Capítulo 14

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Estaba muy caliente y quería que me tocara una vez ya amarrada en la silla, me sobraba la poca ropa que llevaba y esto era nuevo para mí porque nunca había practicado este estilo en el sexo pero estaba dispuesta a abrir nuevos horizontes.

Pablo se había ido otra vez dejándome allí sola aunque sabía que volvería, ningún hombre se dignaría a dejarme en este estado. No paso mucho tiempo cuando sentí unas manos rozarme el pelo desde la espalda, me giré y era él, ya sin camiseta y con los ojos dilatados por la excitación que le provocaba la situación. De mi pelo fue a mi cuello acariciándolo despacio casi sin apenas rozarme para seguir descendiendo hacia mis pecho los cuales apretó con fuerza que llegue a chillar de dolor, creí que era normal en estos casos así que deje que siguiera. Se colocó delante de mi para tener mejor visión tanto él como yo y se agachó quedando a la altura nuevamente de mis pechos que se los llevó a la boca desabrochando primero mi sujetador. Noté que ya empezaba lo bueno, yo ya estaba mojada hacía media hora y en él era bastante visible su erección, de repente oí a alguien toser haciéndose notar en la estancia.

- Ya está bien, ya te has divertido bastante, tu papel lo cumpliste a la perfección. Ahora sigamos con el plan antes de que se nos vaya de las manos. - dijo oculto aún en las sombras haciendo retroceder a Pablo unos pasos dejándome atada sola en la silla.

- Solo quería acabar el juego papá, esta perra lleva calentándome demasiado tiempo.- respondió un Pablo que ya no reconocía tanto por sus palabras como su mirada que se volvió oscura como la noche.

Cuando pude apartar mi vista de mi acompañante me centré en el hombre que se unió intentando saber quien es, pero estaba tan sumido en la oscuridad que me era muy difícil, hasta que al fin se acercó y pude ver su rostro que me era familiar. Pensé todo lo rápido que pude en donde podría haberlo visto y recordé esa mirada de odio perfectamente del día que me observaban desde la terraza.

No puedo creer que me este pasando esto, empiezo a asustarme, nadie sabe que he salido y para colmo vine con los ojos tapados. Estoy tan decepcionada que no consigo reprimir las lágrimas que resbalan por mis mejillas, me siento traicionada, utilizada como un trapo viejo y sucio.

- Pablo, ¡De que cojones va esto! Sueltame ahora mismo si no quieres verte perjudicado.- ordené mirándolo ya con desprecio, pero solo provoque risas en los dos individuos.

-;Claro Elenita, a sus ordenes- dijo Pablo en tono de burla.- En este momento no estas para mandar a nadie niñita, mantente callada por tu bien. Que pensabas, ¿que todo lo que hice fue por que sentía algo por ti?, no te equivocas, siento desprecio, asco y sobretodo ganas de venganza.

- ¿Venganza? Pero por Dios si yo no te he hecho absolutamente nada, al contrario te seguí la corriente en todo.- conteste atónitap sin saber que estaba hablando ni por que quería vengarse de mi.

- No te hagas la ingenua, sabes perfectamente de que va esto, no disimules, os avisamos y no hicisteis caso y encima no paráis de llamar al mierda de policia. Tu mamaita se arrepentirá de todo ahora, por no haber hecho su trabajo como debería hace años.- relató mientras me mantenía al margen a pesar de que ya iba entendiendo que estaba ocurriendo, todo tenía que ver con el chantaje y las amenazas que estábamos sufriendo este ultimo mes.

- Lo hemos llevado tan bien como hemos podido, no nos dejabais muchas opciones, pero lo que menos me imaginaba que tú estabas en esto hijo de la gran puta. Me las pagarás.- insulté al que pensé en un momento que era un aliado y no un enemigo, provocando que se le hincharan las venas de la cabeza y que su color pasara a rojo furia dándome un puño en la cara. Tuve que escupir, y fue en su cara manchándolo de sangre por haberme mordido la lengua.

- Estúpida, no te atrevas a volverme a insultar, a ver si así te queda claro que el que manda aquí soy yo y las que lo pagareis sois vosotras. Seguro que la zorra de Lara pensaba que haber dejado a mi padre en la cárcel durante toda mi infancia no le traería represalias, y ya lo creo que las habrá y le daré donde mas me dolió a mi. La familia, su hija del alma. A mí me destruyó la vida y yo le destruiré la suya quitándote a ti del camino, me ha costado varios años descubrir donde vivíais pero luego todo fue muy fácil gracias a tu ayuda.- confesó con tanta perversión que decidí callarme la boca y no hablar más durante un buen rato, por que claro está que no me servirá de nada lo que diga y mucho menos lo que haga.

Estaba muy dolorida, la boca me la notaba hinchada por el golpe y las muñecas resentidas por intentar aflojarlas sin resultado alguno, y ni siquiera había persona alguna que me hubiera oído después de dejarme la voz pidiendo auxilio. Después de acabar la discusión me dejaron sola al menos dos horas y aún no volvían, tenía sed, hambre y frío por haberme quedado como una estúpida antes en ropa interior por un tío que ni quería sexo.

Al parecer el cansancio dejó huella en mí y me quedé dormida hasta que me empaparon a conciencia con agua helada para despertarme y encontrarme de frente al mayor de ellos con cara de satisfacción por mis tiritones. Una vez acabó de reírse cuando traté nuevamente de escaparme, sacó de su bolsillo un teléfono móvil y se dispuso a marcar teniendo inmediatamente respuesta desde la otra línea. Logré oír sollozos que quedaban anulados por las carcajadas del desgraciado. Mi alma se me vino a los pies al escuchar la voz de mi madre al otro lado chillando mi nombre.

Enfrentando la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora