─Nikishell, tienes visita─ indicó mi madre al otro lado de la puerta.
─No quiero ver a nadie─ grité.
─No puedes seguir así hija─ la puerta se abrió dejando ver el rostro preocupado de mi madre y a su lado un chico. El chico. El mismo chico que me rescató─ Bueno, los dejo hablar─ dijo mi madre antes de marcharse.
─Hola, vine a ver como estabas─ saludó el chico acercándose a mi.
No podía mirarlo a la cara. No quería, de la vergüenza que tenía y no solo por como me veía físicamente. El vio como trataban de abusar de mi. Estoy agradecida con el pero ¿como decirle?. No puedo hablar.
Y como si leyera mi mente.
─Se que no quieres hablar de eso, perdóname, soy un estúpido─ me observaba con sus grandes ojos esperando alguna reacción de mi parte. Su mirada era suave y transmitía paz.
─Gracias─ logré decir.
─¿Que?─ dijo. La voz casi no me salía.
─Gracias por─ suspiré antes de continuar hablando.
─Oh, no por favor no tienes que agradecer nada─ con su mano derecha rascó su nuca─ Mi nombre es Evan─ tendió su mano para estrecharla con la mía pero yo no respondí.
<<Hey, no me culpen>>
─ Lo siento... Yo ─suspiró─ solo vine a ver como estabas, lamento mucho incomodarte. No ha sido mi intención ─ se puso de pie y camino hasta la puerta─ No dejare que nada te pase─ me examinó con los ojos por última vez y luego salió de mi habitación dejándome sola nuevamente.
Sumergida en mis pensamientos. Quizás estaba exagerando. Pero a ¿que se refería con "No dejaré que nada te pase"?
Era sábado, sábado que decidí olvidar y borrar. Me estaba haciendo daño encerrada, llorando, quemando mi alma con cada recuerdo y pensamiento. Hoy era el día para crecer, madurar y quizás aprender defensa personal.
Mama decidió subirme el animo pintando mis uñas y peinando mi cabello. Hoy seria un dia familiar. Un poco de películas, juegos de mesa y mucha mucha comida mmmm...
Ya era de noche y luego de cenar me di un rico baño para después al fin contestar los mensajes de Kenny. Estaba muy preocupado, yo le invente una excusa, no estaba preparada para contarle lo que me había sucedido, no por ahora, no por mensajes y mucho menos estando tan lejos.
(...)
Era lunes, lunes de volver al instituto. Regresar sin miedos y más segura de mi misma. Con la cabeza en alto. Como siempre. Esta vez Kike me llevaría.
─Que tengas un excelente día señorita Nikishell─ dijo el abriendo la puerta del auto para que yo pudiera salir.
─Igual Kike, y por favor llevamos años conociéndonos, solo dime Niki─ asintió. Me despedí con la mano, el hizo lo mismo y puso el auto en marcha.
Respire hondo antes de adentrarme al instituto. Sentía que era la nueva. Estaba perdida. De pronto a lo lejos vi que Evan entraba a un salón. Se veía desorientado y que tenía mucha prisa. Era mi momento. Momento para agradecerle como se suponía que lo hiciera cuando tomo de su tiempo para ir a mi casa a ver como estaba. Nunca lo había visto antes, seguro era nuevo. Empecé a caminar más rápido. En el pasillo principal habían demasiados adolescentes, así que recibí y di pisotones y empujaba a la gente abriendome camino hasta que llegue al salón donde Evan entro.