If i could wish (Dylmas) ❀

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Cierra los ojos. Piensa en el deseo que se esconde en lo más recóndito de tu corazón y aférrate a él hasta con tu último aliento. Siente las vibras que recorren escandalosamente tus entrañas y sóplale a las velas lo que tanto anhelas.

"Desearía que estuvieses aquí".

Escuchó aplausos y vítores, pero su burbuja solamente estalló cuando dejó de sentir el calor del fuego, dejando atisbos de la llama en forma de humo que se elevaba al cielo. Thomas quiso pensar que su deseo flotaría hasta el cosmos y las estrellas le oirían sus súplicas para cumplirle lo que más quiere desesperadamente.

Porque sólo quiere a Dylan. El hombre que lo cautiva con una sola sonrisa y el hechicero de su desastroso corazón que no deja de latir por él. El amor de su vida. El único que puede remediar el gran vacío que decanta cualquier destello de felicidad.

Tuvo que apretar un poco los párpados para ahuyentar las lágrimas que amenazaban con delatar su falsa alegría. ¿Cuánto tiempo hacía que no sentía la necesidad de sonreír de verdad?

Cielos, lo único que quería era comprarse una nueva cajetilla de cigarrillos y fumar hasta que sus pulmones no resistieran más. Que el humo de tabaco consumiera sus pulmones como la tristeza lo hacía con su corazón hasta que hubiera un punto en el que ya no pudiera sentir nada más que un profundo agujero negro en su pecho.

—¡Tienes que probar el pastel! —exclamó su hermana Ava emocionada, sacándole de sus pensamientos nada entusiastas—. Lo pedí envinado solamente para ti.

Quiso sonreír, pero el hacerlo le significaba un esfuerzo enorme para él. Es como si le quedara un sabor amargo en la boca, como cuando olvida ponerle sacarosa a su café expreso de las mañanas. Aunque la única excepción es que su café sabía a lágrimas y a una profunda aflicción.

—Seguro está exquisito. Gracias Ava —Intentó aparentar estar contento y que nada rondaba por su mente, sin embargo, sólo pudo reflejar una mueca de incomodidad.

Podría ser un buen actor, pero cuando se trataba de manejar sus propias emociones, era pésimo.

Ava se sentó a un lado suyo y le sonrió con tristeza.

—¿Qué ocurre? ¿Te entristece el ser un anciano de casi treinta?

Rió un poco y negó con la cabeza. No sabía cómo explicarle a su hermana lo destrozado que se sentía por dentro. O más bien, no pretendía preocuparla a ella con sus ilógicas acciones de hacerse daño a sí mismo por voluntad propia. De hacerle daño a Dylan.

—Sólo estoy un poco cansado. Las audiciones han sido exhaustas.

—Y no has quedado en ningún papel —observó su hermana mirándolo fijamente a los ojos—. ¿Cuando me dirás lo que te sucede? ¿O es que piensas que no nos damos cuenta que estás mal?

—Estoy bien —mintió evadiendo a Ava.

Nunca se había atrevido mentirle a su hermana de esa manera. Siempre había confiado en ella hasta con los ojos cerrados y los secretos no existían entre ambos. No obstante, por alguna extraña razón, la debilidad en su mente le impedía ser claro con alguien. Era el miedo de que una de sus personas más preciadas en su vida se diera cuenta lo verdaderamente estúpido que era por querer apagar la felicidad que una vez sintió.

—Tus ojos y tu palidez dicen lo contrario, Tom —Ava suspiró, una de sus pequeñas manos se posaron en su rodilla—. Escucha, estoy preocupada, ¿sí? Y a lo mejor hoy no quieras contarme lo que ocurre, sólo espero que no olvides que puedes confiar conmigo. No importa qué tan malo pueda llegar a ser, no te dejaré.

One shots (newtmas & dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora