Capítulo 23

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Poco a poco iba cogiendo soltura con el bastón y evitaba irme chocando con todo como al principio cundo regrese a casa que aunque pusiera todo de mi parte por memorizar cada zona de la casa no quería asimilar que lo que necesitaba era este bastón hasta que Danna logró dar el paso por mí que cuando llegué ese día a casa mi madre me confesó todo como lo hizo mi amiga y ella misma fue quién le dijo que ese día empezaría de nuevo el instituto para que pudiera hacer de mi ángel de la guarda como en el hospital. Mi madre adora a Danna por cada cosa que a hecho por nosotras e incluso me llamó la atención por haberla tratado tan mal en el instituto, pero por entonces estaba mucho más ciega que ahora por darle más importancia a cosas o a personas que no valían la pena.

Ellas dos son las únicas personas en mi vida y lo peor de todo es cuando se ponen ambas de acuerdo en algo no hay manera humana de evadirlas y mucho menos hacerlas cambiar de opinión. Su nuevo propósito es que acuda a clases de autoestima una vez por semana por las tardes con personas en mi misma situación, que aunque según dicen no las necesito porque me ven mucho más animada que antes, pero que podría conocer a gente nueva y que ellos si podrían necesitar mi apoyo.

En un principio me negaba rotundamente, pero como se dedicaron toda la semana a repetirlo y era prácticamente lo que oía las veinticuatro horas del día decidí animarme. La verdad es que no me apetece mucho el tener que contar lo que me sucedió a desconocidos, en eso nunca cambiaré de opinión, pero puedo aprender a sobrellevar ciertas cosas que me estén por venir y poder escuchar muchas más historias que me servirá para comprender más este estilo de vida. Lo bueno de esas clases es que aparte de conocer gente te aconsejan en todo y te recomiendan muchos trucos para dentro y fuera de casa facilitándote la rutina.

Una vez estaba duchada y vestida, lo cual hoy me tomé algo más de tiempo e incluso Lara se ofreció para hacerme un recogido con trenzas que antes me lo solía hacer mucho y me favorecía, no se porqué accedí pero me parece la única oportunidad en estos meses que debería arreglarme. Pero desgraciadamente justo cuando iba bajando las escaleras de mi casa me dio por pensar. ¿Y si en la reunión son todos invidentes? ¿Para que me estoy arreglando?. En ese momento mis ánimos calleron nuevamente hasta la suela de mis zapatos y me daba la sensación que estarían hay por lo que quedaba de día.

Danna se ofreció a acompañarme esta tarde por ser mi primer día, sabía que la necesitaba, que estaría muy nerviosa, que es algo importante para mí y sin dudarlo la tengo agarrada de mi mano abriéndome la puerta principal del edificio.

Según me a comentado mi madre, ya que me surgió la duda de si eran todos invidentes, me dijo que la sala en la que yo estaría si, pero que hay muchas salas para diferentes tipos de discapacidad y necesidades de las personas. Al menos mi esfuerzo en arreglarme no estaría en vano.

Caminamos por un largo pasillo por el que nos habían indicado que se encontraba mi sala a la que bautizaron “Visión interior”, una vez Danna la localizó tocamos la puerta y nos dieron el permiso de entrar dándonos un saludo, aunque por desgracia a mi amiga no le permitieron quedarse dentro debido a que a los demás no les agradaría teniendo que esperarme en el coche.

Pasaron unos minutos hasta que nos empezamos a presentar uno por uno diciendo nuestros nombre, nuestras aficiones y a lo que nos dedicábamos en ese momento. Después de la iniciación tendríamos que contar la situación de cada uno y como nos sentíamos con nosotros mismos, mi pesadilla. Gracias a mi suerte somos unos veinte y no nos dio tiempo ni a la mitad y como me senté de las últimas me salvé por hoy, muy bien dicho Elena, por hoy.

Cuando nos despedimos hasta la semana siguiente me dispuse a esperar que salieran todos y esperar en el pasillo a Danna ya que yo sola creo que me perdería por este laberinto. Tenía las piernas medio entumidas de llevar casi toda la tarde sentada y para colmo necesitaba ir al baño con gran urgencia, no aguantaba más, así que me puse a andar pasillo a delante y alguien debió suponer que andaba algo perdida y vino en mi auxilio.

- Buenas tardes, ¿Puedo ayudarte en algo?- me dijo una voz masculina que a mi parecer era joven.

- Buenas tardes, me serías de grandísima ayuda si me pudieras indicar donde están los baños.- dije lo más amablemente y educada que pudieron permitirme mis nervios.

- Sin ningún problema preciosa, te acompañare yo mismo si no te importa.- afirmó tomándome del brazo inmediatamente y al notar su contacto con mi piel noté un gran escalofrío en todo mi cuerpo que nunca antes había sentido, y eso solo lo interpreté de mal augurio ya que no me fío de ningún hombre en absoluto por muy caballerosos que quieran ser, siempre quieren obtener algo, eso, sin duda. El pequeño camino lo hicimos sin decir palabra alguna hasta que llegamos.

- Gracias por tu ayuda, creo que dentro ya me las apaño yo solita.- contesté bruscamente soltándome de su brazo a la vez que entraba en el baño. Pero justo antes de desaparecer dentro noté como me agarraba del brazo.

- Espera, solo una cosa. Me a encantado verte, me llamo David, espero que nos encontremos otro día por aquí.- dijo soltándome de una vez por todas para que pudiera orinar después de estar casi la hora entera aguantándome. Cuando acabé, rápidamente me lavé las manos y llamé a Danna para que pudiéramos irnos a casa con esa dulce voz en mi cabeza, que aunque me empeñe en detestar a los hombres, este me pareció hasta sexy sin ni si quiera verlo.

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Holaa! Espero que les este gustando los capítulos. Les dije que iba a subir mas seguido pero entre unas cosas y otras se me echa el tiempo encima.

Graciias a todos los que me leeis. Comentad con lo que querais y las dudas que os surgan. Votan si os gustaa!

Un beso y abrazo fuertee!

Enfrentando la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora