El gusto de mayonesa y queso amarillo inundaron su paladar en una exquisita explosión de sabores magníficos. El emparedado deseado. Era lo único que amaba de la cafetería de Al.
—Ya tenía tanto que no comía un sándwich tan delicioso —gimió Thomas encajando una mordida en el pan tostado de su almuerzo.
Stu sonrió con suficiencia.
—Lo bueno es que yo puedo comer omelet de claras cuando yo quiera.
—Deja de ser tan presumido por vivir debajo de la línea, que me muero de envidia —ironizó masticando una pequeña zanahoria agria.
Su hermano se encogió de hombros y volvió a enfocarse en su plato de claras, aún manteniendo su pequeña sonrisa que expresaba su timidez.
—Estoy con el hombre que amo. Esto me parece un paraíso.
Todo rastro de burla se desvaneció. A Thomas le dio ternura el leve color rosado en las mejillas de Stu. Sabía que en ese momento estaba pensando en su alma gemela, alma que en algún tiempo la ciencia cometió el terrible error de separarlo de su lado.
Pero como dicen, el amor rompe fronteras. Y solamente un amor tan puro como el de ellos era capaz de desafiar hasta las leyes de gravedad.
Ojalá pudiera conocer algo así...
—En realidad sí te envidio, Stu —Al ver la cara confundida del mayor, aclaró—: Vives con el hombre que amas, tus hijos te adoran y nuestros padres están de acuerdo que tengas una vida plena aquí, debajo de la línea. Tienes la vida perfecta que cualquier desgraciado como yo desearía vivir.
—Gracias —respondió Stu con sinceridad, aunque su cara no abandonaba la sorpresa por sus palabras.
Thomas sólo sonrió y se dedicó a seguir disfrutando de su almuerzo. No quería pensar en lo mucho que le angustiaba no encontrar a su complemento, la persona que estaba dispuesta a amarlo y a darle un refugio entre sus brazos cálidos. Temía que al fin y al cabo se quedara solo, como un infeliz que no mereciera el amor de ninguna persona.
—¿Qué vamos a hacer hoy? —Cambió el tema de la conversación, sabiendo lo mucho que le entusiasmaban los fines de semana a Stu.
—Hoy vendrán Plisa y Booj a casa, se quedarán a dormir —Los ojos del mayor resplandecieron—. Pensaba en una noche de cartas y... ¿tal vez un partido de safeball?
—Te voy a patear el trasero —Se burló Thomas, haciendo negar al otro castaño con diversión.
—No lo creo, tú eres el que llorará como un bebé que hace pis en su pañal.
Ambos hermanos soltaron una sonora carcajada.
—¡Hey! Hola, Thomas —Una voz frente a la mesa donde se encontraban sentados, los sorprendió. Thomas subió la mirada y puede que se haya cohibido un poco cuando se encontró con la mirada marrón de Newt, quien le sonreía.
—Hola Newt —murmuró con timidez y le echó una mirada a su hermano, él no parecía entender los últimos dos minutos—. La otra vez salvó mi vida de unos bravucones.
El rubio dejó salir una suave risa. Ahí no puede creer el devastador efecto que tuvo en él, sobretodo porque todo su interior se derritió como chocolate en verano y casi se sintió desvanecer como adolescente hormonado.
—Qué va. Esos dos no pueden espantar ni a un ratón. Por cierto —Le extendió a Stu su mano para saludarlo—, soy Newt, un gusto.
—Stu Maxsome, el hermano de Tom —Con la misma amabilidad de Newt, su hermano correspondió el saludo con una sonrisa amistosa—. Con razón mamá dijo que habías llegado a casa sonriendo, ¿eh, Tom?
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One shots (newtmas & dylmas)
FanficPequeños escritos de un rubio y un castaño queriéndose con todo el corazón en todos los universos posibles. No apta para homofóbicos. Los personajes no me pertenecen, Newt y Thomas son de James Dashner, Dylan y Thomas son personas reales. Las hist...