la afirmación de la Kunoichi.
¿Él infiel? ¿En qué mundo vivía esa mujer? Jamás se perdonaría si la lastimara, después de 5 años de relación jamás se le había pasado por la cabeza otra mujer que no fuera ella. La amaba, con todas sus fuerzas, amaba todo el sacrificio que había hecho porque estuvieran juntos, todo lo que había arriesgado y todo lo que había ganado desde que se animó a dejar sus miedos atrás y confesarle sus sentimientos.

Amaba a Sakura, pero últimamente sus inseguridades lo estaban llevando al borde de la locura.

— Amor... — intentó calmarse — ¿Realmente crees que yo te sería infiel?

— ¿Entonces porque demonios tu camiseta tenía perfume de mujer que no era el mío?

— Que se yo Sakura, sabes que soy distraído quizás fue cuando Tsunade practicó conmigo aromaterapia — se encogió de hombros

— ¡No me mientas Kakashi!

Ya estaba colmando su paciencia, si no fuera porque su mujer tenía una fuerza sobrenatural que era capaz de enviarlo al hospital con un solo golpe, habría derribado la puerta para acabar todo ese problema.

— ¿Crees que me fijaría en otra mujer después de todo lo que nos costó estar juntos? — suspiró y se apoyó de espaldas a la puerta — Te conozco desde los 12 años, Sakura, y jamás me has visto con otra mujer que no sea contigo, sabes todo de mí, me conoces hasta más que yo mismo, y el amor que te profeso no lo dañaría, no soy tan idiota como crees, jamás te lastimaría... Cariño... tú eres mi familia...

Sintió un par de sollozos acercándose, acompañados del sonido de sus pisadas sobre la madera. Abrió sutilmente la puerta, dejando ver a una Sakura con los ojos hinchados, la piel pálida y unos cuantos kilos extras sobre ella.

Empujó aún más la puerta para verla completamente, se bajó la máscara y le sonrió de lado.

— Eres una boba — se acercó a ella acariciando su vientre abultado — No te hagas ideas falsas que le haces daño al bebé con tus inseguridades

— Lo siento, son las hormonas...

Apoyó su cabeza en el pecho del peliplateado mientras dejaba que él acariciara su cabello.