¡Ven acá! [Dylmas Drabble]

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Aburrimiento total.

Eso era lo que Dylan experimentaba en ese momento, sentado en el sofá, cambiando los canales de manera rápida y continua.

Estaba que se moría de aburrimiento y por eso, cuando Thomas -su amigo y compañero de departamento- llegó malhumorado y furfullando cosas en voz baja, una brillante idea se encendió de repente.

Fue entonces cuando su cerebro con rapidez -sorprendentemente- comenzó a procesar estúpidas ideas (qué sorpresa) para entretenerse un rato. Una sonrisa malvada se dibujó en su rostro. Casi casi se pudo escuchar una música macabra junto a unos truenos de fondo.

Pobre de aquél que se cruzara en el camino de ese descarado bromista.

¦°¦°¦°¦

Observó a su presa. Estaba dándole la espalda mientras se servía un poco de agua. Decidió acercarse de manera casual.

Se plantó a su lado, su víctima apenas atención le prestó; sólo cuidaba no derramar el agua de su vaso.

—¿Qué tal tu día, Tommy?

—Pffft... Malo, tengo una suerte de lo peor.

Dylan sonrió levemente y reconsideró llevar a cabo su pequeña maldad. Desafortunadamente, su lado travieso le ganó a su parte racional, la que le decía que no era un buen momento.

—Oh, ¿por qué?

–No lo sé. Todo me salió mal, este día.

–Hmmmm...–lo observó tomar agua. Su amigo tenía unos rasgos muy bonitos, se preguntó por qué no tenía pareja.

–¿Qué tanto me ves? ¿Tengo monos en la cara o qué?

Se sorprendió. Pero de inmediato una sonrisa malvada se dibujó en su rostro.

–Sí... Veía tu cabello. Se ve muy maltratado.

La mano derecha de Thomas se ciñó con fuerza al cristal.

–¿Qué dijiste?–la voz de su amigo sonaba amenazante. Advertía que iba a correr sangre si seguía criticando su cabello. Nadie se mete con el cabello de Thomas Sangster.

–Dije que tu cabello está horrendo. Parece que te pusiste césped seco encima de tu cabeza.

Apretando los dientes, Thomas apoyó el vaso en la encimera y se volteó completamente de dirección de Dylan. Lo miró duramente y Dylan casi quiso reírse en su cara.

–Corre.

Y así lo hizo, corrió entre risas mientras Thomas lo perseguía.

–¡Ven acá!–ordenó el rubio, Dylan ni caso le hizo.

Entró corriendo a su habitación que tenía las luces apagadas. Se lamentó por eso, estaba acorralado y asustado por la oscuridad. En eso llegó Thomas al cuarto corriendo.

–¡Las luces!–exclamó Dylan.– prende las luces. ¡Ahhhh!

Thomas acató la orden. Al encender los focos, Dylan tomó un respiro. También su amigo lo hizo. Al verse a los ojos después de un pequeño descanso, Dylan se lanzó a la cama riendo, trató de usarla como vía de escape sin embargo Thomas se lanzó a él y empezó a hacerle cosquillas.

Dylan no podía respirar por tantas cosquillas.

–¡Basta!–pidió entre risas.– Me rindo.

Thomas paró de hacerle cosquillas a Dylan y le dio un rápido pero dulce beso en los labios. Sin decir nada, salió de la habitación.

Dylan se limitó a tocar sus labios y sonreír como idiota.

One shots (newtmas & dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora