Nueve

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Apretaste un poco mi mano.

Eso me agradó aún más.

Mi vista se conectó con la tuya, tu sonrisa cuadrada se expandía en tu rostro alegre.

Mi corazón pegó un vuelo, e inconscientemente también sonreí.

El ejercicio consistía en que las parejas se sentaran a distancia de cada una y se hicieran preguntas.

Preguntas sobre lo que sea. Sobre lo que quisieran. Sobre lo que fuera de su agrado.

Pero cada una de ellas, tenía que ser contestada con completa honestidad.

Tú y yo tomamos lugar en una de las esquinas, al fondo del todo.

Me gustaba ese lugar, nadie, nadie podría escucharnos ahí.

Tomé tu silla y la mía y las llevé hasta nuestro rincón, las coloqué una frente a la otra.

Te sentaste animado. Tus ojos tenían un brillo raro, un brillo de curiosidad.

El cuento que no tuvo un Final Feliz [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora