💕Capítulo 10

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Pasó un poco más de un mes y las cosas entre Sheldon y Amy permanecieron bastante estables. Amy sabía que no podía esperar grandes cambios en cuanto a su relación con Sheldon, pero el ocasional roce de su mano con la suya o uno que otro tímido beso en verdad le daban una nueva sensación a su vida.

Sheldon se encontraba contento con esta reciente etapa de su noviazgo. El contacto físico (únicamente besos y tomarse de las manos) que habían decido permitirse no era de ninguna manera "excesivo", y no le hacía sentirse incómodo; además sabía que Amy era una de sus personas favoritas en el mundo y eso le hacía feliz. Tampoco podía negarse a sí mismo el hecho de que, a menudo su creciente cercanía le despertaba sensaciones nuevas tanto en el plano afectivo como en lo biológico.

Sheldon pensaba en esto último cada vez que Amy aparecía en su mente. Muchas veces irrumpía en medio de su trabajo y sin invitación la imagen de ella con sus ojos verdes, su cabello largo, brillante, esa sonrisa. Ahh, Vixen!

Esa taquicardia inevitable que sufría cuando la veía aparecer frente a él, a veces de forma inesperada y en otras tantas ocasiones, se sorprendía a sí mismo contando los minutos para estar junto a ella.

Poco a poco su situación había mejorado en el trabajo, podía concentrarse mejor y la calidad de su investigación finalmente alcanzó un nivel similar o incluso mejor al de Kripke.

Sheldon se encontraba orgulloso de sí mismo.

En cuanto a Amy, sus experimentos en el campo de la Neurobiología estaban a punto de llegar a descubrimientos reveladores en materia de la bioquímica cerebral de las adicciones, sus colegas comentaban que la posibilidad de un premio Nobel no era muy lejana. Podría decirse que lo tenía casi todo. Ojalá tuviera la posibilidad de retroceder en el tiempo y decirse a sí misma (a los quince años), que en verdad la vida valdría la pena, pensaba mientras revisaba su correo electrónico.

Sheldon siempre solía enviarle e-mails informativos sobre las actividades que realizarían en sus próximas citas, otras veces le enviaba artículos científicos que podrían interesarle o invitaciones a conferencias y simposios a los que quería que le acompañara.

Sheldon le había escrito lo siguiente:

Querida Amy:

Como probablemente ya conoces, este 24 de Marzo podrá visualizarse un fenómeno astronómico poco usual en el firmamento nocturno de Pasadena.

Me refiero concretamente a una lluvia o enjambre de meteoritos conocidos como Líriadas.

Es de mi interés que podamos disfrutar de este avistamiento en compañía de nuestro grupo de amigos y Raj me ha informado que para visualizar este fenómeno, no necesitamos desplazarnos a las afueras de la ciudad, sino que podremos hacerlo desde el techo de nuestro edificio.

¡Fascinante!, ¿no es así?. Por este motivo estoy organizando una reunión que tenga como objetivo observar la lluvia de meteoritos y celebrar una de las mejores series de ciencia ficción, jamás creadas: Star Trek. Sabes que soy un espíritu libre y encuentro regocijo en el uso de disfraces, así que dejo a tu libre albedrío elegir el atuendo adecuado a la ocasión.

Yo escogí el disfraz de Spock con anticipación. Tienes una semana para preparte.

Atentamente,

Dr .Sheldon Lee Cooper

B.S., M.S., M.A., Ph.D., Sc.D.

A Amy le pareció una idea estupenda, como todas las ideas de su novio. La fecha: 24 de marzo le llamó la atención y claro ese día era el cumpleaños de Sheldon. Sería un día inolvidable y Amy se iba a esforzar en que sea perfecto.

Sabía que a su novio no le gustaban las sorpresas y menos las fiestas de cumpleaños pero Amy no podía perder la oportunidad de hacerlo feliz porque esa era su actividad favorita. Verlo sonreír era como una adicción para Amy.

Y hablando de adicciones, Amy se fijó en la pantalla de su computador y notó otro e-mail marcado como importante. Era un mail del Departamento de Recursos Humanos de la Universidad donde trabajaba. Le comunicaban que había sido escogida para participar en un Estudio de la Bioquímica Cerebral de las Adicciones en colaboración con la Universidad de Estocolmo, para lo cual tendría que viajar a Suecia en dos semanas. La duración de este programa sería de un mes, con posibilidad de extensión de este plazo.

Era una excelente oportunidad para lograr un avance significativo en su carrera, conocía la calidad de los laboratorios y de los científicos escandinavos en general. En otra ocasión estaría encantada por la noticia, pero ahora mismo el sentimiento que le producía tenía un sabor agridulce.

Por un lado, se trataba de un merecido reconocimiento a su trabajo, pero por otro lado, la idea estar lejos de Sheldon por un mes o quizá un poco más, no le resultaba para nada agradable. Desde que lo conoció no se había alejado de él por periodos más largos que un par de días. Decidió no preocuparse de ello por el momento y mejor prepararse para el 24 de Marzo. Quería que sea un día magnífico para ambos.

Ya se imaginaba a Sheldon vestido con su traje de Spock, tan apuesto. Ella ya sabía lo que iba a ponerse, aún conservaba el uniforme azul de Star Trek, o tal vez conseguiría uno rojo. Ese era el color favorito de Sheldon.

Sheldon se encontraba muy emocionado ante la perspectiva de contemplar las Liríadas, la lluvia de estrellas, en la noche del 24 de Marzo y confiaba en que el cielo se encontraría lo suficientemente despejado, quería que sea un evento inolvidable.

Nunca había sido muy adepto de las celebraciones y menos aún de las fiestas de cumpleaños. De hecho, consideraba que haber sido expulsado del canal del parto no consistía en un motivo de celebración, sin embargo, en su subconsciente anhelaba que llegara ese día, quizá, por la expectativa de pasar una velada en la agradable compañía de Amy Farrah

Fowler. Y esa noche no sería como cualquier otra, sobre todo si Amy vestía aquel traje de Star Trek que tanto le gustaba y que le había causado uno que otro sueño perturbador.

─ Yaaa, concéntrate Cooper! Estas trabajando, se dijo a sí mismo mientras sacudía la cabeza. Desde hace algún tiempo el sólo hecho de pensar en Amy, le provocaba varios "síntomas" que bien podrían corresponder a hipertiroidismo, diversas arritmias y otras enfermedades. Aunque Sheldon acertadamente había descartado varias patologías, los síntomas seguían presentándose y hasta podría decirse que habían empeorado.

El tono de su teléfono, el sonido del popular juego de video Mario, lo sacó de su ensimismamiento. Era su novia. Amy lo saludó alegremente y Sheldon respondió con una sonrisa.

─ Hola Amy, no esperaba tu llamada, a qué se debe el honor?, preguntó el físico.

─ Quería confirmarte que leí tu e-mail y considero que es una excelente idea aunque el tema de Star Wars me parece un tanto infantil, respondió Amy.

─ Es Star Trek Amy!, dijo Sheldon un tanto ofendido. El uso de disfraces es opcional, aunque yo apreciaría que hicieras un esfuerzo. Sheldon desvió la mirada para que Amy no pudiera leer su expresión.

─ Ya veré que puedo hacer, respondió Amy astutamente. Y por cierto, cuál es tu tipo de pastel favorito?

─ Umm, yo diría que siempre me ha gustado el pastel de chocolate, por qué me lo preguntas?, añadió Sheldon.

─ Simple curiosidad. Nos vemos más tarde, contestó Amy despidiéndose.

─ Tengo una semana para prepararme, este será el mejor cumpleaños que Sheldon haya tenido, pensó Amy en voz alta mientras acariciaba un pequeño ratón blanco de laboratorio.

💞La Suma de las Posibilidades💞Shamy💞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora