CAPITULO 13: Mi creativa imaginación

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  "Even though I know that it's true, I can't say I'm in love."-R5

Cierro la puerta del Lamborghini de Tess y es como si todo el ruido de afuera, ese tornado de problemas y los gritos de personas sin importancia, desapareciera de repente. Una puerta cerrada hacia el mundo exterior, que me encierra en un ambiente de calma que me atrae demasiado y en el que me gustaría quedarme para siempre.

Teseo maneja relajado mientras me enumera todas las cosas que hay que comprar en el supermercado antes de dirigirnos al departamento. Y como me he quedado mirando las gesticulaciones de sus labios ya no recuerdo ninguno de los artículos de su lista oral.
Bajamos y corremos hacia las puertas iluminadas del supermercado que, en la noche cerrada que se cierne sobre nosotros, parecen llamarnos a gritos prometiendo calor y refugio. Al llegar a la entrada, la lluvia apenas ha salpicado nuestros cabellos dejando una fina capa de micro gotitas de agua en nuestras cabezas.
El súper se encuentra lo bastante vacío como para que paseemos a nuestras anchas por cada pasillo. En realidad no sé porqué reacciono de esa manera tan infantil, pero cuando Teseo me reta a subirme al carrito de súper no tardo ni tres segundos en aceptar el ridículo reto. Así que aquí estamos, recorriendo las góndolas. Mis pies encaramados al caño inferior del carro que conecta las dos ruedas de atrás, mientras que Teseo me impulsa hacia delante con las manos apoyadas a ambos lados de las mías.
Al mismo tiempo en que recojo artículos y los voy arrojando al interior del carro, nos engullimos en una conversación insignificante. De esas conversaciones en las que la confianza sobra y los inconvenientes parecen no existir. Y por más que mañana parecerá que no recordamos absolutamente nada de lo que hemos dicho hoy, dentro de unos días sacaré el tema a colación y él sonreirá porque sé que me escucha como nadie más lo hace y recuerda cada palabra que le dedico.
Las ruedas del carro surcan los impecables cerámicos blancos del piso y nuestras palabras se pierden hacia arriba llegando a los estantes más altos hasta hacerse inaudibles. Soy consciente de lo cerca que se encuentra Tess de mi espalda, del calor que irradia su cuerpo envuelto en la campera impermeable azul que tan bien le queda.
A veces, tengo que agarrar con más fuerza el carro porque mis manos quieren moverse de lugar y posarse sobre las suyas o me esfuerzo en mantener un ritmo de respiración normal cada vez que su aliento llega muy cerca de mi cuello. Y aunque las reacciones de mi cuerpo frente a este sujeto sean tan extremas sigo sin comprenderlas del todo.
Si algo sé acerca de mi misma es lo mucho que detesto los sentimientos confusos y las personas poco directas. Por eso, a pesar de sentirme en las nubes en este momento, también estoy frustrada, muy frustrada. Por no comprenderme, ni comprenderlo a él tampoco.
Cuando lo tengo así de cerca y cuando me habla de esa forma tan confidencial no puedo evitar pensar que no somos amigos, que hemos subido de escalón.
Pero allí va él a escupir algunas palabras y todo se derrumba. El progreso deja de existir y todo parece haber sido obra de mi creativa imaginación.
Y no me sorprende. Porque luego de tantos años de enamoramientos falsos y obsesiones escandalosas, he aprendido a no confiar. Ni siquiera en mis propios sentimientos.
Inventarme personalidades y atribuírselas a determinadas personas ha sido el peor y el más repetido error que he cometido en mi corta existencia. Y es que la perfección es una utopía magnífica difícil de resistir. Que duele cuando la burbuja de imaginación que la rodea explota frente a la filosa realidad. Esa realidad que corta más profundo que cualquier cuchillo y que se hunde más profundo que cualquier daga.
Por eso, aunque sea verdad, no puedo decir que estoy enamorada. He fallado en el amor tantas veces y he errado en él unas mil más. He inventado tantas relaciones y he arruinado unas mil más. He sentido tantas emociones y he imaginado unas mil más.
Y es entonces cuando el terror se apodera de mí. La fría expectación que ha estado aguardando en el rincón más oscuro de mi inconsciente, que espera con acostumbrada malicia a que descubra al auténtico Teseo. No a la persona maravillosa y perfecta que me digo que es, sino al verdadero, su lado oscuro que tarde o temprano saldrá a relucir como sucede con cada uno de nosotros. Porque yo sé que ustedes lo saben. Los seres humanos tenemos la capacidad de aparentar cualquier tipo de carácter, personalidad, moral, valores. Pero detrás de todo eso, está quién realmente somos y es nuestra elección mostrar nuestra verdadera esencia, o está en el destino destaparnos y dejarnos desnudos frente a los demás tal cual nos componemos.

Entiendan que las personas no cambiamos, ni con el tiempo, ni con las situaciones, ni con otras personas, sino que demostramos ser quien realmente somos, nos cansamos de aparentar y dejamos salir a relucir las características más puras de nuestro ser.
Me gusta pensar que los fragmentos que nos componen son de diferentes colores y tonalidades. Aquellos más trasparentes y claros son los que no tenemos miedo de mostrar, o los que menos nos avergüenzan. Pero después están aquellos más oscuros, que se mantienen escondidos, que se colocan detrás de los trasparentes y hacen que se enturbie la visión de esos lados que nos gusta mostrar. Y por último, están los colores intensos o chillones que pintan los fragmentos más grandes y que son tan difíciles de ocultar o de dejar de mostrar que en realidad se transforman en los pilares macizos de nuestra personalidad y que nunca jamás ningún otro pedazo, del color que sea, podrá encubrir o hacer brillar de más.

Teseo estaciona el automóvil en el garage del edificio y sigo impresionándome con los autos que se resguardan en este lugar. Subimos en el ascensor en el que suena una canción que Dios sabrá de donde la conozco. Cuando mi inconsciente se pone a tararearla, Teseo sacude la cabeza y se burla de mí, pero antes de que pueda avergonzarme él comienza a cantarla en un tono tan desafinado que la que termina riendo soy yo.

Los números en rojo sobre nuestras cabezas nos indican que llegamos al piso correspondiente y me sorprendo cuando al abrir la puerta del departamento me encuentro a Victorio y Alexia sentados en sofá de la pequeña sala de estar ensimismados en un partido de Play Station 3. Ambos nos dedican un saludo digno de cavernícolas, sin apartar la vista de la pantalla. Las facciones de la cara de Alexia son un mar de tensión y su aura de competitividad podría verse a cien kilómetros de distancia. Por otro lado, Victorio mantiene su semblante en calma mientras que sus dedos se mueven a una velocidad experta.

Paso directo a la cocina y abro el refrigerador para ordenar algunas de las cosas y ponerme a preparar otras. El menú elegido por los invitados ha sido comida mexicana así que podré lucirme con unos 'tacos' si Tess accede a darme una mano con esto.

-Hey, Pril-me llama Teseo mientras entra en la cocina y se sienta en una de las encimeras-¿Te gustaría quedarte aquí esta noche?-Yo me doy la vuelta para mirarlo e inclino un poco la cabeza como si de esa forma lo que acabo de escuchar pudiera comprenderse mejor-Digo, si tus padres no están, no me gustaría que te quedaras sola, ya sabes...

-Oh, no te preocupes, me quedaré en lo de Alex, ya hemos arreglado todo. Creo que ya te he causado demasiadas molestias, igual te lo agradezco mucho-No se en qué momento me he vuelto tan formal con él pero de verdad no quiero seguir debiéndole favores cuando yo no hago nada por él.

-¿De qué estás hablando? Nunca eres una molestia para mí-Y antes de que pueda contestar algo, Victorio irrumpe en la cocina cantando we're the champions para dejarle en claro a todo el apartamento que él es el ganador.

-Uf, ya entendimos, pesado. Me has ganado solo porque hace mucho que no juego pero si yo tuviera tu practica te hubiera aplastado-resopla Alexia por detrás.

-Claro que sí-dice el muchacho alto usando su mejor tono sarcástico-Bueno ya que estamos todos, elijamos la película ¿no?

-¡Sí! ya sabemos que tiene que ser de terror pero tiene que ser una buena-concuerda Alexia.

-¡¿Terror?!-Exclamo-No, se los suplico, terror no.

-¿Por qué no?-Pregunta Teseo divertido.

-¿Qué hay de divertido en tener miedo?-Les pregunto dirigiéndome a los tres pares de ojos que me miran como si la respuesta fuera obvia.

-Vamos, April-dice Victorio poniéndome un brazo sobre los hombros-¡No seas aburrida!

-No soy aburrida-No iba a permitir que me tildaran de aburrida así que tuve que ceder, de todas formas no iba a verla-Está bien, terror será. No quiero que me pidas dormir conmigo esta noche-amenazo a Alexia, sintiéndome solo un poco traicionada por su falta de apoyo.

-No lo haré-Alex me saca la lengua cual niña de dos años y vuelve a la sala de estar seguida de Vicco, mientras yo termino de preparar la comida con Tess.

Luego de comer terminamos viendo la maldita película cuyo nombre no me he esforzado en aprender apenas he notado que se trataba de exorcismos o algo por el estilo.

Sencillamente tengo que decir que me la pase aferrada al brazo de Tess, con la cabeza escondida detrás de su hombro derecho. Además, cada vez que Alexia gritaba, los pelos se me ponían de punta. La verdad es que sufrí esa película y ya tenía suficiente dosis semanal de miedo en mi vida como para divertirme con esto. 






The stalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora