Diez años despues

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AGOSTO
(TOM)

La flecha voló rasgando el aire vespertino, hiriéndolo como si se tratase de una presa viva, y fue a clavarse en el extremo inferior de la diana donde descansaba el blanco, con sus alucinantes círculos blancos y negros. El príncipe Thomas maldijo por lo bajo.
— ¡Ja! ¿A eso le llamas tiro con arco? — se burló su mejor amigo, el príncipe Andreas, soberano de la isla vecina, Sicilia, mientras rodaba por el piso sujetándose la barriga, que ya le dolía de tanto reír. Tom había fallado tres tiros de diez.
—Cierra el pico Andreas o te clavo una flecha directo en el ojo, además tus risitas de anormal me desconcentraron— replicó Tom mirándolo con frialdad, aunque era verdad que el tiro con arco no se le daba nada bien.
Andy se incorporó de un brinco y se inclinó hacia él, escupiendo un mechón de cabellos rubios de su boca.
—No me intimidas príncipe azul, estoy seguro de que no acertarías ni teniéndome a diez centímetros— volvió a burlarse y se echo a reír como loco.

—Puede que tal vez decida usar la punta de mi espada para dibujar algo lindo en tu garganta, pedazo de bestia, ¿Por qué no te andas a Sicilia? Quiero estar solo— dijo fastidiado ante las risas infantiles del rubio príncipe, pero Andy estaba tan perdido en su momento que solo atinó a reír mas —entonces vete al infierno.

Tom, ya fastidiado de más, volvió su rostro vulpino, con aquellos ojos oscuros como fragmentos de noche y caminó gallardamente fuera del campo de tiro.
Andreas consiguió reaccionar al ver la alta figura de Tom alejándose y lo siguió dando grandes zancadas, no le gustaba que Tom se molestara con él, pero es que tenía tan poco sentido del humor...

Si no sintiera esa extraña sensación en el estómago cuando estaba con él, ya habría abandonado al príncipe, pues su arrogancia era casi insoportable, pero sus ojos negros y afilados como navajas de afeitar, la piel bronceada por el sol italiano, el largo cabello trenzado, oscuro como la noche, las poses soberbias y las sonrisas malignas, lo hacían delirar y querer estar cerca de él todo el tiempo, aunque le preocupaba que Tom pudiese empezar a sospechar algo.
—Tom, no te enfades anda— Andreas tomó a Tom por el brazo, deteniéndolo a medio camino— era una broma.
—No me gustan tus bromas Andreas, son demasiado estúpidas— tronó el príncipe soltándose de un tirón del firme agarre del rubio y reanudando su camino hacia el palacio.

Tom solía tener casi nada de paciencia con Andreas, no podían permanecer mucho tiempo juntos sin que Tom se fastidiase, por lo que pasaban gran parte del tiempo cabalgando, o practicando tiro con arco o cazando. Actividades que no requiriesen mucha plática, pues los conocimientos de Andreas eran muy inferiores a los de Tom y eso lo desesperaba. Odiaba la inmadurez en cualquiera de sus formas. O quizá lo que realmente odiaba de Andreas era que poseía esa natural indulgencia de alguien que se sabe muy amado, algo que Tom nunca sintió de parte de sus ocupados padres.

—Buenos días Alteza— un jardinero había dejado su labor al lado de un rosal tan rojo como la sangre fresca. Al ver acercarse a Tom, había hecho una profunda reverencia para saludarlo, pero como era usual solo recibió una breve mirada despectiva por parte del príncipe, quien continuó con su regio y apresurado recorrido hacia sus aposentos.
—Toma— dijo con voz hosca, tirando a los pies de su escriba el arco y las flechas— que estén acomodados para mi próxima practica — ordenó.
Después se volvió a buscar a Andreas con la mirada. No lo encontró y sonrió satisfecho hacia sus adentros. Tenía muchas ganas de estar solo y pensar. A sus dieciocho años, la actividad que más hacia Tom y la que más le gustaba hacer era pensar. Las interminables horas de soledad durante su infancia lo habían enseñado a ser analítico, observador, reservado, digno y callado.

Podía estar por horas observando a una persona para hallar sus defectos, sus debilidades y al momento en que ya no aguantaba, las dejaba caer, haciendo polvo al objeto de sus escrutinios.

El príncipe y él mendigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora