Something new

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Los minutos pasaban, y quien parecía estar a punto de morir en su asiento era el de cabello naranja.

Era un jueves por la tarde, y había llegado el momento. Yo me sentía bien, me sentía seguro de lo que estaba haciendo, dispuesto a que todos conociesen al chico del que estaba tan perdidamente enamorado. Estaba listo para decirles a todos cuánto me gustaba, los momentos que quería vivir con él y los que habíamos permanecido juntos y las ganas que tenía de besar sus labios y dejarle marcas por todas las partes de su cuerpo -cuando el mencionado no estuviese, por supuesto-. Y es que no había sentido nada como eso nunca por nadie, ni cuando creí que Hoseok-hyung era el chico más guapo que lograría ver en toda mi vida, o cuando mi pecho se revolvía cuando Namjoon-hyung me sonreía y dejaba a la vista sus preciosos hoyuelos que a tantos enamoraba. Jimin era único, distinto a todos los demás. Tenía algo que era demasiado para mí, pero estaba ahí.

Entonces, un trío de chicos de nuestra edad se vieron a lo lejos, y Jimin chilló.

—No te van a comer. Mira, el más alto se llama Namjoon. —Le comencé a recitar, cogiendo su mano para intentar calmarle. —El de la nariz respingona es Hoseok, el que viste con el perro. —Esperé hasta que estuviesen a nuestra altura para nombrar al último, con el que más disfrutaba meterme. —Y este que tiene cara de conejo estreñido es Jungkook, alias Jungcacas. —Alcé la voz aunque estaban prácticamente a menos de dos pasos de nosotros, para picarle, como de costumbre.

—Habló el magullado. Tu cara es más fea que antes. —Me sacó la lengua, pero llevaba razón. Tenía una gasa que me cubría todo el raspón que me había hecho, y ahora parecía un chico malo de las típicas animaciones japonesas, que siempre se andaban metiendo en peleas o tenían motocicletas con dieciséis años, mientras llevaban el uniforme negro de botones dorados, que en mi opinión, no pegaban ni con cola.

—¡No seas cruel con nuestro TaeTae! —Hoseok se puso detrás mío para darme uno de sus típicos abrazos, y Namjoon se limitó a sonreír. Por un momento, pude ver cómo Jimin miraba fijamente al que me tenía atrapado por la espalda.

—Encantado de conocerte, me llamo Namjoon, pero estos tres me llaman Nam. —Le tendió la mano, y con gusto, el que estaba a mi lado la estrechó.

—Lo sé, Tae me ha estado diciendo vuestros nombres. —Se giró a mirar al de cabello negro, y le sonrió. —¡Encantado, Jungkook! Y... Encantado, Hoseok. 

—Igualmente, esto...

—Jimin.

—¡Jimin! —Jungkook se sentó a su lado. Parecía curioso, ya que su tono se elevó, costumbre suya cuando algo nuevo e interesante sucedía en su vida. De una vez, Hoseok me soltó, y se posicionó a mi lado. La mesa era redonda por lo que facilitaba el contacto visual entre todos y hacía más fácil la conversación del grupo.

—Jinnie me llamó, dijo que pasaba a levantar a Yoongi de la siesta. —Nos contó el mayor de los cinco, con el que no había hablado sobre su velada tan interesante que habíamos interrumpido hacía unos días atrás.

—Ese niño siempre duerme. Qué envidia, ¿no?

—¿Cómo que niño? ¡Te recuerdo que Yoongi-hyung te saca un año! —Le reprochó Jungkook a Namjoon. —Además, seguro que duerme porque está cansado. ¡Se esfuerza mucho!

—Pero si es un vago. —Inquirí, revolviendo los nervios del menor.

—Dejémonos de Yoongi-hyung. ¿Cómo es que conociste a Jimin? —Preguntó Hoseok. El de pelo naranja estaba escuchando atentamente la conversación que estábamos manteniendo, y se le veía feliz gracias a los comentarios y las puñaladas amistosas que nos habíamos estado lanzando unos a otros.

—Pues-

—En el mar. —Habló.

—Taehyung no sabe nadar. —Jungkook sonó molesto, y no era para menos. Él había sido el único que había visto el momento en el que estuve a punto de rozar la muerte, de no haber sido por el socorrista de la playa. No tenía traumas, ni rastros después de que una ola me adentrase entre las gotas dispares que se mecían al son del viento. Solo tenía miedo al agua, a caerme y a no poder salir de ella, pero nada más allá de una mala experiencia. La mente de los niños es muy manejable, sin embargo, y cuando me tumbaron inerte en el suelo de la playa él creía que había pasado mi vida. Ese era el motivo por el que era el único al que le afectaba que los demás hablasen de aquello conmigo, a pesar de haberle dejado claro incontables veces que estaba completamente bien.

—Y no lo hacía, pero prácticamente estábamos encima de él. ¿Sabes del muelle del puerto, el que es de cemento? Pues ahí.

—¡Pero...! Dios, no vuelvas, sabes que...

—Kookie, no pasa nada, ¿vale?

—Estoy yo, no se va a caer. Siempre estoy pendiente de él. —Jimin se defendió de alguna manera, aunque no estuviese siendo atacado. Pero lo que realmente protegía, era al mar.

—¡Boo! —Sin darme cuenta, unas manos se posaron en mi cintura, y pegué un bote. Seokjin era propenso a asustarme, y de nuevo lo había conseguido. —¡Ya estamos aquí!

—Bien que tardáis. ¿Qué tal la siesta, Aurora? —Namjoon se apartó unos centímetros a un lado para dejar hueco a los recién llegados.

—Que te den.

—¡Yoongi-hyung! —Jungkook se levantó entusiasmado dispuesto a abrazar a su mayor, pero impasible, Yoongi esquivó el ataque moviéndose con agilidad hasta su asiento.

—¡Me alegra verte de nuevo! —Seokjin, pasando de lo que había ocurrido entre los otros dos miembros del grupo, saludó al nuevo con su indiscutible sonrisa. —Mi nombre es Seokjin, espero que nos llevemos bien. ¡Y perdón por el espectáculo! Es que, bueno...

—Hyung, me haces daño...

—Sí, sí, muuucho daño. —Por un lado, Jungkook seguía insistiendo en atrapar a su amigo mientras que este tenía la mano en su frente, empujando hacia atrás y manteniéndole a raya todo lo que sus brazos le permitían. Por otro, Hoseok y Namjoon se habían puesto a discutir sobre algo relacionado con... ¿cangrejos? Y finalmente, yo estaba con todos mis sentidos puestos en el pelinaranja.

Jimin había traído consigo algo nuevo a todos nosotros.

Orange waves - Vmin [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora