·Madelaine·

785 51 0
                                    

Aquel día se despertó agitada. Por experiencia sabía que tendría mala mañana. No se equivocaba.

Como de costumbre se duchó, se vistió, almorzó y justo cuando iba a abrir la puerta, llamaron al timbre.

-Buenos días, traigo 6 cajas para... -revisó los documentos- Sam Watson. -dijo el cartero.

-¡Voy!

-Firme aquí y aquí, por favor. -le señaló.

-Vale -firmó- muchas gracias.

Dejaron las cajas encima de la mesa y el joven se fue.

-¿Me vas ha explicar que son todas esas cajas?

-Son "aparatos", por así llamarlos, para el laboratorio.

-Aaaa...y, ¿se supone que tiene que entrar todo eso en mi coche?

-No te preocupes por eso. Medí tu coche el otro día. Si ponemos las cajas en su sitio, cabrán todas.

-Que...que bien... -dijo con una falsa sonrisa.

Después, tal y como había dicho Sam, pusieron todas las cajas en un orden concreto, con éxito. Aparcaron en la entrada de la comisaría, y ayudó a Sam ha llevar las cajas hasta la puerta del ascensor.

-Oye, voy a comprar un poco de café mientras esperamos a que llegue el ascensor, ¿vale? -dijo para librarse de llevar las cajas hasta el laboratorio.

-Bueno...vale... -dijo indeciso mientras su hermana se iba, casi corriendo.

Compró el café y subió por las escaleras hasta su planta. Una vez allí, dejó sus cosas en su mesa y repasó el caso, mirando la pizarra blanca, que contenía toda la información.

-¿Estás estancada, pequeña mota de polvo? -le dijo Bruno en español, sacándola de sus pensamientos.

-Sí, no se me ocurre nada. Espera, ¿pequeña mota de polvo? ¿enserio? -le contestó en el mismo idioma.

-Sabes, cuando no sabías español, te gustaban más mis apodos.

-Eso es porque no sabía sus significados. -rieron.

-Buenos días agentes. -se presento el comisario.

-Buenos días, señor.-dijeron a la vez.

-Disculpe, señor -le dijo Watson- Hace tiempo que quería preguntarle algo.

-Usted dirá, inspectora.

-¿Por qué nos dio el trabajo a nosotros? ¿Por qué no al FBI o a la CIA?

-¿Podemos hablarlo en mi despacho, agentes?

-Por supuesto, señor. -contestaron a la vez.

-Verán, -dijo una vez dentro de la sala- la verdad es que nosotros no tenemos las riendas de este caso. La única razón por la que les informamos de esta misión, es porque la señorita Jade Zanetti aclaró que solo hablaría con alguien de su confianza.

-Conmigo. -intuyó su  compañera.

-Sí, fue idea de la inspectora Jordan Hills del FBI. Esta acargo del caso. -ambos se quedaron sin habla al escuchar ese nombre.

-Espere espere, ¿Jordan? -se giró hacia Madelaine- ¿Tu Jordan?

-Está seguro de que es ella, señor. -dijo preocupada. Aquel nombre traía consigo demasiados recuerdos para la pelirroja.

-Más claro que el agua, inspectora.

-Entiendo. Si me disculpan... -dijo nerviosa abriendo la puerta. Bruno fue tras ella.

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora