Capitulo 26

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─Ven, divirtámonos un poco─ dije mientras tiraba un poco de él y lo llevaba a las escaleras hasta el segundo piso.

Abri la puerta de uno de los cuartos y nos adentramos en él. Había una cama enorme, hice que Asher se sentara en ella.

─¿Que haces bebé? ─dijo Asher mirándome de pies a cabeza. Divertido y confundido.

─Nos divertiremos un poco─ le guiñé un ojo y me dispuse a bajar el zipper de mi vestido dejando al descubierto mi ropa interior.

Camine hacía él, le quité el gabán y empecé a desabotonar su camisa. Se veía tan elegante y tan malditamente cogible. Quité su cinturón y luego baje sus pantalones hasta deshacerme de ellos. Su cuerpo era perfecto, fue tallado por los mismos ángeles. Mordí mi labio inferior y me senté sobre él. Comenzó a besar mi cuello y eso basto para mojarme. Sus manos viajaban por todo mi cuerpo palpando cada parte, con una mano desabrocho mi brasier, se había vuelto un experto. Me acostó en la cama y de un tirón rompió mis bragas seguido de un gruñido. Sus ojos se dirigieron a mi parte húmeda y sin pena alguna abrí mis piernas para que viera mejor.

─Me debes unas bragas─ mordí mi labio.

─Joder Niki─ sus manos fueron rápidas y tomaron acción acariciando mi entre pierna. Sus dedos no tardaron en tomar el control e introdujo uno, luego dos y tres haciendome soltar un gemido.

Su boca se apresuró en atrapar mi clitoris acompañando los bombardeos que hacían sus manos.

─Jamás me cansaré de esto─ dije con la voz agitada por la excitación.

Se levanto y se situó sobre mi sin dejar caer su peso y me beso. Un beso apasionado, nuestras lenguas jugueteaban dentro de nuestras bocas y se saboreaban la una a la otra. Su dureza estaba en su maxima expresión y sabía que le dolía, me necesitaba tanto como yo a él. Le di la vuelta quedando sobre él y me sente en su dureza, aprisionando mi presa. El gimió y llevo sus manos a mis pechos acariciando mis pezones. Comencé a brincar moviendo mis caderas, al principio era suave y lento pero sus gemidos me llevaban a subir el ritmo y cada vez era más rápido y profundo. Sus ojos se tornaron rojos con los destellos anaranjados qué lo caracterizaban como sabueso, el era fuego puro y en sus ojos podías ver las flamas de un fuego, dándome la indicación de que estaba cerca de venirse y yo no dejaría que se viniera solo. Fui más rápido y más profundo, nuestros gemidos eran música para mis oídos. Estábamos a punto de explotar cuando Asher me dijo que me amaba, eso me volvió loca y nos llevé al climax. Este hombre era perfecto y yo lo amaba tanto.

─Yo también te amo─ dije tumbándome a su lado y dejando que sus brazos me acogieran.

─Eres hermosa, ¿te lo he dicho ya? ─ beso mi frente.

─Tu eres hermoso─ contesté. ─ Mi hermano está aquí, baile con el pero en la segunda canción lo perdí de vista.

─¿Sí?─ Se puso de pie con emoción ─ pues vamos mi amor quiero conocerlo─ me dio un beso y comenzó a vestirse para salir en busca de Kike.

─Vamos a buscarlo─ me reí y comencé a vestirme.─Ahora no tendré bragas.

─No pensé en eso─ resoplo─ al que te mire le sacare los ojos─ frunció el ceño.

─Nadie pondrá sus ojos en mí. ─ lo abracé.

─Yo saldré primero, esperas unos minutos y sales tú, ¿ok? ─ beso mi mano.

─Ok─ carcajeé y le di un beso a Asher.

Asher salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí. Camine al baño para acomodar mi ropa y peinar mi cabello cuando escuche la puerta abrirse. Mis ojos se abrieron y mi corazón comenzó a latir. Respiré hondo intentando calmar mis latidos para que la persona que entró no los escuchara. Saqué una pequeña navaja que llevaba escondida en mi vestido y despacio salí del baño. No había nadie, así que me apresure para salir, pero antes de poder llegar a la puerta Evan se atravesó en mi camino. Alcé mi navaja apuntándolo, pero él no retrocedió, al contrario, comenzó a caminar hacia mí. Di pasos hacía atrás tratando de alejarme de él, pero la pared de la habitación me detuvo, sin embargo, no deje de apuntarlo. La punta de mi navaja toco su pecho, pero él ni se inmuto, dio dos pasos más enterrándose en la navaja. De su camisa blanca brotaba sangre y él sonrió.

─¿Se te olvida que soy un maestro con las cuchillas? ─ Susurró, tomó mi mano y saco la navaja de su pecho.

Cínico

─¿Que más quieres de mí? ¿No te basto con el sufrimiento que me causaste? ─ pregunté. 

─A ti Niki─ miro mi boca y mordió su labio inferior─ te quiero a ti.

─Yo ya no te quiero en mi vida, te puedes ir al maldito carajo de donde volviste. ─ espeté.

─¿Estas segura de que no me quieres en tu vida? los latidos de tu corazón no dicen lo mismo─ comenzó a reír.

Sin vergüenza, cínico y cara de lechuga... ¿Como se atrevía?

─Estoy mas que segura─ su risa fue sustituida por un ceño fruncido. Se acercó a mi cuello e inhalo. Su aliento chocaba con mi cuello. Y escuche un pequeño gruñido de enojo.

─Hueles a sexo─ dio un puñetazo a la pared detrás de mí. Sus ojos se encontraron con los míos y la intermitencia cuando se enojaba volvió. Negros, rojos, negros y por último rojos de nuevo y así se quedaron.

─Acabo detener sexo, ¿que esperabas? ─ reí mirándolo directamente a los ojos. No me intimidaba, de echo era divertido.

─¿Fue con ese cabron verdad? ─ Evan se paseaba molesto frente a mí. ─ Debí matarlo el día en que puso sus ojos en ti.

─Aqui el único cabron eres tú─ lo abofeteé. Agarro mis dos manos con fuerzas y las poso a los lados de mi cabeza azotándolas en la pared. 

─Creo que deberé hacerle una visita y enseñarle lo que puedo hacer con mi colección de cuchillos. ─ sus ojos estaban de color rojo como la sangre, destilaban ira, jamás había visto esta faceta de Evan─ ¿tu que piensas?.

─Si le llegas a tocar un solo cabello, te arrancaré la cabeza─ forcejee para salir de su agarre, pero no me lo permitió.

─¿No me digas?, eso tengo que verlo─ y me beso. El hijo de puta me beso. Sus labios seguían siendo tan suaves y exquisitos, pero ya no me provocaban nada. 

─No vuelvas hacer eso─ lo empujé. Cogí la navaja del suelo y le hice un corte en la mejilla derecha─ No te atrevas a acercarte a Asher, porque desearas no haber nacido.

Salí de la habitación y cuando ya me encontraba del otro lado de la puerta lo escuché decir ''Esa es mi chica''. Mi corazón se revolvió dolorosamente. Quizás en lo más profundo de mi corazón aun sentía algo, pero ¿que era ese algo?. Baje las escaleras de prisa, necesitaba aire fresco. Salí de la mansión y me adentre en el bosque. Caminé un poco, y me senté en una roca. Las ramas se mecían de un lado para otro, y las tinieblas serpenteaban por entre los árboles. Estaba en total oscuridad, solo alumbraba la luna llena por los frondosos árboles.

¿LUNA LLENA?

─Mierda─ susurré.

Miré el cielo por donde las hojas me lo permitían, era luna llena, pero no cualquier luna llena. Eclipse lunar, la famosa luna de sangre. Esta luna llena era la más peligrosa de todas las lunas llenas. ¿Como no nos dimos cuenta?, por eso la fiesta era exactamente hoy. Me puse de pie para salir corriendo del bosque cuando escuché un gruñido. Frente a mi había un enorme lobo negro, sus ojos eran azules muy profundos y me observaban. De todos los lobos que había visto, este les duplicaba en tamaño y eso que los demas eran exageradamente grandes. Sin pensarlo me quité uno de mis tacones y se lo lancé dándole en el hocico. El lobo gruñó y empezó a correr en mi dirección.

Mierda, sabía que eso no funcionaría

Corrí lo más rápido que pude, pero no fue suficiente, de un salto el lobo me alcanzó tirándome al suelo. Intenté quitármelo de encima lo que fue imposible porque el lobo era como cuatro veces más grande que yo y solo conseguí que me mordiera el muslo que cubría mi vestido. El lobo me soltó y huyó dejando que me retorciera de dolor. Ardia, dolía y se sentía caliente. Tenía que pararme y salir de aquí, necesitaba buscar a mis amigos y pedir ayuda. Como pude me incorpore y llegue a la mansión.

Soy La Maldición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora