...Lara...POV
No se que hacer, esto se me está hiendo de las manos y no debería por que soy una de las mejores abogadas del país.
Tengo que mantener a Elena apartada del chantaje aún que a ella es a la que más le puede afectar.
Esta mañana cuando llegué a mi oficina encontré una carta de amenaza, quieren mucho dinero, aun que eso es lo de menos, yo solo quiero que mi hija este bien. Pero sé que tengo muy buenos contactos que pueden investigar, así que esperaré para hablar con un profesional, pero me da mucho miedo que me descubran y le hagan daño a mi hija.
A lo largo de la mañana contacto con un amigo que es detective para que se lleve la nota y la examine.
Hasta la una no llega a mi oficina, y en cuanto empieza a leerla en voz alta los nervios se apoderan de mi.
Cuando reciba esta carta, estará muy vigilada y si hace algún movimiento en falso, su hija lo pasará realmente mal. Sabemos cada paso que da. Solo pido setecientos mil euros. Estaremos en contacto.
Estuvimos un largo rato hablando intentando saber que relación puede tener con mi familia. Y de repente, justo antes de irse el detective, suena mi teléfono. Numero oculto. Mi corazón se pone a mil, sé que son ellos y dudo si cogerlo, pero al final descuelgo aprovechando que aun estoy acompañada.
-Hola Lara, para ser una abogada no eres tan lista- me dice con risas de fondo.
-¿Quien eres?, por favor no nos hagas nada, mi hija es lo único que tengo.- digo casi entre sollozos.
- Si no hubieras llamado a nadie no pasaría nada, pero habrá consecuencias. Y tienes algo más que tu hija en el banco.- me advierte seriamente.
-Te daré lo que quieras pero déjanos tranquilas.- le suplico.
Volveré a llamarte cuando no este ese dectivucho delante. Mientras, andate con cuidado y no olvides que estás vigilada.- dice para colgarme después.
Después de la llamada mi amigo hizo que tuviéramos protección las veinticuatro horas mi hija y yo antes de abandonar mi oficina, pero aun así no me quedare tranquila hasta que los encierren en la cárcel.
Vuelve a sonar mi teléfono y lo miro con sigilo, es Elena, pero en este momento no me veo con fuerzas para hablar con ella porque mi hija sabría que pasa algo y no quiero alarmarla. A los pocos minutos me vuelve a llamar y tengo que armarme de valor para descolgar.
-Mamá, ¿Estas bien?- dice nada mas responder.
-Si hija, tranquila, solo se me ha hecho tarde,pero en un rato estoy en casa.- intento tranquilizarla apenar de mis nervios.
-Estaba muy preocupada, comeré e iré a descansar, cuando llegues a casa avísame. Te quiero.- me cortó la llamada y yo me dispuse a recoger mis cosas y hacer tiempo en la cafetería para tomarme una tila antes de llegar para que nadie note mi estado.
Después de varias horas llego a casa y no tengo apetito para nada y es mejor que intente descansar para pensar que hacer con esta situación y no perder al tesoro mas preciado: Mi Elena. Pero en cuanto noto la soledad en mi habitación, rompo en llanto y tocan mi puerta. Maldita sea mi suerte, no podre ocultarlo demasiado tiempo, mi hija me conoce demasiado bien, así que intento darle esquinazo para que no entre y me vea llorando.
Consigo quedarme dormida por el cansancio que tenia acumulado y decido ir a la cocina para comer algo porque si sigo sin alimentarme como es debido enfermare y no puedo permitirlo, no debo dejar que esto me arruine la vida.
Supongo que Elena esta en su cuarto haciendo los deberes del instituto como cada tarde pero después de pasar varias horas sin oírla decido ir a ver como está. Toco su puerta, pero nadie responde tras ella. La abro y su habitación esta en perfecto estado, pero ella no esta y es raro porque me habría avisado si ha decidido salir.
Llamo alterada al detective para que me informe si ha notado algo extraño y saber donde esta mi hija,pero nadie me coge el teléfono. Y me descontrolo aun más sin saber a quien recurrir, miles de cosas me vienen a la cabeza. Si le ha pasado algo a mi hija yo me muero, no podre con esto sin ella.
Decido intentar contactar de nuevo con el detective, pero en ese momento la puerta se abrió y entro Elena con rapidez. Deje el móvil en mi bolsillo y no pude reprimir mis lágrimas al verla delante de mi sana y salva, me quede paralizada, mi cuerpo no reaccionaba.
Sus ojos azules al verme se oscurecieron de preocupación y simplemente se acerco muy sutilmente y me estrecho entre sus brazos, aquí es donde me olvido de todo. Silencio y el calor de su cuerpo. Mi vida. Mi hija.
Entonces ya decido reaccionar y le hablo.
-Elena, que preocupada estaba, pensaba que te había ocurrido algo.- digo dejando escapar algunas lágrimas.
-No mamá, solo fui a la playa un rato para distraerme.- me explico mientras me secaba las lágrimas.
-Debiste quedarme una nota antes de irte mi niña, no lo vuelvas a hacer por favor.- le suplico.
-De acuerdo mamá. Perdona.- se disculpó para ir a la cocina, apareciendo con una tila, porque supongo que ha notado mis nervios.
Y solo espero que no sospeche nada.
Cenamos juntas alegremente como siempre hemos estado y cuando termino de recoger oigo su dulce voz pidiendo ver una película juntas. Y es imposible negarse, porque me da igual que hacer, siempre sea a su lado disfrutando cada instante con ella.
Entre risas, decidimos ver la que ella había elegido para pasar el mejor momento del día en el sofá, donde parece ser que la tila hizo efecto y caí en los dulces brazos del sueño.
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Enfrentando la oscuridad
RomanceElena es la chica popular de su instituto la cual no nos gustaría cruzarnos en su camino. ¿Nunca os habéis encontrado con la típica persona que os humilla y os hace la vida imposible? Pues así es ella. Vive con su madre desde que era pequeña al divo...