SUPUESTA DERROTA

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Nada fatídico es tener el corazón roto. Lo realmente malo sería obligarlo a no sentir, aprisionarlo tras muros de miedo y amargura, ponerle todo tipo de obstáculos y limitaciones. Yo, el día de hoy, estoy más cerca de conseguir el amor que merezco, pero tú ¿dónde estás? Seguramente sumido en un letargo de abatimiento, con la soledad lacerando tu alma y acrecentando tu demencia, esa demencia que es capaz de partir un corazón en dos, pero insuficiente para detenerlo y acallarlo. Tú dirás que he perdido por el hecho que te amé y no fui correspondida. Yo, por el contrario, me declaro vencedora: AMÉ.

Una historia de desAMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora