Capítulo 15- Parte II

1.1K 74 7
                                    

Irrumpo en la habitación con el rostro descompuesto y me dirijo de inmediato hacia Teseo, que duerme con la boca abierta y la cabeza recostada contra el respaldar del sillón de la habitación. Sin importarme un comino, introduzco mi mano en uno de los bolsillos delanteros del chico, que se despierta de un salto. Estoy invadiendo su espacio personal y me encuentro a dos centímetro de su cara pero por primera vez el cosquilleo en mi estómago se convierte en un sentimiento secundario. Él me mira con una incomprensión inmensa mientras yo pongo los ojos en blanco y con dos dedos incrustados hasta el fondo del bolsillo logro alcanzar el papel. 

-¿April que demonios sucede?-En su desconcierto, no puede actuar muy deprisa y para cuando me toma de la muñeca ya he desdoblado el papel y lo estoy leyendo.

"Esto es una advertencia. Sigue jugando a los noviecitos y dejará de serlo."

De un momento a otro, la sangre se congela en mis venas y el oxígeno parece haberse vuelto espeso, es difícil inspirar. El papel se escapa de mis manos y luego se desliza con suavidad hasta posarse inocentemente en el piso, como si se tratara de una tierna tarjeta de felicitaciones. Victorio se incorpora en su cama con un ojo medio abierto y el otro medio cerrado y me mira expectante. Por su parte, Teseo levanta el papel y hace ademán de abollarlo en sus manos pero lo detengo con un grito.

-¡NO!- El chico se queda perplejo con los dedos doblados a mitad de camino- Es una prueba, no podemos destruirla.-explico  volviendo a mi volumen de voz normal. Tomo el papel de sus manos y lo doblo con cuidado. Tomo mi bolso que cuelga del respaldo de la silla y salgo de la habitación bajo la mirada incrédula de mis compañeros.

-Que te mejores pronto-murmuro en dirección a Victorio antes de traspasar el umbral. La cabeza me va a mil kilómetros por hora. "¿Noviecitos?"El mensaje solo puede hacer referencia a una persona: Teseo. Y tengo que hacer algo al respecto con esa amenaza. La furia crece dentro de mi interior y quema con agudas lengüetadas de fuego. ¿Una advertencia con respecto a qué? ¿Acaso esta persona está insinuando que lastimará a mis amigos si no hago lo que me pide? Y lo extraño de la situación es que no me asusta, me da rabia. Ha notado que dedicarme paredes escritas no hacen más que sacar lo peor de mí y entonces  se ha dirigido hacia algo que sí que me produce algo más que fastidio, una amenaza con la que podría doblegarme muy fácilmente. Las personas que amo, ese es, como el de muchos, mi punto débil, el hueco en mi no tan sólida armadura. 

Me gustaría gritarle a este alguien invisible que ya se ha llevado a una de mis personas más importantes y que no permitiré que lo haga de nuevo, con ninguna, pero las personas a mi alrededor ya me miran lo suficientemente extrañadas mientras salgo del hospital como para que me ponga a gritarle a las paredes.

 Tengo que tomarme más en serio la investigación y tengo que hacerlo de inmediato.

Unas pisadas rápidas me hacen voltear y veo a Teseo corriendo detrás de mí. Cuando me detengo, él hace lo mismo y se queda plantado de pie en frente mío, con la cara desencajada por la angustia. Lo miro por un momento mientras entiendo que está adivinando lo que estoy pensando. Nuestros ojos no podrían apartarse los unos de los otros en este momento, por lo que los cierro para hacerlo un poco menos doloroso y dejo que interprete lo que se avecina. El corazón se me desboca con solo pensar en lo que tengo que hacer a continuación. Tengo que sacarlo de mi vida. Por lo menos hasta que el enfermo de X esté tras las rejas de algún remoto manicomio y me asegure de que nunca más vuelva a parecer en nuestras vidas.

-April-suplica Teseo. Tengo que apretar los parpados para evitar la tentación de mirarlo porque si lo miro no podré decir lo que tengo que decir.

The stalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora