Veintiuno

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Al decir verdad, era yo quién me perdía en esos hermosos ojos tuyos.

Eran profundos y oscuros.
Como llenos de secretos.

Me dejaban atónito cada vez que mi vista chocaba con ellos.

"Tae yo..." tu manita me interrumpió.

Te hacercaste poco a poco a mí y depositaste un tierno beso en mi mejilla.

Mi mente se quedó en blanco.

Tú, bueno, tú estabas sonrojado como siempre. Y con una sonrisita en tu rostro.

Susurraste un "gracias" a mi oído para luego esconderte en mi cuello.

Sentía tu respiración, ya calmada contra mi piel.

Tu corazón y él mío estaban desbocados.

Pero se sentía bien.
Se sentía como si nos completáramos el uno al otro.

Como si fuésemos piezas de un rompecabezas que estaban destinadas a quedarse juntas para toda una eternidad.

Qué inocentes éramos.

El cuento que no tuvo un Final Feliz [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora