La película terminó y ya íbamos de camino a casa. El mejor día de mi vida. Evan estacionó su motora frente a casa y con cuidado me ayudo a bajar. Quitó mi casco y mierda que era un desastre. Rápidamente pase mis manos por mi despeinado cabello para acomodarlo un poco.
─Gracias por esta bonita noche─ Evan turnaba su mirada de mis ojos a mi boca mientras le agradecía.
─Gracias a ti por hacerla perfecta─ se acercó a mi puso su mano derecha en mi cintura acercándome a él y su mano izquierda en mi barbilla.
Oh, por Dios, va a besarme. Espere tanto por este momento. Se inclinó un poco y depositó un sonoro y cálido beso en una de mis mejillas.
Demonios juro que pensé que iba a besarme.
─Me encanta cuando te sonrojas, te vez más hermosa de lo que ya eres─ Yo solo sonreía. Ese chico me encantaba. Evan no se fue, como todo un caballero espero a que yo entrara. Subí a mi habitación y me duche. No dejaba de pensar en el chico que traía mi mundo de cabezas.
Cuando salí del baño en un rincón de mi cuarto habían unos ojos, unos ojos que me miraban fijamente. Estaba muy asustada pero cuando iba a gritar la persona habló.
─Por favor, no grites, soy yo─ puso una mano en mi boca.
─¿Que haces aquí, como subiste?─ le pregunté confundida y sorprendida.
─Por la ventana─ señaló la ventana abierta. Mi cuarto esta en el segundo piso de la casa ¿como mierdas llego aquí?.
─¿Como rayos?─ estaba boquiabierta.
─Yo solo quería hacer esto─ se acercó a mi y con sus dos manos sujetó mi cara y me beso.
Evan me beso, ¿o yo lo bese a el? Ay no se, pero se siente como si estuviera en las nubes. Mis mejillas arden. Y esperé tanto por este momento que ahora no se que hacer. Sus labios eran suaves y deliciosos. Tenían un sabor a gloria. Puso sus manos en mi cintura y me apretó a su cuerpo. Mis manos viajaron a su nuca atrayendo más su boca a la mía. Su lengua se abrió paso pidiendo permiso a la mía para jugar con ella. Esto es perfecto. Deseaba que nunca terminara pero el se separó de mi.
─Me encantas tanto─ dijo el mirándome a los ojos.
─Y tu a mi─ confesé─ lo dije, no lo puedo creer.
─Solo haces que quiera comerte a besos─ dijo con voz sexy que solo hizo que perdiera la razón y lo volví a besar.
─Me voy para que descanses─ no lo permitiría.
─No te vayas Evan, quédate por favor─ le suplique.
─ ¿Tienes miedo? ─ se rio.
─Si eso hace que te quedes, si─ no podía despegar mis ojos de los de él.
─Me quedare─ puso una mano en mi espalda y la otra detrás de mis rodillas y me cargo. Me dio un beso en los labios y me acostó en la cama. Me abrazo y me dormí.
(...)
Desperté al medio día y ya Evan no estaba. Pero en la mesita de noche había una nota que decía:
"Me tuve que ir, tu mama entró a la habitación y tuve que esconderme debajo de la cama. Te vez hermosa dormida"
PS: Besas riquísimo...
Este hombre va a matarme, enserio. No podía dejar de pensar en sus labios. En sus ricos y deliciosos labios. Si así me ponía con simples besos ¿imagínate algo mas?. No era que estuviera desesperada, pero no podia esperar a que ese día llegara, de solo pensarlo las piernas me temblaban.
Estaba tan feliz, me duché y decidí bajar para comer algo.
─Hola Bakira─ le sonreí.
─Buenas tardes señorita, veo que hoy amaneció feliz─ me dio un beso en la cabeza.
─Si, estoy muy feliz─ me senté en la mesa de la cocina para almorzar.
─Eso me alegra mucho─ puso un plato de macarrones con extra queso delante de mí. Mi plato favorito.
─Me conoces tan bien─ mi sonrisa iba de oreja a oreja. Bakira no se encargaba de la cocina, en realidad no teníamos cocineros, la comida era hecha por mis padres y cuando ellos no estaban me dejaban comida hecha o simplemente Bakira sin pedírselo me complacía haciendo mis platos favoritos, exclusivos para mi.─La niña de la casa merece lo mejor─ me guiño un ojo y se retiró.
Termine mi almuerzo, fregué los trastes que use y me fui. Salí a esparcir mi felicidad al mundo o mejor dicho a las calles de mi urbanización. Necesitaba aire fresco y hace mucho no salía a caminar. Pase cerca de un callejón y escuche gente discutiendo.
No Niki, recuerda lo que te paso por escuchar conversaciones ajenas, no es contigo, sigue tu camino, me dije a mi misma. Hasta que escuche mi nombre. No me asome pero si me escondí para escuchar quienes hablaban y que hablaban.
─Aléjate de Niki─ gritaba Kenny furioso.
─Estoy aquí para protegerla─ definitivamente esa era la voz de Evan.
─Solo estas aquí para traerle problemas─ espetó Kenny.
─Cuando ella más te a necesitado le has dado la espalda. ─ me asomé un poco y vi como Evan señalaba a Kenny con un dedo.
─Siempre estoy para ella y no hace falta que la protejas yo la he protegido todos estos años─ Kenny se escuchaba descontrolado.
─No estuviste cuando trataron de violarla─ mi corazón dejo de bombear por segundos al escuchar a Evan decir esas palabras. Lleve una de mis manos a mi boca tapándola para no hacer ruido y me volví a esconder.
─¿Que?─ Kenny se escuchaba perdido, y ¿como no estarlo? yo nunca le conté nada, el no me dio tiempo.
─Ella no a podido contártelo porque tu dejaste de hablarle, la has evitado todo este tiempo, pero en su momento lo hará─ sentía que no podía respirar, no quería que mi mejor amigo se enterara así.
─Todo fue mi culpa, no debí irme, no debí dejarla sola y desprotegida─ asome un poco mi cabeza y vi como Kenny caminaba de un lado al otro agarrando fuerte su cabeza.
─Lo que viene es más grande y poderoso que nosotros Kenny, tenemos que estar unidos en esto por Niki y por nosotros mismos.
─Ella no se puede enterar─ no aguanté más y salí de mi escondite.
─¿De que no me puedo enterar?¿por que tienen que protegerme?¿que esta pasando? Y quiero la verdad.
─Mierda, como no escuchamos sus latidos─ dijo Evan por lo bajo mientras Kenny suspiraba afligido.
─Esta bien Niki, mereces saber la verdad─ mi mejor amigo se escuchaba tranquilo pero su cara reflejaba tristeza y miedo.
─Hay que reunirnos con los chicos─ Evan me miraba a los ojos.
─ ¿Que les parece a las ocho en mi casa? ─ opiné.
─Me parece perfecto─ dijo Kenny.
Sin más que decir me di media vuelta y me fui. Sin despedirme. Sumergida en tantos pensamientos, en tantas dudas y preguntas. Ya me dolía la cabeza de tanto pensar.