Capitulo 1-Parte II

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Debo admitir que los violadores me producen muchísimo miedo y no tengo ganas de hacer nuevos amigos, <Adiós labial> Lo dejo en el suelo y reanudo mi marcha algo más rápido. Llegando a la última esquina tropiezo con las baldosas y mientras me incorporo diviso con el rabillo del ojo al encapuchado. Al parecer es muy amigable ya que se ha acercado demasiado y se encuentra a dos metros por detrás de mí. Ahora sí que estoy asustada y decido mandar al demonio toda la tranquilidad echándome a correr como un torbellino hacia mi calle, llevo por delante un cubo de basura pero sigo corriendo sintiéndome perseguida por el mismísimo diablo. Cuando llego a mi puerta recuerdo que tengo que buscar las llaves en el infinito fondo de mi bolso. Desesperada lo abro y destruyo el cierre <rayos> me reprendo a mi misma por ser tan desordenada. Para cuando encuentro las llaves y las incrusto en la cerradura, mi fiel amigo se encuentra parado a 3 metros, observándome maliciosamente con unos ojos oscuros en los que no se distinguen pupilas, solo vacio.

Aterrorizada giro la llave y atravieso el umbral a las carreras, cerrando tras de mí la puerta. Me apoyo de espaldas  en ella y me dejo deslizar hacia el suelo. Suspiro recobrando el aliento y miro por la venta hacia la calle. Nada. ¿Dónde diablos se ha metido mi perseguidor? o ¿estaré volviéndome loca? Ya es la segunda vez que me parece que alguien misterioso me espía.

Me convenzo de que todo se debe al shock emocional por la muerte de Derek y subo a ducharme. Entro en mi habitación y veo mi cama desarreglada, la ropa tirada por todo el suelo. Ya es hora de ordenar un poco este caos pero lo haré luego de que el agua caliente me reconforte.

Me quito la ropa mojada y reviso mi móvil mientras dejo correr el agua. Cinco llamadas pérdidas de Alexia. Me atrevo a llamarla por mas tarde que sea, no hablaba con mi mejor amiga desde lo de Derek, yo se que ella no me ha llamado por respeto, es la única que comprende que quiero estar sola.

Marco su número, que me sé de memoria, y espero escuchando los tonos.

-¡APRIL! Gracias a Dios niña, pensé que nunca me atenderías, te extraño, y mucho.-Una sensación de familiaridad y alivio me recorre, me agrada muchísimo escuchar la voz de mi amiga.

-Alex, yo también te extraño pero no salí de debajo de las mantas hasta hoy.

-Me alegra escuchar eso, y aunque sé que no quieres hablar del tema, yo lo siento mucho por Derek, me resultaba tan simpático...-Una lágrima corre por mi mejilla pero la seco rápido con el dorso de la mano. Alex interpreta mi silencio correctamente y cambia de tema-¡Oye chica! Espero verte aquí el próximo viernes, por si las mantas te han aplastado el cerebro y no lo recuerdas es mi cumpleaños y quiero que salgas un poco.

-Mi cerebro sigue estando perfectamente- miento recordando al encapuchado- Ahí estaré Alexia, ahora colgaré antes de que el baño se me inunde, nos vemos en el instituto, adiós.

-arriverderci-  Dice alegremente para luego colgar.

Entro en la ducha y el agua caliente poco a poco ablanda mis músculos agarrotados, calienta mi piel, me tranquilizo.

Termino mi ducha, acomodo mi cuarto sin mucha emoción y me dirijo a preparar la cena. Mis padres pronto volverán de trabajar. ¿Dónde está Josefine? Vuelvo a revisar mi móvil y si, allí está el mensaje de mi hermana diciéndome que llegará tarde.

Bajo la escaleras y veo mi bolso sobre la mesa, los recuerdos vienen volando a  mi mente porque inconscientemente mi cabeza se formula la misma pregunta una y otra vez. Mi perseguidor, al que voy a llamar X de ahora en más, ¿es real?, empiezo a buscar algo con lo que comprobarlo y mi vista se dirige hacia el bolso una vez más. El cierre sigue roto, lo que significa que mi desesperación por entrar si se había producido. Solo queda una cosa más que puede verificar mis suposiciones. El labial. Si yo abriera mi cartera y no lo encontrara ahí significaría que todo es real.

Me acerco a la mesa lentamente pero mi ansiedad por descubrir la verdad puede conmigo y comienzo a buscar el labial frenéticamente rezando por encontrarlo. La cantidad de cosas es tal que decido dar vuelta el bolso y volcar todo su contenido sobre la mesa para buscar mejor. Luego de revisar hasta la última de mis pertenencias, constato que toda la persecución de X ha sido real. El labial ha desaparecido, y una parte de mi cerebro, la más inconsciente, se lamenta porque era mi favorito, la otra parte, la inteligente, trata de tranquilizarme porque pronto mis padres llegarán y se asustarán mucho si me ven entrar en shock de nuevo.

Corro al baño, enjuago mi cara y sonrío al espejo, luzco bastante bien y soy buena ocultando mis sentimientos por lo que nadie sospechará nada. Mis ojos verdes lucen un poco cansados pero lo puedo atribuir a la falta de sueño, y la palidez no se notará si prendo pocas luces en el comedor.

Preparo la mesa y cuando estoy colocando el último vaso, el picaporte de la puerta comienza a girar y al abrirse ésta, entran charlando alegremente mi padre, mi madre y mi pequeña hermana.

Me saludan y yo sonrío como si nada estuviera sucediéndome. Cenamos tranquilamente, conversando sobre nuestro día, yo relato el mío inexpresivamente salteándome la parte que incluye a mi amigo X.

Por décima vez subo las escaleras dirigiéndome a mi habitación, cepillo mis dientes y me enfundo el pijama. Preparo mi mochila para otro maldito lunes de instituto y me acurruco en mi cama. Ya falta poco para el bendito verano y el ambiente es cálido. Por más sofocante que me resulte necesito taparme hasta la frente porque aunque parezca idiota, mi retorcida conciencia se siente protegida bajo las mantas. Desde pequeña pienso que el edredón puede protegerme de cualquier cosa. Muy estúpido, lo sé. 

No recuerdo el momento en que las lágrimas por Derek cesaron, quizás me dormí inmediatamente o quizá no.

Esta es la primera noche que sueño con unos ojos negros, tienen un brillo malicioso y parecen infinitos, como estar mirando un pozo sin fondo en medio de una noche oscura sin luna ni estrellas. Se asoman por encima de mi ventana, la que da al balcón. No hacen otra cosa más que espiarme, observarme y eso me molesta, me aterroriza.

Para cuando despierto en medio de la noche estoy cubierta por un sudor frío y mis mantas se encuentran en el piso, probablemente las he pateado durante las pesadillas. Solo para asegurarme de que es un sueño miro directamente a la ventana. Como es de esperar, no hay nada.

Vuelvo a sumirme en un sueño incómodo, pero logro llegar a la mañana siguiente sin nuevas pesadillas. Despierto antes de que mi viejo despertador suene. Supongo que me creerás anticuada por usar un despertador, las personas normales usan su móvil y programan una alarma pero no logro explicar lo atraída que me siento hacia mi reloj despertador, que es de un bonito color rojo y en su interior tiene grabadas las iniciales de mi nombre "A B" en dorado, seguramente gracias a la mano maestra de mi abuelo, que en su juventud ha sido relojero.

Me siento en la cama y encojo mis piernas cuando mis pies tocan el suelo helado, piso con cuidado hasta que me acostumbro a la temperatura y me dirijo hacia el espejo de cuerpo entero que hay en una de las paredes pintada de verde agua. Mi pelo es un revoltijo, como siempre. Ni siquiera me acerco al peine, lo odio desde pequeña. Ordeno el rebelde cabello en una trenza francesa y la ato con una cinta azul que encuentro por ahí, me cambio para ir a la cárcel, perdón, el bonito instituto. Me enfundo unos jeans desteñidos, unas converse azules desvencijadas y una remera corta de color blanco que se ata por delante.

Tomo un buen desayuno y estoy a punto de salir cuando mi canción favorita de Avril Lavigne comienza a sonar en mi móvil, atiendo la llamada.

-¡Tenemos una emergencia!-Dice la voz de Alex.


The stalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora