Capítulo 9

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Lara...POV

Llevo desde que me llegó esa nota en estado de nerviosismo constante, de inquietud, sin poder pegar ojo por miedo a que entren en mi casa y destruyan lo que con tanto empeño he conseguido a lo largo de los años, excepto la noche que dormí en el salón con Elena.

Por la mañana me desperté desorientada, pero después me acorde que me quede dormida viendo la película anoche y por lo que se ve mi hija me colocó una manta y se fue a su habitación para no despertarme. Que haría yo sin ella...

Dejo el salón tal y como está puesto que no me puedo entretener mucho por que nuevamente llego tarde, menos mal que es mi propio negocio sino ya estaría patitas en la calle. Voy a la cocina para hacerme unas tostadas de mantequilla y mermelada de fresa con un café con hielo para espabilarme e ir lúcida a la oficina. Saco unos pasteles que mande a comprar a Carmen para que cuando Elena se despierte desayune con ellos, así que cuando acabé le escribo una nota para decirle que he salido a trabajar y lo que le he quedado para desayunar.

Salgo a la calle como si tuviera ochenta ojos y todos puestos en cada esquina, ya no me fío de nadie, más sabiendo que nos vigilan. Después de no haber visto nada extraño me monto en el coche y pongo rumbo a mi oficina.

Cuando entro saludo como cada mañana al recepcionista y al de seguridad antes de subir en el ascensor para llegar a mi planta, abre sus puertas y me encuentro con mi secretaria dispuesta a empezar con la rutina.

Una vez repasado los planes de hoy entro en el despacho con sigilo pero alerta y lo repaso todo para ver si cada cosa esta en orden, me quedo tranquila porque todo está en su sitio y de momento no ha sucedido nada raro.

Asisto con mi ayudante a varios casos que por fortuna nos están resultando fáciles, con pruebas contundentes mis clientes quedarán en libertad nada mas celebrarse el juicio.

Es casi la hora de comer y solo me queda organizar las cosas para esta tarde que también me toca venir a organizar todo para un juicio que tengo dentro de unos días, entonces me suena el móvil.

- Hola mamá. ¿Que tal todo?- inició la llamada muy alegre.

- Bien hija ultimando algunas cosas. Aun es temprano para comer, ¿pasa algo?.- digo algo extrañada por que solo son la una.

- No mamá solo te llamaba para decirte que llegaré tarde a comer, no te preocupes es que me he entretenido con Iris aquí en su casa y parece que va para rato. ¿No te importa comer sola hoy no?- me preguntó como una bala, seguro que estarán tramando de las suyas pero al menos esta protegida y segura con Iris.

- Esta bien cariño, pásalo bien con tu amiga, no te preocupes y pasa el tiempo que necesites con ella. Yo estaré bien. Te quiero- contenta colgé el teléfono, como ya no tengo que pasar por casa lo dejo todo tal cual y voy a una tienda de enfrente a comprarme una ensalada y me la comeré tranquilamente en la cafetería charlando con algunos compañeros para que así se pase el tiempo volando para volver con el papeleo.

Ya habiendo acabado de comer vuelvo confiada debido a que la mañana esta avanzando sin problemas, me acomodo en mi silla y empiezo a leer uno de los informes cuando mi secretaria me avisa por el teléfono que me acaba de llegar un paquete, esta tarde esperaba que me llegaran más pruebas para el juicio, así que le digo que me los traiga al despacho de inmediato. Teniéndolo ya en mis manos lo abro para unirlo a lo que ya tengo, pero para mi asombro, no son las pruebas.

De nuevo me corroen los nervios, me extrañaba que los desgraciados no dieran señales de vida. Tengo la caja frente a mi, me he quedado paralizada viendo la rosa negra que hay en su interior, no puedo moverme,ni hablar, ni gesticular, estoy en trance. Pasados unos minutos reacciono y con un pañuelo como me dijo el detective cojo la rosa descubriendo que debajo hay una nueva nota, opto por dejar de nuevo la flor en la caja y llamar al detective.

Espere unos segundos sentada en mi silla para pensar en algo. La otra vez que contacté con el detective, descubrieron que lo hice así que lo mas probable es que me estén vigilando y me hayan pinchado el teléfono.

Cogí una hoja de papel en blanco y le escribí a mi secretaría que fuera a mi baño privado sin que nadie la viera que allí la esperaría.

Pasé sonriente por su mesa y se la puse delante del ordenador provocando curiosidad en su mirada, luego entré en el baño a esperar, aunque no me dio tiempo ni a refrescarme la cara cuando mi secretaria estaba ya dentro con preocupación en su semblante. No me ande con rodeos y fui directa al grano.

- Escuchame Claudia, necesito que me ayudes, pero no puedo contarte de que va todo esto, solo confía en mi. ¿Vale?-se lo comunique tan rápido que ella solo se limito a asentir con un leve movimiento de cabeza. - Por favor, préstame tu teléfono, tengo que hacer una llamada muy importante y desde el mio no puedo realizarla.- le pedí seriamente.

- Claro Lara, no tienes por qué darme explicaciones, solo tenías que pedirmelo y te lo hubiera dejado sin problemas.- dijo mi secretaria amablemente.

- Gracias, y por último te pido que no cuentes nada a nadie, y cuando salgas actúa normal. Te dejare el móvil en mi despacho cuando acabe.- la informé mientras que cruzaba la puerta que daba al inodoro.

Esperé a que ella saliera y tener la certeza de que estaba sola para al fin contactar con el detective. Sonaron varios tonos y al fin tuve respuesta al otro lado del aparato.

- Detective Carvajal al habla, ¿En que puedo ayudarle?- dijo nada mas contestar.

- Miguel, soy Lara, ¿Te acuerdas de mi?- pregunté rápidamente para no malgastar ni un segundo.

- Si, si, claro que me acuerdo, pero este no es tu numero. ¿Ha pasado algo Lara?- afirmó nervioso.

- Me ha llegado un paquete, contiene una rosa negra y una nota, pero he preferido no tocar nada hasta que no estuvieras tu delante.-informé con lujo de detalles.

- De acuerdo, ahora mismo me acerco a verte- Miguel iba a colgarme pero lo interrumpí antes de que lo hiciera.

- ¡Esperaa! No cuelgues, no vamos a encontrarnos en mi despacho, me vigilan y no quiero que las amenazas se hagan realidad. Vaya al estudio de tatuaje que hay en esta misma calle, me encontrare contigo ahí y llevare las cosas.- habiendo quedado las cosas claras colgé y volví a mi zona de trabajo.

A la media hora de la llamada me presenté en frente del mostrador esperando al tatuador. Cuando llegó me preguntó que si era Lara, yo solo asentí y me condujo a una sala donde supuse que era un lugar de descanso por la cantidad de sillones que tenía. En uno de ellos se encontraba Miguel, suspire aliviada al verlo y reconocer que es la única persona que sabe todo lo que esta ocurriendo ahora en mi vida.

Nos saludamos y cuando el tatuador abandonó la sala me dispuse a enseñarle la caja. Él se puso unos guantes de látex y cogió con sumo cuidado la rosa mirándola bien, no parecía tener nada raro excepto su color negro. Después saco la nota que antes no me atreví a leer y la abrió para leerla para si mismo, seguido de eso giró la nota hacia donde yo estaba para que pudiera leerla yo también.

El juego a empezado, no tienes marcha atrás. Tu hija esta avisada al igual que tú, si haces lo que no debes lo que pase será solo culpa tuya.

Enfrentando la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora