En cuanto llegó al frío lugar, dejó sus cosas en su despacho, se puso la bata blanca, los guantes de látex y se dirigió hacia la mesa de autopsias, mientras dos técnicos traían un cadáver.
-¿Qué tenemos? -preguntó la joven.
-Varón, 23 años, le torturaron hasta la muerte... -le contestó uno de los dos.
-Bien, ¿quién te ha hecho esto, eh? -dijo, mientras los dos hombres se retiraban.
Le quito la ropa, le tapo sus partes intimas con una toalla y empezó la autopsia. Cogió un bisturí, se lo clavó delicadamente en el pecho y lo deslizó hasta el ombligo.
Al terminar, se canvió los guantes por unos nuevos y limpios, y inspeccionó su ropa. Una vez terminó llamó a comisaría. No tardaron en llegar.
-Buenos días agentes, Soy Camila Jauregui, la nueva médico forense de su comisaría. Un placer. -les tendió la mano.
-Igualmente, soy la detective Watson, estoy a cargo de la investigación, este es mi compañero, el detective Martínez. -se dieron la mano. La castaña oscura se acercó al cadáver, los inspectores la imitaron.
-La víctima tiene hematomas por todo el cuerpo, además tiene agua dulce en los pulmones.
-¿Agua dulce?
-Sí, estaba a una temperatura muy baja.
-Entonces, ¿podría ser que lo ahogaran en agua con hielo para interrogarlo? -preguntó el joven.
-Es possible, sí.
-¿Algo más señorita Jauregui? -preguntó la pelirroja.
-No, pero si encuentro algo más se lo haré saber.
-De acuerdo, gracias. -y sin decir nada más, se fueron del lugar.
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-Disculpe, ¿sabe dónde esta el laboratorio forense? -le preguntó un chico castaño.
-Sí, es la sala de al lado.
-Vale, gracias. Por cierto, me llamo Sam Watson, soy el nuevo científico forense.
-Yo soy Camila Jauregui, la nueva médico forense.
-¿Entonces, ambos somos nuevos?
-Al parecer sí. -dijo con una sonrisa.
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Más tarde, a la hora de comer, mientras la chica acomodaba su despacho, aparecieron; Sam y los detectives Watson y Martinez.
-Sentimos, molestarla doctora Jauregui, pero queríamos preguntarle si le apetecería venir a comer con nosotros. -le preguntó Madelaine.
-Sería un placer. -al momento, los quatro abandonaron la sala.
Se dirigieron hacia la cafetería de la comisaría, pero estaba, para su sorpresa, estaba cerrada.
-Oye, Beckett ¿por qué esta cerrada la cafetería? -le preguntó la pelirroja a una policía que pasaba por allí.
-Al señor Davis -el cocinero, y unico funcionario de la pequeña cafetería- le ingresaron en el hospital. Al parecer, tenía los riñones hechos polvo desde hace tiempo.
-Vaya...
-¿Entonces, dónde vamos a comer? -preguntó la doctora.
-Bueno, podríamos ir a la cafetería dónde trabaja mi hermana. Esta practicamente enfrente. -Una vez más, los quatro se fueron del lugar.
Al entrar en el comercio, se sentaron en una mesa. Les dieron cinco menús. Al verlos Blake, se acercó a ellos.
-Buenos días, ¿que desearían tomar? -dijo sonríendo.
-Para mí unos macarrones con queso por favor -contesto su hermana.
-Que sean dos. -dijo el hermano mediano.
-Pues que sean tres -contestó el detective.
-De acuerdo... -dijo mientras escribía en la libreta- ¿Y tu?
-Para mí una ensalada de repollo porfavor.
-Buena elección... -le contestó con una sonrisa llena de picardía.- ¿Qué querréis para beber?
-Creo que lo mejor será agua. -dijo la castaña oscuro, a lo que todos asintieron.
-Perfecto...-lo apuntó todo en la libreta y se fue.
Mientras esperaban su comida empezaron a hablar.
-¿Cuánto hace que trabajáis en la comisaría, detectives? -preguntó la chica de ojos oscuros.
-Unos... tres añitos, más o menos.
-Una pregunta doc, ¿de dónde eres? -preguntó el hispano.
-De Cuba, ¿tanto se me nota?
-Para nada. -dijo Sam.- ¿Qué te trajo hasta aquí?
-Cuando yo tenía 3 años, mis padres hicieron todo lo possible para mudarse a Miami, para que yo pudiese tener un futuro. Yo siempre he sido muy estudiosa, para que mis padres se sintieran orgullosos de mi. A los 18 me dieron una beca para estudiar aquí, en Nueva York, me fuí a vivir con una amiga de mi madre, me saqué la carrera y acabé trabajando con vosotros.
-¿Tus padres no vinieron contigo?
-No quería que viniesen. Ellos tienen toda su vida allí, y si apenas podíamos pagar un billeta para mí, imaginate para tres más.
-¿Tres más?
-Mis padres y mi hermana, Sofi, hablo con ellos a diario, pero no es fácil.
-Te entiendo, cuando Sam se fue los dos años anteriores a Los Angeles, le heché muchísimo de menos.
-Yo muchísimo más a vosotras. -le contestó su hermano, cogiéndole de la mano.
Justo entonces, les dieron sus platos. Al terminar de comer empezó a sonar el teléfono de la detective.
-Watson -contestó a la llamada.
-Hola, soy Harry, tengo información nueva sobre el caso.
-Ahora vamos. -le contestó, colgó, pagó y se despidió.- Nos vemos luego chicos.
-¡Pero si todavía queda el postre! -se quejó el castaño.
-Lo siento, hermanito... -le contestó mientras se levantaba de la mesa. Unos segundos después apareció Blake.
-¿Se han ido?
-Sí, tenían una pista o algo.
-Bueno...¿que querréis de postre?
-Para mí una tarta de zanaoria.
-¿Y tu,....
-Camila, Camila Jauregui, médico forense.
-Blake Watson, camarera en el Central Perk, un placer -se dieron la mano.
-¿Tenéis fruta?
-¡Claro! Tenemos manzana, melocotón, peras, bananas...
-¡Oh, platanitos! -la interrumpió.
-¿Platanitos? -preguntaron a la vez.
-Me refiero a las bananas, en mi tierra las llamamos plátanos.
-Aaaaaah... -dijeron a la vez.
-Entonces, una tarta de zanaoria y un platanito, para estas dos bellezas. -le guiñó el ojo.
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Siento haber tardado tanto en escribir el capítulo. Espero que lo haiáis disfrutado.
PD: Camren shipper FOREVAH
PPD: y Larry shipper también.
~Moni
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CONTROL
RomanceMadelaine Watson es la mejor detective de Nueva York. Jade Zanetti es la hija del capo de la mafia más peligrosa e importante del país. Madelaine no quiere tener nada que ver Jade. Jade quiere tener de todo con Madelaine. A Madelaine no le gustan lo...