Sueños Oscuros, Claras Pesadillas

11-La Fiesta

Mientras vamos en el carro de mi padre, saliendo de la ciudad veo un hermoso paisaje, entonces pienso sobre la belleza de July con el cabello blanco, me sonrojo, pongo música en mis audífonos y me quedo dormido.
Despierto cuando mi padre hace frenar el auto, tenía la esperanza de despertar en el mundo de los sueños, pero parece que no funciona si acabas de despertarte. Veo a mi tía saludando desde la cocina, la saludo le digo feliz cumpleaños y me siento decidido a aburrirme durante el resto de la fiesta.
—Vamos ya al salón? —pregunto a mi madre.
—En un momento.

Al llegar al salón, veo muchos invitados y un montón de comida, al fondo veo una cara reconocida. ES JULY!!!.
QUÉ HACE ELLA AQUÍ?
—Mamá, quién es ella? —pregunto al entrar.
—Estaba segura de que la conocías, llamé a Huk y a ella para que no te aburrieras como siempre lo haces, aunque Huk dijo que estaba ocupado.
—Si la conozco, no la había reconocido, perdón, gracias —digo disimuladamente.
Corro para alcanzarla, al percatarse ella hace lo mismo, al final nos abrazamos y nos caemos.
—Jajaj, caernos juntos se está volviendo una costumbre —afirma ella.
—Exacto.
Nos vamos a otro lugar a charlar.
—Cómo podemos curar?
—No alcancé a leer todo, sólo vi que hay que ser puro de corazón.
—Eso no nos ayuda mucho.
—Lo sé, sólo podemos esperar a esta noche a ver qué sucede.
—Creo que no hemos hablado de otra cosa que no sea del mundo de los sueños, tomamos un descanso?
—Me encantaría.
Nos sentamos juntos y charlamos de nuestro pasado.
—Nací el 22 de febrero del año 2000.
—Yo el 16 de enero del mismo año.
—Cursé cada año por un colegio diferente prácticamente, dejé muchos amigos siempre.
—Ya te acostumbraste a eso?
—Aún no, no es fácil dejar un amigo.
—Yo he estudiado en el mismo colegio toda mi vida.
—Y no te aburres?
—Honestamente, no. Así haya estudiado 10 años en ése colegio, aún hay cosas que no sé sobre él, se aprenden cosas nuevas cada día.
—Me alegra por ti —escucho una canción elegante.
—Bailas?
—No me lo perdería por nada del mundo.
Bailamos, o mejor dicho, nos caemos en multiples ocasiones, nos reimos, cantamos a veces y luego cansados de tanto baile nos sentamos.
—Gracias por una noche tan encantadora —me dice.
—Gracias a tí por distraerme del aburrimiento...