24 HORAS

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¿Cuánto tiempo será suficiente?

¿Un día?

¿Una semana?

¿Un mes?

Para siempre es mucho tiempo.

Hablar de meses para mí ya es demasiado.

Quizá sólo un día.

Nada más un día.

Para empezar después con nuevos bríos.

Para renacer de las cenizas.

Para olvidar.

Sí, sólo 24 horas.

En silencio.

Añorando.

Rezando.

Esperando.

Sí, 440 minutos con la mirada fija en la puerta.

Escuchando.

Tal vez gritando.

Lanzando cosas por la habitación.

Llorando y esperando.

Sí, únicamente 86,400 segundos.

Ya con la esperanza casi perdida.

Con el ánimo a punto de romperse.

Con el corazón deteniéndose a momentos.

Esperarte un solo día es más que suficiente,

aunque concluyendo el plazo vuelva a decirme:

mañana sí, mañana seguro que vendrás.

Una historia de desAMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora