Introduje la rama por la pequeña ventana.
Alcanzaba perfectamente el cerrojo, bien.
Pero la presión que hice para abrirlo, terminó por debilitar la cuerda y la rama se desató.
Mierda.
La única alternativa que me quedaba era romper el vidrio de la pequeña ventana circular.
Perdóname Señora Kim.
Tomé una roca lo suficientemente grande y la lanzé con todas mis fuerzas.
El vidrio estaba roto, tenía en camino despejado.
Me metí en aquella ventana. Ya tenía mi torso y una de mis piernas dentro de tu casa.
Al pasar mi otra pierna, un cristal que estaba aún en la ventanita, cortó mi rodilla.
Pero no rechisté. No me importaba.
En lo único que pensaba en esos momentos era en tí.
Así que subí aquellas escaleras como un maldito corredor olímpico.
Y llegué a la que supuse que era tu habitación, ya que la puerta era rosa pastel.
En ese momento me puse muy nervioso.
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El cuento que no tuvo un Final Feliz [KookV]
Proză scurtăLos cuentos de hadas siempre acaban con un buen final. El príncipe rescata a la princesa y viven felices para siempre. Pero esto no es un cuento de hadas, esto es la vida real. -Dedicada a Laura Bravo-