The sea

291 56 78
                                    

El mar.

El mar era ese cúmulo de miedos que eran únicos para mí. Era esa conglomeración de incertidumbre que servía como una venda para mis ojos, que no me hacía capaz de ver más allá.

Más allá de las olas.

Pero, para algo estaba Jimin, ¿o no?

Las vacaciones habían llegado, como era lógico y de esperar, y una pequeña graduación de mis amigos con ellas. A pesar de estar a un año de hacerlo, no me impidió seguir con la misma ilusión que al principio, con mis estudios, con mis buenas notas... con todo igual. Sin embargo, ¿qué gracia tenía pensar en esas cosas cuando ya había vendido los libros de ese curso para poder comprar los siguientes?

Habían comenzado los paseos por la playa como una rutina. Por las mañanas y por las tardes, cuando ya empezaban a verse los primeros surferos que montaban las olas sin sentido ya que normalmente escaseaban en tamaño, embutidos hasta el cuello en sus trajes de neopreno, con espectadores que simplemente estaban allí para mojarse los pies o hacer algún que otro castillo de arena que se acababa destruyendo cuando subía la marea por las noches.

El verano asomaba detrás del calor.

Para evitar molestias, comentarios, o simplemente ruidos molestos de las familias de la orilla hablando entre sí, nos levantábamos a las cinco de la mañana y quedábamos en "nuestro sitio" a las seis, mirando el amanecer, hablando de los sueños que habíamos tenido esa noche o de todo lo que nos apetecería hacer una vez pudiésemos probar el agua, o al menos, que yo pudiese hacerlo. Sabía que mi amigo no iba a tardar en darse un chapuzón en cuanto hiciese un poco más de calor que el habitual, y así fue. Hacía un par de semanas que había terminado junio, y hacía un par de semanas en las que yo veía al muchacho de cabello naranja meter la cabeza debajo del agua, volviendo con tres o cuatro caracolas en las manos que me mostraba tras abrir los puños, siendo alguna incluso más grande que su propio pulgar, imagen que invitaba a burla por mi parte. Yo, mientras tanto, me quedaba muy cerca de las toallas, en bañador, intentando dar un paso más entre la espuma que moría bajo mis pies, sin éxito a menos que viniese cierto chico de mi edad.

Un día, tuve una idea.

Mirando a esos chicos encima de las tablas tan alejados de mí cuando se nos hacía más tarde que de costumbre, pensé en que el mismo silencio que guardaba mientras esperaba, podía emplearlo hablando con mis amigos. Jungkook, Hoseok quizá, incluso también me planteé avisar a Yoongi o a Jin, aunque estuviesen haciendo el zángano en su apartamento.

—Jimin, —le llamé, mientras se secaba el cabello.—¿no te aburres... estando solo?

—¿Hm?—Parecía incrédulo, como si no entendiese del todo el por qué de esa cuestión. —¿Nadando, dices?

—Sí. Quiero decir, seguro que es divertido, pero...

—Es que no has venido conmigo, como te he dicho. ¡Además, tampoco estoy solo! Hay muchos peces a mi alrededor, y algas en el fondo. Estoy rodeado, en realidad.

—Ah, es que...—Me mordí el labio inferior, y arrugué la nariz.—Yo sí me aburro un poco.

Nuestra conversación terminó en el momento en el que me tomó de la mano, y me arrastró tras él, al igual que había hecho aquella otra vez, la primera que había tenido el agua del mar tan cerca de mí. Y entonces, mirándome a los ojos, me adentró con él en el agua hasta el cuello -en mi caso hasta los hombros-, mientras yo temía más y más lo que estaba pasando. Sabía que él estaba conmigo, que me sujetaba y que todo estaba bien, pero los nervios se volvieron a apoderar de mí, y los temblores se hicieron presentes.

—Tae, cierra los ojos... e intenta escuchar.

Después de unos segundos sin poder reaccionar, le hice caso. Cerré los ojos, y con ellos, el miedo.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 23, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Orange waves - Vmin [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora