The puppies (Dylmas)

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Antes de que me pregunten, sí, estoy obsesionada con esa entrevista y sí, no pude evitar escribir algo :3

🌸🌸🌸
No era novedad que a Dylan O'Brien le encantaran los perritos, si él pudiera, adoptaría a todos los perritos que existen en el mundo y viviría feliz encerrado con cientos de cositas peludas corriendo por toda su casa.

Pero seamos realistas, Dylan no podría cuidar con tanta ternura hecha perro, puesto que su mascota que más le había durado había sido un lindo pez dorado, el cual murió cuando Dylan y el pequeño pez -en su pecera, por supuesto- salieron de paseo al parque  y por esos andares del destino, Dylan tropezó, tirando y haciendo añicos la pecera.

Pobre Nemo IX...

¡Pero bueno! Eso no significaba que no amara a los animales, al contrario, él estaba fascinado con cualquier animal quede le pasara por enfrente. Sólo que era muy distraído...

Y Dylan sabía eso, por ello, tampoco era novedad que cada vez que la oportunidad se le presentase fuera a la nueva tienda de mascotas que hacía tres meses había abierto solo para ver a los adorables perritos que se exhibían en unas jaulas. Si bien Dylan no estaba de acuerdo con éste acorralamiento, debía admitir que era la única forma en la que podía acercarse a su animal favorito.

Todos los que trabajaban ahí, incluyendo al gerente, conocían a Dylan e incluso lo saludaban como si fuera un compañero o amigo más. Y el castaño conocía a los hermosos perritos que estaban a la venta, e inclusive les ponía nombre sabiendo el riesgo de encariñarse más de lo debido y llorar cuando uno de ellos se iban.

Y hoy era un día en que Dylan había decidido aparecer en la tienda con una radiante sonrisa después de haber sido regañado por su mejor amigo, Tyler Posey, de que ir a ese lugar le hacía daño, pero no le importaba, ya que amaba ver a las tiernas criaturas y a cierto rubio amable que trabajaba en ese lugar.

–Hola Kaya.–saludó el ojimiel animado, Kaya le sonrió y le devolvió el saludo.

–¡Hey! Qué grato es verte de nuevo.

Dylan se emocionó por ese comentario de su amiga, él también se sentía feliz por visitar su lugar favorito. Y por supuesto, estaba ansioso, su corazón daba un brinco con el único pensamiento de volver a ver a ese chico tímido que tanto le gustaba.

Y hablando, como dicen coloquialmente, del rey de Roma: un chico alto, delgado y de cabello dorado cobrizo se les acercó algo cohibido y con un leve color rosado en sus mejillas.

–H-hola Dyl.

–T-Tommy... Hola.

La chica azabache se enterneció al estar presenciar una escena tan cursi como ver a dos enamorados sonrojados. Decidió darles un momento de privacidad mientras se alejaba lenta y sigilosamente.

–Ehhhh... ¿Quieres ver a los perritos? De seguro estarán felices al verte.

Dylan sonrió y asintió. Se sobresaltó al sentir el tacto frío de la mano de Thomas contra la suya. No tuvo tiempo de reparar en el agradable cosquilleo que su piel sentía porque fue arrastrado por el rubio a la zona de los canes.

Los animalitos comenzaron a ladrar y a mover sus colitas felices, en verdad que estaban felices por ver al castaño. Dylan no pudo evitar soltar un chillido de emoción, Thomas soltó una ligera risa.

One shots (newtmas & dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora