─Buenos días, a la novia más hermosa del mundo─ frente a mi casa se encontraba Evan recostado de su coche. Hoy iríamos juntos a la escuela.
─Buenos días al novio más malo del mundo─ contesté, haciendo que su sonrisa se borrara de su rostro y que la mía se agrandara.
─ ¿Que? ¿Por qué? ─ no se veía enojado, más bien estaba confundido.
─ ¿Por qué? ¿Realmente preguntas por qué? ─ dije divertida mientras me subía en el asiento del pasajero.
─ ¿Hice algo malo? ─ preguntó con las cejas levantadas mientras me miraba y trataba de adivinar porque lo decía.
¿Como se atrevía a preguntar eso?
─Lo de anoche no se hace, me dejaste la entrepierna adolorida─ dije. Sus cejas se levantaron aún más si es que era posible y su boca dibujo una sonrisa enseñando los dientes divertido. Sabía que quería partirse de la risa pero se controlaba para no hacerme sentir mal.
─Ah eso─ en ese momento me di cuenta de que no sabía de donde había sacado la valentía para decirle eso. Mis mejillas se calentaron y me ardían. Yo sabía que estaba roja y de pronto se apoderó de mi la vergüenza. Mi dignidad quedo arrastrada por el suelo cuando Evan arranco el carro para dirigirnos a la escuela y no me quedo de otra que hacerme más pequeña en mi asiento.
─Lo siento mucho, no debí─ tape mi cara con ambas manos y trate de calmarme porque la voz me temblaba. Estaba demasiado nerviosa. Suspiré─ Estoy avergonzada, no debí decirte eso. No sé con qué cara voy a mirarte ahora después de esto.
─Con la hermosa cara que siempre tienes ─dijo sacando mis manos de mi cara.
─No, que vergüenza─ mi corazón iba a millón.
─ ¿Porque no?, no debes avergonzarte. Soy tu novio, es normal que te caliente─ me observo y se empezó a reír.
─ ¿Que? No, no, no─ Me hundí más en mi asiento, mi rostro se calentó aún más y me dio más vergüenza. ─ Evan─ grité.
─ ¿Qué? ─ dijo divertido. Escuchar su risa era vida pero en estos momentos no la estaba disfrutando.
─ ¿No vez que me avergüenzas más? Por favor lleguemos ya a la escuela. ─ de sus labios salió una pequeña carcajada. Suave y divertida, pero sin ser burlona.
Llegamos a la escuela y a lo lejos divisé a Asher en los casilleros. Baje del carro y agarré la mano de Evan y comencé a arrastrarlo detrás de mí. El aún no entendía porque casi corría por los pasillos arrastrandolo conmigo, hasta que hablé.
─Hola Asher, buenos días─ Asher me miró sonriendo, pero su sonrisa se esfumó cuando vio a Evan observándolo.
─Lo siento debo irme─ dijo y empezó a cerrar su casillero para irse.
─No, espera ─ agarre su brazo. Sus ojos corrieron de mi agarre a los ojos de Evan que miraba mi mano en el brazo de Asher deteniéndolo. Su mandíbula estaba ligeramente apretada, pero se relajó cuando acaricié su mano.
─No quiero ocasionarte problemas─ dijo y se soltó con suavidad de mi agarre.
─Evan tiene que decirte algo─ sus ojos se abrieron y miraron a Evan sorprendido.
─Yo... yo lo─ las palabras no le salían de la boca, parecían quedarse atoradas en su garganta atragantandolo así que le di un pequeño codazo y suspiró─ Siento mucho lo que paso ayer, no fue mi intención hablarte y tratarte de esa manera. ─ soltó al fin.
─No pasa nada, entiendo perfectamente─ Asher nos dedico una sonrisa sincera─ Ahora si debo irme, gracias por las disculpas.─ Termino de cerrar su casillero y se marchó.
Me giré hacia Evan y le sonreí.
─Esto─ se acercó a mi oreja y puso su mano en mi cintura acercándome suavemente a su cuerpo. ─ Esto te saldrá muy caro, pero creo que tu entrepierna me lo agradecerá─ me quede helada, el depósito un beso en mis labios, me guiño un ojo y se fue a su primera clase.
─Pero, ¿qué tenemos aquí? Hola, dulzura─ me gire para ver a Chase que me sonreía.
─Hola, Chase─ Sus ojos se abrieron demasiado y me asuste.
─¿Que demonios te paso en la cara? ¿Corriste un maratón hasta la escuela? ─ Sus ojos recorrieron todo mi rostro, en especial mis mejillas. Me sentía acalorada.
─No, me trajo Evan─ sonreí tímidamente.
─Ah, así que eso fue─ Chase tenía una ceja levantada y me miraba con complicidad.
─No, no es lo que crees─ solté rápido. Me acerque a él para decirle un secreto─ Evan y yo ayer estuvimos un poco, tú sabes─ carraspee─ pero no paso nada. Y esta mañana me atreví a decirle que me dejó la entrepierna adolorida por eso.
─ ¿Que tú qué? ─ dijo en voz alta. Le di un golpe en la nuca.
─Baja la voz. Y si le dije eso, y no se de donde salió. Estoy muy avergonzada, ¿tanto se me nota? ─ pregunté mirándole con los ojos muy abiertos.
─Pues─ me observó.
─Déjalo así ─ dije, y comencé a tirar de él hasta nuestra primera clase.
Después de largas horas sonó la campana indicando que las clases por hoy habían llegado a su fin. Me dispuse a ir al estacionamiento para encontrarme con Evan ya que me llevaría de vuelta a casa.
─Hola preciosa, como fue tu día? ─ preguntó.
─Aburridísimo. No veo la hora de llegar a casa y darme un buen baño caliente─ contesté mientras tiraba mi mochila en la parte trasera para estar un poco más cómoda.
─Si quieres te ayudo con eso─ dijo mirándome directamente a los ojos con una pizca de burla en la voz.
─NO─ dije en un pequeño grito de vergüenza. ─ Lo siento─ suspire y me pase las manos por el cabello intentando calmar mis latidos.
─Ok─ se burló y puso el carro en marcha.
El camino se me hizo eterno, pero al fin habíamos llegado. Evan se bajo para saludar a mis padres, ellos lo querían mucho. Desde que Bakira y Kike ya no estaban mis padres ya no se iban de viaje. Decidieron nunca más dejarme sola, así que agrandaron su empresa, contrataron mas empleados y ellos la mayor parte del tiempo trabajaban desde casa.
Antes de Evan irse me dijo que el sábado me recogería a las siete de la noche para una cita. No cualquier cita. Segun él, una cita especial. Enfatizando que uso esa voz que siempre me volvía loca mientras depositaba besos húmedos en mi cuello. No podía creerlo, al fin llegaría el momento de entregarme a él por completo. Cuerpo, alma y corazón.