Veintidós

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Sentí como tus manos me rodeaban de nuevo, y como el peso de tu cuerpo se ejercía en mí.

"Tae, esper..." la caída de ambos no me dejó terminar la frase.

Caiste encima mío.

Me miraste a los ojos y luego estallaste de la risa.

Era el sonido más perfecto de este maldito mundo.

Apoyaste tu carita en mi pecho cuando aún reías.

Pero repentinamente, te detuviste.

Te quedaste callado.

"Tú corazoncito late muy fuerte" fueron tus palabras y luego te acomodaste para escucharlo mejor.

Sonreiste.

Sólo Dios sabe cuánto amo esa sonrisa cuadrada.

Te acogí en mi pecho acurrucándote con mis brazos.

Era perfecto.

Éramos perfectos.

Pero la vida es una hija de puta.

El cuento que no tuvo un Final Feliz [KookV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora