💕Capítulo 31

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Al llegar a su departamento, Sheldon y Amy se despidieron amistosamente de Martina y ella siguió su camino hasta el quinto piso ya que quería pasar a saludar a Mattias.

Tanto ella como Mattias habían sido un gran apoyo, al no contar con nadie cercano en Estocolmo. Extrañaban mucho a su grupo de amigos que se encontraban tan lejos.

─ Amy, me pareció bastante escandalosa, la forma en la que le preguntaste a Martina aquel asunto tan privado, exclamó Sheldon mientras colocaba su chaqueta rompe vientos en el respaldo de una silla.

─ A qué asunto te refieres?, preguntó Amy, pretendiendo no entender a Sheldon.

─ Me refiero a aquel asunto del... coito, ─ realmente era imposible para Sheldon pronunciar esas palabras sin ruborizarse.

─ Bueno Sheldon, ha pasado mucho tiempo desde que tú y yo... "ya sabes"; mientras decía esto último Amy mordió su labio inferior, tímidamente. ─ Además tenía que asegurarme de no correr ningún riesgo, si "eso" llegara a suceder eventualmente, y espero que así sea... pronto; Amy jugaba con un mechón de su largo cabello, de manera seductora.

Para Sheldon, de forma inexplicable la temperatura de la habitación parecía subir con cada minuto que pasaba. Y es que en realidad había transcurrido mucho tiempo, justamente nueve largas semanas, casi eternas, desde que compartieron aquellos primeros encuentros en los que ninguno de los dos sabía muy bien qué hacer.

Después de esos momentos, Sheldon y Amy habían estado separados, al principio por la distancia de un océano entre ambos, y después, cuando al fin lograron reencontrarse, habían tenido que dejar aquel asunto de lado por la seguridad de Amy y su pequeño homo-novus en gestación. Pero ahora, todo parecía estar en orden.

─ Sé que Martina dijo que no habría inconveniente en retomar tus actividades habituales, pero, no quisiera forzar ninguna situación entre los dos. Podemos tomar las cosas con calma y racionalidad, no hay razón para precipitarse, no quiero que te sientas obligada a hacer nada; dijo Sheldon mientras tomaba asiento junto a Amy en el sofá.

Como siempre, aquella mente brillante de Sheldon le impedía actuar de manera espontánea. La metodología tan rigurosa de su pensamiento le obstaculizaba el sentir, sin pensar.

─ Sheldon, como he podido comprobar en estas semanas y más aún desde que estás junto a mí; la sobrecarga hormonal del embarazo en realidad tiene efectos en la libido de la mujer. No sabes lo difícil que ha sido para mí, tratar de contener mis impulsos más primitivos y no devorarte como una leona hambrienta a un indefenso antílope.

Sheldon abrió ampliamente sus ojos de antílope acorralado, imaginándose aquella escena mental que la confesión de Amy le provocaba. Aunque había logrado mantener una conducta intachable durante estos quince días en Estocolmo, no podía negar que el encontrarse tan cerca de Amy, le provocaba ciertas respuestas fisiológicas masculinas casi inevitables.

En estas dos semanas y sobre todo al momento de irse a la cama, a dormir juntos, había tenido que emplear técnicas de meditación vulcanas y recurrir a todo su poder de concentración para evitar que Amy notara como su cuerpo reaccionaba al roce de su piel, al sentir los labios de su novia contra los suyos, con ese gusto a manzana acaramelada, o al percibir el aroma de su cabello.

¡Cuántas duchas de agua fría había tomado en estos días!, y para empeorar su situación, esa mano derecha enyesada, no le era de ninguna ayuda. Sus propios pensamientos le hacían ruborizarse. ─ Vixen!

─ Amy, me queda claro que tienes tus urgencias, al igual que yo; no es necesario recurrir a metáforas que empleen elementos de la fauna salvaje. ─ El rostro de Sheldon no podía encontrarse más rojo. ─ Y... si los dos estamos de acuerdo en esto, pues... cómo te gustaría que prosigamos?

💞La Suma de las Posibilidades💞Shamy💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora