💕Capítulo 07

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Sheldon se encontraba recostado en su cama, con los ojos abiertos, mirando hacia el techo, contempló su reloj despertador: eran las 06:00 am. Era sábado y había despertado temprano. Todos los sábados a las 06:15 Sheldon se levantaba de la cama, se servía un tazón de cereal con un cuarto de taza de leche descremada –al 2%-, encendía su televisor y veía Doctor Who.

Hoy era un sábado como cualquiera. Pero... algo se sentía "diferente", no sabía si era solo su impresión o algo extraño sucedía. El silencio se rompió y escuchó unos pasos dirigiéndose a su habitación y de repente la puerta se abrió pero no pudo distinguir claramente quien era el intruso. Pensó que se trataba de Leonard, pero el siempre toca a la puerta antes de entrar.

¿Quién se atreve a entrar sin tocar?, nadie entra en mi habitación pensó. Rápidamente se sentó en su cama y ahí, mirándolo desde el umbral de la puerta estaba ella.

─ Amy Farrah Fowler!, ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estás vestida así?, exclamó el sorprendido Sheldon, cubriéndose hasta los hombros con su cobija. ¿Quién le ha dado permiso para invadir su privacidad?

Amy estaba de pie, frente a Sheldon, vistiendo el traje azul de Star Trek, que había usado en una ocasión anterior, concretamente cuando emprendió la misión de incrementar los sentimientos de Sheldon hacia ella. Esa falda corta y esas botas, eran inolvidables, más aún con una memoria eidética como la de Sheldon. Ese disfraz aunque no revelaba mucha piel, se le veía muy bien, caía magníficamente sobre sus curvas y sus "tentadoras caderas", dejando apreciar unas atractivas piernas que se escondían con las faldas que la neurobióloga usaba habitualmente.

─ ¡Shhh!, Amy colocó su dedo índice frente a sus labios, pidiéndole a Sheldon que se mantenga en silencio y comenzó a escanerarlo con un tricoder, como aquella vez que jugaron al doctor, al estilo Star Trek.

─ Oh, Santo Dios, qué haces Amy?, preguntó Sheldon, desesperado.

─ Me parece que he sido una niña mala, dijo Amy mientras guiñaba el ojo pícaramente.

Un par de nalgadas no le harían nada mal, realmente este comportamiento es inaceptable, pensó Sheldon mientras contemplaba a Amy, con las pupilas dilatadas y la respiración entrecortada.

Sheldon sintió sus mejillas encenderse por el rubor que las acciones de su novia le causaban. El nudo que tenía en la garganta no le dejaba articular ni una palabra, tragó saliva.

─ No crees que sería adecuado darme un castigo, en vista de mi mal comportamiento, añadió Amy, sin perder contacto visual con su sorprendido novio. Parecía que la atrevida joven podía leerle la mente.

Sheldon no podía pensar con claridad, aparentemente el flujo sanguíneo de su cerebro se estaba distribuyendo a "otras" regiones de su cuerpo. ¡Maldición!, era un hombre después de todo y en esta situación tan particular, la práctica de Kohlinahr (la disciplina mental de la meditación para los Vulcanos), no le era suficiente para combatir las urgencias básicas del ser humano. Quería tocarla, tomarla ahí y en ese momento.

─ No Amy, no!, Sheldon sacudió violentamente la cabeza como señal de negación y cerró los ojos fuertemente. Solo podía estar consciente de la creciente y palpitante incomodidad que se alojaba justo debajo de su cintura, tenía que resistir.

Sentía su espalda mojada por el sudor, que también caía por su frente formando pequeñas gotas, muy frías. ¿Qué haría Spock?, pensó. ─Ohh, Vixen! Beep, beep, beep. Lo despertó la ruidosa alarma, eran las 06:15 am del Sábado.

Sheldon tocó su frente que se sentía muy caliente. Probablemente más de 39ºC (102ºF), pensó.

Levantó la cobija que lo cubría y miró hacia abajo. ─Y... necesito una ducha fría, dijo en voz alta.

Después de la ducha fría Sheldon de sentía un poco mejor, sin embargo la congestión nasal y el dolor de garganta continuaron. Aparentemente, la lluvia del día anterior le había causado un resfriado.

Sheldon detestaba sentirse enfermo, vulnerable y a expensas de los gérmenes. En estricto cumplimiento del Acuerdo de la Relación, tendría que pedirle a Amy que cuidara de él en este periodo de padecimiento. ─ El remedio es peor que la enfermedad, pero supongo que no tengo mejor opción pensó, entre tos y estornudos que iban y venían.

Arropándose con un cálido cobertor se dirigió al sofá y se sentó en su lugar de siempre. En la mesa de centro colocó el tazón de cereal de todos los sábados y una caja de pañuelos desechables.

El familiar tono de llamada entrante de Skype, hizo que se acercara diligentemente hasta su laptop. Era Amy sonriéndole en la pantalla.

─ Hola Sheldon, cómo estás? Es un día hermoso para visitar el zoológico, no crees?. Dijiste que querías tomar más aire fresco, dijo Amy entusiasmada.

─ En otras circunstancias sería una idea estupenda pero cómo puedes ver no me encuentro muy bien de salud. A juzgar por la odinofagia, rinorrea y fiebre, soy víctima de un resfriado, contestó Sheldon.

─ Oh, mi pobre Sheldon, no te preocupes, la Dra. Fowler está en camino para aliviar todos tus males, añadió Amy, ilusionada con la perspectiva de cuidar de su novio.

─ Es lo mínimo que podría esperar, tomando en cuenta las disposiciones del Acuerdo de la Relación, y que además eres en parte responsable de mi situación actual, agregó Sheldon con un tono nasal en su voz.

─ ¿Responsable de tu situación actual?, ¿A qué te refieres?, era una pregunta retórica de Amy.

─ ¡Y dicen que soy yo el que no entiende el sarcasmo!, añadió Sheldon algo molesto. ─ De no ser por tu arrebato de ayer, yo no me habría mojado en aquel diluvio, y no estaría enfermo. Eso sin mencionar el intercambio de gérmenes al que me vi forzado.

Amy permaneció en silencio unos segundos, sabía que Sheldon tenía razón pero aquello de los gérmenes fue demasiado. Sheldon inició el beso de ayer, los dos besos de ayer para ser precisos.

─ Nadie te obligó a besarme, contestó Amy.

─ Las convenciones sociales me forzaron, dijo Sheldon con un ligero temblor en sus párpados.

─ Estaré en tu casa en una hora, prosiguió Amy.

─ Y tráeme VapoRub, el mío se terminó aquella vez que te lo froté en el pecho cuando estuviste enferma, dijo Sheldon sintiéndose tímido de repente.

─ Cuenta con eso, nos vemos! dijo Amy, cerrando la comunicación y levantándose de su silla para salir al encuentro con su novio.

─ Cuenta con eso, nos vemos! dijo Amy, cerrando la comunicación y levantándose de su silla para salir al encuentro con su novio

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Sheldon Teniendo fantasías con Amy 7u7

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