KakaSaku

Díselo

Se sentía como una torpe adolescente por lo que estaba a punto de hacer. Por Dios, tenía casi treinta y dos años y la cobardía suficiente para estar arrepintiéndose a último momento. 

En su cabeza daba vueltas una y mil veces lo que la llevó hasta ahí. Ni siquiera se lo podía creer. La persona que menos se esperaba, la había impulsado a hacer eso. 

  — Si te gusta, solo díselo y ya. ¿Quien te asegura que no sienta lo mismo?

Pero ese no era el problema. Quizás lo menos importante era si él compartía el mismo sentimiento.

  — Es el sexto, de todas formas, será amable contigo

Tampoco era eso. Le valía poco y nada que sea el Sexto Hokage, no era impedimento.

  — Es un buen hombre, es gentil, es respetuoso, un poco extraño pero no le quita caballerosidad. Sé que a pesar de que parezca un pervertido, tiene un corazón enorme

— ¿Y tú como sabes todo eso? — Le sonrió nerviosa 

  Se encogió de hombros — Intuición. No eres una cobarde ¿o sí? Ve y díselo 

 Y ahí estaba. Con las manos sudorosas y las rodillas temblando. Esperando fuera de la oficina del Hokage. Pero se daba vueltas. Caminaba por el pasillo, nerviosa. Suspiraba. Acercaba su mano a la puerta, pero no la tocaba. Así llevaba casi diez minutos.

Pero no le preocupaba confesarle sus sentimientos. Incluso podía asegurar que él los compartía, porque se lo transmitía a través de su mirada, sus gestos, aquellas veces que la esperó afuera del hospital para almorzar juntos, la compañía que le brindó cuando se sentía sola. Fue un sentimiento que creció con el tiempo y ya nadie lo podía parar. O eso creía.

  — ¿Estás segura que no será una molestia par ti?

Sonrió con amabilidad — No, si tu eres feliz, yo también lo estoy. Te lo mereces. Él te merece

  — ¿Y tu padre? ¿Qué crees que dirá?

— Mamá, papá lleva muchos años viviendo fuera de la aldea. Estoy seguro que era algo que esperaba. Quizás no con Kakashi-ojiisan, pero lo aceptará

  — No quiero traerle problemas a Kakashi

— Mamá, si él no te acepta con la familia que traes a tu espalda, se perderá a una gran mujer. Además es amable, no creo que sea un impedimento si así pueden estar juntos 

  — Me sorprende lo madura que estas siendo. ¿De verdad no te molesta que tu mamá no esté con tu papá?

Sonrió levemente mientras acomodaba su cabello detrás de su oreja.

— Papá no tiene muy claro el concepto de familia y dudo que alguna vez vaya a entenderlo. Deberías preocuparte más por ti que de nosotros. Además soy yo la que vive contigo, mi aprobación vale más que cualquier cosa

  — ¿Estás segura? Y si alguna vez llegaramos a vivir juntos ¿No sería extraño para ti?

— El Hokage-sama siempre ha estado preocupado por nosotras, siempre ha sido como de la familia. Aunque no esperes que le diga "papá"

Sonrió — Sería adorable de tu parte que lo hagas

— Te veo más tranquila ¿Ya te convenciste de decírselo?

 — No — se levantó — Pero si no lo hago sé que me arrepentiré

Empuñó los brazos y se dirigió a la puerta de entrada antes de tomar dirección a la torre Hokage. Se dio vuelta una última vez para mirar a su hija, quien le sonreía dulcemente, entregándole el valor que necesitaba.

  — No puedo creer que tengas diez años y tengas mejor determinación que yo — Sonrió — Luego te cuento como me fue 

La puerta de la oficina del Hokage se abrió de golpe, un agitado peliplata miraba desconcertado a la asustada ojiverde frente a él.

  — Sakura-chan

— Kakashi 

La miró más aliviado — Justo a la persona que quería ver

Pero la mirada desconcertada de ella lo puso nervioso.

— Eh — inmutó casi inaudible — Yo también... Te estaba buscando

— ¿A mí? ¿En la torre Hokage? ¿Frente a mi oficina? Vaya, no creo que se te haya hecho difícil

La sonrisa burlona que escondía debajo de la máscara le provocó un sonrojo similar al del color de su cabello.

  — Lo siento ¿Necesitas algo?

Y era ahora o nunca. 

Por que no era la edad, no se sentía confundida con sus sentimientos, no era el hecho de ser Hokage. Era la aprobación de su hija. Era que ya tenía una familia. Era por Sasuke. Era que él la acepte con todo lo que implicaba ser Haruno Sakura.  Pero sí él le seguía sonriendo de esa forma, si sus ojos le transmitían la seguridad que buscaba, todas sus inseguridades desaparecían. 

Y se sentía tan bien haberlo hecho. Por que ella, al fin era feliz. Al fin podía decir que tenía una familia. Por que él la amaba con sus miedos, sus inseguridades, su carácter, su hija y su pasado. Por que siempre lo había hecho y al fin, la vida lo estaba recompensando.