Moving on

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El cielo ya no era naranja, pero las olas lo seguían siendo. Su ruido, su murmullo, la arena ensombrecida cada vez que morían en ella reflejaba todo lo que habían llevado consigo. Su paso, su camino, su cansancio que escapaba a nuestro entendimiento, pues su inmensidad no era comparable a la del universo mas sí es importante, ya que a pesar de saber que hay vida en los rincones que no podemos ver, no la hemos conocido. Y me gustaba pensar en ello. Un pensamiento que a medida que pasaba el tiempo se iba haciendo más sólido y profundo, como el océano en sí mismo.

Los abrigos se habían convertido, poco a poco, en sudaderas, y estas finalmente habían desembocado en camisetas de manga larga, para recortarse en tirantes. Todo el curso, o casi todo, había pasado delante de mis ojos con una rapidez de la que ni yo mismo fui consciente en su momento.

Rapidez, o lentitud por una espera constante.

Jimin había tomado las maletas junto con su padre y se había marchado de vacaciones a la casa de unos amigos del mismo, que vivían lejos. Y estuve desde febrero hasta mayo sin saber de él, al menos en persona, ya que de vez en cuando nos mensajeábamos y hablábamos por teléfono. Y debí reconocer que aquellos fueron los meses más insoportables desde que pude haberle visto ese día, mirando al mar.

Sin embargo, ahí estaba yo, con la oreja pegada al muelle en el que siempre nos habíamos visto, como si de alguna manera quisiese escuchar lo que Jimin escuchaba, o decía escuchar. Cómo se sentía cuando nadaba, o sumergía la cabeza entre las infinitas gotas saladas que golpeaban el cemento a menos de medio metro de mí. Gotas que casi me trago al recibir una especie de patada en el culo, que tenía en pompa, de mi gran y querido amigo JungKook.

—¿Vas a estar así todo el día? Los sábados la gente hace cosas productivas, como salir, o ir de compras, o al centro, o... cosas de gente. —Él también le echaba de menos, pero no aguantaba verme en esas. Había sido así desde hacía un par de semanas, y él siempre me había estado esperando en un banco del paseo, del que yo mismo dibujé al chico de cabello naranja una vez.

—Pero aún no consigo...

—Mira, hyung, así no vas a poder bucear. No sé qué te ha hecho, pero sabes que es mala idea intentarlo... —Acabó tomando asiento a mi lado, donde yo me incorporé, y nos quedamos observando la lejanía, callados, hasta que volvimos a interrumpir el silencio.

—¿Te acuerdas de cuando comenzaste con el skate? Lo amabas, tanto que aunque te cayeses volvías a intentarlo, y te pasabas las tardes en la plaza practicando. —El menor asintió, ya que de eso no hacía demasiado tiempo, y proseguí. —Entonces yo quise probar, porque quería entender por qué te gustaba tanto. Y gracias a eso nos hicimos más amigos. —Encogí los hombros con imparcialidad, y me mordí el labio antes de que se me escapase cualquier cosa relacionada con mis sentimientos hacia el chico de la playa. —Aunque haya pasado lo que pasó, lo quiero intentar.

—¿Y si te ahogas?

—Estará él para rescatarme, como cuando tú me dabas la mano para levantarme del suelo.

Satisfechos, ambos, nos levantamos y nos dirigimos a nuestras respectivas casas, ya que estaba oscureciendo. Por suerte, no tenía que llevar tanta ropa incómoda que me impedía pedalear en la bicicleta a mi gusto, y cuando creí dejar el océano atrás metiéndome por la carretera que se alejaba de él, me percaté de una especie de figura que caminaba hacia el acantilado, acompañada de otra algo más grande.

¿Eso había sido un destello naranja?

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Al día siguiente, Jimin estaba llamando a la puerta de mi habitación a las nueve de la mañana. Había venido de imprevisto y mi padre, de buena gana, le había recibido con una sonrisa, e incluso invitado a tomar el desayuno. Y en cuanto le vi me abalancé a abrazarle, claro estaba, aunque tuviese el pelo revuelto y el aliento me oliese a la cena del día anterior. Lo interesante, a parte de su regreso, fue que me sacó con bastante prisa de la casa con la excusa de querer ir a la playa, que hacía mucho que no iba, y su habitual sonrisa que había echado tanto de menos.

Orange waves - Vmin [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora