Capitulo 7-Parte II

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  • Dedicado a Valentina Ferreyra
                                    

Me volteo sobresaltada para encontrarme a Victorio apoyado de lado contra una de las amarillentas paredes. Tiene una mirada de diversión en su rostro, no parece molesto por tener a una entrometida en su propia casa. También me extraña el timbre de su voz, es como ronca, hasta podría decirse forzada, bueno, alucino otra vez.

-Estaba buscando el lavabo, lo siento-me disculpo.

-Por aquí, segunda puerta a la derecha-me explica señalando en dirección contraria.

No le contesto y paso frente a él que me sigue observando con una mueca divertida, no llega a ser burlona pero les aseguro que se la está pasando muy bien.

Por fin, y gracias a Dios, llego al endemoniado lavabo. El muchacho alto me indicó donde estaban las toallas y luego cerró la puerta tras de sí.

Me quedo con la vista perdida en los cerámicos blancos que rodean las cuatro paredes del baño mas impecable que he visto nunca, lo cual es sorprendente porque podría haber esperado cualquier cosa sabiendo que allí vivían dos adolescentes varones. También me agarra un poco de curiosidad sobre eso, ¿Por qué Tess y Vicco vivirían solos?

Tomo una ducha rápida, y al salir hago lo que puedo con la desgastada imagen que me devuelve un cuadrado espejo. Me calzo una remera azul y un short blanco de Alex, podría decirse que somos de la misma talla solo que ella mide unos cuantos centímetros menos que yo. La adoro.

Salgo del baño persiguiendo el olor a tostadas recién hechas y la imagen que tengo frente a mi me saca una sonrisa. Victorio charla animadamente con Alexia, hasta puedo jurar que coquetean un poco. Por otro lado, Tess está sentado tomando un rápido desayuno y lanza pequeños cereales a Vicco que los aparta sin prestarle atención.

Apenas nota mi presencia, el francotirador de cereales me dirige toda su atención.

-Buenos días-digo dirigiéndome a nadie en particular y luego me siento junto a Tess.

-He olvidado preguntártelo ¿Cómo has dormido?-me interroga.

-Es la primera vez en semanas que duermo tan bien-confieso.

-Eso es gracias a mi cama-aclara señalándose el pecho con un dedo pulgar.

-No seas presumido-replico golpeándolo suavemente en el hombro.

Pero cuando voy a retirar mi mano de su fibroso brazo él la retiene con una de las suyas. Su mirada ha cambiado, ahora es todo seriedad.

-Me pegué un gran susto anoche, April.

¿Por qué mi nombre sonaba tan bien si lo pronunciaban sus labios? ¿Por qué mi mano encajaba perfectamente en la suya? ¿Por qué lo estoy mirando como una idiota y no le respondo? ¡Eh, alguien aquí debe reaccionar!

-Yo también-murmuro luego de una pausa.

-No vuelvas a hacerme algo así-suplica-nunca.

-Es la segunda promesa que tengo que hacerte en lo que va de la semana, ¿Nuestra relación se va a basar en ellas?-le interrogo apuntándole al pecho con un dedo.

-Oye, me gusta cómo suena eso, ‘Nuestra relación’-utiliza sus dedos para dibujar las comillas en el aire. Y yo solo sacudo la cabeza porque no tiene caso contradecirlo, a mí también me gusta como ha sonado.

-Vámonos ya, chicos-Dice Vicco golpeando a su amigo en la nuca.

Guardo unas cuantas tostadas porque con tanta charla no he comido nada y luego entramos a presión en el ascensor de edificio. Me pregunto cómo han hecho mis compañeros para subirme, inconsciente, hasta el piso número siete. Y la duda me carcome el cerebro así que se lo pregunto.

-¿Cómo pudieron subirme hasta el apartamento?

-Muy fácil, nos escabullimos del portero y después te cargue todo el trayecto en elevador-dice Teseo. Y otra vez esa manifestación de completa calma en su tono. Lo envidio.

Cuando llegamos a la planta baja nos dirigimos al hall del edificio. Yo no soy muy observadora, tengo que reconocerlo, pero admito que todo el lugar es muy moderno, esta pulcramente decorado, hay cuadros aquí y allá. Algunos sillones negros y un gran televisor flanquean la entrada. En un costado, detrás de un mostrador, el conserje está de pie y lleva un saco de tweed junto con un esmerado bigote gris. Demasiada elegancia.

Bajamos una escalerilla pequeña que nos lleva directo al garaje que comparten todos los ocupantes del edificio y quedamos de frente a una docena de coches lujosos. Van desde los rojos intensos hasta los amarillos brillantes. Como es de esperar no reconozco la marca de ninguno pero que son costosos, lo son, no hay duda.

Alex abre un poco sus ojos cuando Tess aprieta el mando a distancia y el centello de unas luces le responden. Ya había visto ese coche, pero pensaba que era de Victorio. Ahora que lo medito recuerdo como Teseo le daba las llaves a su amigo.

Luego de subirnos al lujoso Lamborghini Gallardo que atesoraban los muchachos en el garaje, pasamos a recoger mis cosas y nos dirigimos hacia el instituto. Ahora saben la marca del auto pero agradézcanselo a Alex que me lo murmuro de pasada y muy sorprendida. De camino, mi cabeza cavila a una velocidad asombrosa y no quiero imaginarme de dónde habrá sacado el castaño tanto dinero como para permitirse ese automóvil tan costoso y un departamento para ellos dos solos.

Entro en clase de historia con Tess, Vicco y Alex. Nos buscamos unos pupitres del fondo y los chicos se sientan detrás de nosotras. Victorio lleva molestando a mi amiga desde que bajamos del coche y les aseguro que Alexia está encantada con ello.

Con tanta prisa al buscar mis cosas he olvidado mis útiles escolares y necesito una birome con urgencia, podría interrumpir la peleíta de la rubia y Victorio pero no quiero estropeárselo a mi amiga así que giro hacia Tess que está tomando nota con una caligrafía de trazos desgarbados.

Levanta la vista y me interroga con sus cejas.

-¿Tienes una birome para prestarme?

-Claro, seguro hay alguna ahí dentro-dice entregándome una gorda cartuchera provista de varias chucherías que seguramente nunca le servirían en el instituto.

-Teseo, ¿Esto es una cuchara?- hago una mueca de confusión.

-Claro que si, uno nunca sabe cuándo puede hacer falta-su rostro es todo seriedad pero esconde una pequeña sonrisa.

Me rio bajito porque nuestra profesora nos echará la bronca si seguimos sin prestar atención a su clase.

Y es entonces cuando lo veo.

Pequeño, delgado y alargado, de ese color rosado brillante que tanto añoraba.

Siento que la cartuchera de Teseo comienza a pesarme una tonelada, porque desde allí, justo por uno de los extremos del cierre, asoma lo que indudablemente es mi labial. Mi labial extraviado. El que había dado por perdido el día de mi persecución. Y el único que pudo haberlo cogido es X.

NOTA: Les dejo la foto del Lamborghini Gallardo de Tess adjunta en la parte de abajo.

The stalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora