KakaSaku

Pesadilla

Ya estaba harto de esa pesadilla. O al menos él la llamaba así, porque no lo dejaba conciliar el sueño. Una maldita semana sin poder pegar un ojo. Agradecía no tener misiones durante esos días o realmente estaría jodido, porque ni siquiera podía concentrarse en lo que hacía.

Una y otra vez aparecía en su mente.

"Kakashi, estás viejo"
"Kakashi ¿Por qué no te has casado?"
"Kakashi ya no me visitas"
"Kakashi, te vas a quedar soltero con 8 ninkens"
"Kakashi, vas a morir virgen"

Ya estaba harto, harto de que su padre dejara su descanso eterno para venir a joderle los sueños.
Al principio sintió nostalgia y alegría de que lo visitara, a pesar de que no era un hombre expresivo, lo extrañaba tanto, que no pudo evitar rodearlo en un abrazo, aunque solo estuviera en su mente.
Pero después de una semana visitándolo, ya estaba harto.

Y no era cualquier visita, cada vez llegaba con un motivo diferente. Los primeros días eran excusas como estás más alto
¿Te has alimentado bien?
Te has vuelto un ninja admirable
Tu madre te extraña...

Después sus preguntas eran más intimidantes.
¿Has conocido a alguna buena mujer?
Kakashi, es hora de sentar cabeza
¿No has pensado en los hijos? Siempre quise tener nietos
Los ninkens no se comparan a una buena mujer

Y eso, ya le estaba jodiendo la cabeza. No podía concentrarse, no podía pensar en otra cosa que no fuera en los cuestionarios acosadores de Sakumo y su "a tu edad nadie debería estar solo"

¿Qué le importaba a él? Ya estaba viejo, no necesitaba y nunca necesito depender de una mujer. Incluso debería aprender de su propio ejemplo que fue padre soltero a temprana edad. Pero era padre, algo que ni Kakashi aspiraba aún.

Cerró los ojos cinco minutos bajo la helada de la noche.
Había entrenado toda la tarde para no pensar en Sakumo, pero el cansancio acumulado de días anteriores le ganó.

— Pensé que ya no querías verme — sonrió

— Te he estado evitando... ¿No tienes algo mejor que hacer?

— Eres mi hijo, Kakashi, el deber de los padres es joderle la vida a sus hijos

— Y bien que lo haces, no me visitaste en años y ahora te apareces con estas demandas

— No quiero que mueras solo

— Tengo a mis ninkens

— No es lo mismo

— Tengo conocidos

— ¿Y amigos?

— Prefiero no considerarlos así

— Siempre tan frío — sonrió otra vez — ¿Y qué hay de tus alumnos?

— ¿Qué con ellos?

— ¿Les tienes cariño?

— Son unos cabezotas, pero creo que si les tengo estima

— ¡Ves! — Apuntó acusador con su dedo — Eso es lo que tienes, Kakashi

— ¿Qué tengo qué? — lo miró desconcertado

— No te abres a la gente, si fueras más cálido de seguro que ya tendrías un par de críos corriendo por tu casa

— No me apetece esa idea, no soporto a los niños — se masajeó la cien, cansado

— Tú eras un niño bastante tranquilo, de seguro tus hijos también serían así

— No tendrás ni nietos, ni nada, así que te pediría que no vuelvas a aparecerte en mis sueños si no es para traer saludos de mi madre

Se acercó a Kakashi y posó una mano en su hombro, mientras el copy ninja ponía sus ojos en blanco.

— Hijo, un padre jamás te dará consejos para joderte, siempre es para que encuentres tu camino y seas feliz. Te conozco mejor que cualquier otra persona, aunque físicamente no me tengas contigo, te he cuidado desde el primer día que te vi.

— Lo sé, te siento.

Sonrió — me alegro... Pero ¿Y esa chica pelirrosa? — volvió a insistir en la idea

— ¿Pelirrosa? — Lo miró confundido — ¿Qué hay con Sakura?

— Se preocupa por ti

— Muchos lo hacen — se encogió de hombros

— Te visita a diario, te trae meriendas cuando entrenas, te pregunta si dormiste bien, nota tus cambios de ánimo, te regaña

— Fue mi alumna

— Los alumnos no miran así a sus maestros, piénsalo — le guiñó el ojo — Se ve que sería una buena mujer

Lo miró con hastía y suspiró cansado.

— Bueno — le dio una palmada en el hombro — es momento de partir

— ¿Ya te aburriste de insistir?

— No, porque sé a dónde se dirigirá esto, ya conseguí lo que quería, de ti solo depende despertar...

Sonrió bajo la máscara — Nos vemos en otro sueño...

Sintió como un viento helado se colaba en sus huesos obligándolo a despertarse.

— ¿Qué hace durmiendo aquí?

— Sakura — se incorporó del suelo — ¿Hace cuánto estás aquí?

Se encogió de hombros — Hace un rato, no se despertaba con nada ¿Está durmiendo bien? Naruto me dijo que estaría entrenando acá por lo que le traje algunos onigiris ¿Le gustan?

Suspiró mientras susurraba — Lo tenías todo calculado, maldito viejo — sonrió

— ¿Eh? ¿Dijo algo? — lo miró confundida

— Nada, nada — seguía sonriendo — ¿Comemos juntos?