Capítulo 1

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La orden estaba dada desde hace unos cuatro días aproximadamente, el actual patriarca Kanon de Géminis le encomendó al improvisado guardián de la primera casa que esperara la llegada de los 5 jóvenes guerreros y que los escoltara personalmente hasta su templo ya que se celebraría una gran reunión para celebrar los tiempos de paz, una orden directa de la señorita Saori, Enoc de Aries, único hijo de su antiguo guardián,  Mu de Aries, se encontraba esperando pacientemente, su lacio cabello lavanda un tono más fuerte al de su padre se mecía con el aire, comenzaba a analizar la situación, pasar por la casa  de tauro no sería problema, el  problema sería Géminis, tan solo esperaba que su guardiana estuviera de buenas, lástima que no sabía quién se encontraba en ese lugar, la casa de cáncer tampoco mostraba inconveniente, ya casi eran las diez de la mañana por lo cual aún tenía mínimo dos horas para que la leona que dormía en la casa de Leo despertara, era una suerte que siempre se levantara después de las doce, y él que se quejaba de sus malos hábitos de sueño, la doncella de la casa de virgo le permitiría sin problemas el paso, de libra no tenía ni idea de donde se encontraba esa mujer, no se presentó a la reunión y dudaba sobre si seguía estando en Grecia, el guardián de escorpio ni siquiera prestaría atención ya que estaría más ocupado pensando en la llegada de acuario quien llegaría esa tarde, su barco arribaba a las 10, no suponía ningún problema a no ser que en una rabieta se negara, suspiro frustrado, sagitario se ofreció amablemente a ayudarlo y él se había negado, comenzaba a lamentar esa negativa, a diferencia de él al guardián de sagitario si lo respetaban, el caballero Adonis de sagitario, respetado caballero al servicio de Atena, más ahora que se supo la verdad de su padre, mientras que él; Enoc, solo era un chiquillo tímido en pleno aprendizaje, su compañero de armas descendiente de capricornio también le permitiría el paso, habían hablado de este asunto desde que le dieron esa orden, en cambio la diva de piscis… No tenía ni idea de cómo reaccionaría o que le diría y para colmo, los caballeros de bronce aún no habían llegado.

-Joven maestro – Kiki lo llamaba desde la entrada de su templo.

-¿Sucede algo Kiki? – se giró a observarlo mejor, el alumno de su padre seguía viviendo con él desde la muerte de su padre, le agradaba la compañía del infante, era cómodo estar con alguien de su misma raza y bastante divertido platicar con él.

-¿Quiere que lo acompañe con Seiya  y los demás a ver a la señorita Saori? – aunque la idea sonaba tentadora no era lo apropiado.

-lo siento Kiki, será en otra ocasión, necesito que te quedes a cuidar quien entra y quién sale del santuario en lo que yo regreso.

-Ohm está bien, pero ¿después podemos ir a comprar nueces? Hace una semana no vamos al Rodorio.

-Por supuesto, solo que será después.
Cuando terminaron su amena conversación se divisaron subiendo por las escaleras cinco figuras bastante familiares para el menor de los Aries, Seiya de Pegaso, Shun de Andrómeda, Hyoga de Cisne, Ikki de Fénix y el Dragón Shiryiu, los cinco cargaban sus armaduras en sus cajas.

-Un placer conocerlos al fin caballeros de bronce – hizo una reverencia, cuando levanto el rostro les sonrío de la manera más amigable que pudo dejando ver una confiable sonrisa, sus ojos celestes a diferencia de los esmeralda de su padre bajo sus tikas color marrón le daban una apariencia amigable y mostraba un aire de inocencia y confianza, una suave brisa movió sus lavandas cabellos – mi nombre es Enoc, actual guardián de la casa de Aries en lo que se encuentra a alguien adecuado o el joven Kiki crece un poco más.

-Dudo mucho que encuentren a alguien mejor que usted para esto, después de todo es el hijo de mi maestro – Kiki se llevó las manos a la nuca, algo habitual en él.

-¡¿De verdad eres el hijo de Mu?! – Seiya grito sorprendido, a decir verdad todos lo estaban y no era para menos, su antiguo compañero de armas, la persona que con anterioridad había reparado sus armaduras vez tras vez tenía un hijo y nunca lo supieron, hasta ahora, compartían rasgos, y diferían en algunos.

Los caballeros dorados: la generación sin armaduraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora