Capítulo 10

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...Elena...POV

Nada más bajar saludo a mi madre para saber si se encuentra bien, esa cara que trae cada día por mucho trabajo que hubiera tenido no es normal.

- ¿Te encuentras bien? No tienes buen aspecto.- me acerque preocupada.

- Es de estar muchas horas en la oficina entre papeles. Ahora que estoy en casa mejorara.-me dedicó una sonrisa.- ¿Y tú? ¿Que tal la tarde con Iris?- me pregunto con entusiasmo.

- ¡Muy bien! Con ella siempre hacemos cosas de chicas y me habla de como le va con su novio. Cuando nos llamaste, mi móvil no tenia señal, y acababa de bajar a la cocina a tomar un vaso de agua. Pero la tarde a ido genial, tendré que repetirlo mas a menudo- mentí con profesionalidad puesto que lo hago muy a menudo y me cree en todo. Sé que esta mal, pero no me queda otra.

- Me alegro hija, bueno voy a desvestirme y bajaré a hacer un salteado de verduras para la cena.- terminó de decir mientras se quitaba la chaqueta subiendo las escaleras.

La cena transcurrió muy bien, conseguía que Lara sonriera, pero se fue a descansar muy pronto y me quedé sola en el salón viendo la televisión.

No me gustaba nada de lo que había en los canales así que preferí apagarla, pero como aun no quería irme a dormir subí a la habitación y me puse mi traje de baño para nadar un rato en la piscina.

Las noches en la piscina son lo mas relajante para mí, todo en absoluto silencio, sin luces, excepto la de la luna y las estrellas.

Cuando me noto los dedos remollecidos de estar ahí varias horas, salgo para secarme e irme directamente a la cama.

A la mañana siguiente llego a clase un poco tarde porque anoche se me olvidó poner el despertador y se me han quedado las sabanas pegadas.

Toco la puerta del aula con sutileza, el profesor me permite entrar, no sin antes echarme un rapapolvo y una mirada de arriba a abajo, busco con un vistazo mi pupitre y lo encuentro gracias a Pablo que me espera con una sonrisa.

La mañana pasa monótona y en el descanso busco a Iris para contarle lo de Pablo, como le prometí ayer.

- Te estaba buscando, ¿Que haces aquí tan sola?- le pregunto sentándome con ella en la cafetería.

- Acabo de llegar. Te estaba esperando.- titubea algo nerviosa.

- ¿Que pasa? Estas nerviosa Iris, te conozco y te comportas raro. Dime ahora mismo que te ocurre.- le impuse preocupada, porque ella es como una hermana para mí.

- Nada de verdad, no me pasa nada, solo quiero que me cuentes donde anduviste ayer.- intentó convencerme esbozando una sonrisa que hacían ver sus hoyuelos.

- Si te creyera te lo contaría, pero como no, dejemos ese tema para otro momento del día. No pienso dejarte en paz hasta que no me lo cuentes- le insistí de nuevo para que soltara prenda.

- Vale, pero con una condición. Déjame resolverlo sola, esto solo me concierne a mi. Se trata de Sergio. Últimamente se comporta muy agresivo conmigo, quiero dejarlo pero me da demasiado miedo que reaccione mal.- me contó muy afectada.

- Ese tipo no se atreverá a hacerte nada mientras que yo viva, soy capaz de cortarle los huevos si intenta hacerte algo.- dije seriamente porque a ella ningún estúpida musculitos podrá hacerle daño.

- Es que... Ayer...antes de llamarte vino a verme a casa borracho, intenté tranquilizarlo, pero él solo se centraba en intentar desnudarme. Me apretó el brazo tanto en el intento, que me dejó el brazo morado con la marca de sus dedos- sollozó enseñándome su antebrazo izquierdo.

Me hirvió tanto la sangre por la furia de lo que acababa de ver que no pude hacer otra cosa que salir corriendo a por ese desgraciado y rendirle cuentas de lo que le ha hecho a mi amiga.

Recorro todo el instituto como alma que lleva el diablo sin apenas centrame en respirar, hasta que al fin en el campo de fútbol lo encuentro.

Sin pensármelo dos veces me abalanzé sobre su espalda clavándole las uñas en el cuello, él sin saber quién era intentó zafarse de mí hasta que caí al suelo. Vi la escena borrosa por el golpe que me di en la cabeza pero pude observar como ese troglodita se disponía a darme un puñetazo cuando Pablo lo derrumbó de una patada en el estomago. Al aparecer el moreno los compañeros de juego del idiota de Sergio los separaron para que el incidente no fuera a mayores. A partir de ahí no recuerdo nada, más bien no se que pasó porque desperté en la enfermería.

Cuando abrí los ojos estaba muy confundida, me dolía mucho la cabeza, me toqué la nuca y noté un vendaje que me cubrí la parte trasera de la cabeza. En ese momento llegó Iris con los ojos hinchados de la tremenda llorera que tenía.

- Te dije que no hicieras nada Elena, es un maldito bruto que no mide su fuerza. Le dan igual las mujeres.- me recriminó aun llorando, pero se que esto no ha acabado aquí, al menos por mi parte.

- ¡No Iris! Esto no podía seguir así, no te preocupes por mí, yo estoy bien y creeme que ese nos la pagará a las dos. Por cierto, ¿Sabes que ha pasado con Pablo?- pregunté conforme me acorde que rizitos se lanzó a ayudarme sin importarle que su contrincante fuera el doble que él.

- Pues creo que está bien, cuando yo llegue sangraba por la nariz y se lo llevaban a dirección. A partir de ahí no se nada más.- me dijo algo más tranquila.

Pasó una media hora hasta que llegó la enfermera y me examinó de nuevo. Escribió un parte con lo sucedido y me advirtió que guardara reposo si quería irme a mi casa. Accedí a sus indicaciones para ir hasta mi coche, pero esta vez como copiloto, porque Iris se negó rotundamente a que condujera en mi estado.

Enfrentando la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora