·Sam·

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Al llegar a la comisaría, junto con su hermana y las cajas, se quedó solo con estas últimas, esperando el ascensor. Mientras lo hacía, se encontró con Bruno:

-¡Buenos días! -le sonrió- ¿Qué es todo esto?

-Buenos días Bruno. Estos son algunos de los "aparatos" que tenía en mi laboratorio de Los Ángeles. Me los han traído esta mañana, pero no recordaba que pesaran tanto.

-¿Por qué no esta Madelaine ayudándote?

-Se ha escabullido con la excusa de que iba a por cafés. -justo entonces se abrieron las puertas del ascensor.

-¿Te ayudo? -preguntó, refiriéndose a las cajas.

-Sí, porfa -contestó dulcemente. El joven cogió las demás cajas y entró al ascensor. Sam le dio a uno de los millones de botones, y las puertas se cerraron.

Caminaron hasta su laboratorio y dejaron las cajas sobre la mesa.

-Gracias Bruno, espero que estos "aparatos" nos ayuden con el caso.

-De nada. Bueno, será mejor que suba, sino tu hermana me matará.

-Una pregunta Bruno, ¿haces algo esta noche?

-No, ¿por qué?

-Madelaine tiene una cita con Jade esta noche, en casa. Así que tengo que pasarme toda la noche fuera, pero llevo tanto tiempo lejos de Nueva York, que ya ni me acuerdo de los bares a donde iba.

-Oh, ya entiendo. Puedes estar tranquilo, te llevaré al mejor sitio que conozco.

-Gracias, te debo una.

-Nos vemos después del curro. -Dijo mientras salía por la puerta.

-¡Adiós!

-A y, feliz segundo día de trabajo.

-¡Muchas gracias! -sonrío timidamente.

Poco a poco fue desempaquetando y poniendo en su sitio cada uno de los utensilios y electrodomésticos. Después de reorganizarlos 3 veces, recibió una llamada, en la cual le mandaban a una escena del crimen, allí se encontraban Madelaine, Bruno y Harry. 

Llego uno de los primeros, junto con Camila.

-Hola, detectives. Me han dicho que tienen algo para mi. -se presentó la forense.

-En efecto, tenemos dos increíbles cadáveres que están deseando conocerla. -contestó el moreno- Si me permite la llevaré hasta ellos.

-Gracias detective. -ambos caminaron en dirección al dormitorio.

-¿En que puedo ayudarla, detective Watson? -bromeó, su hermano.

-Verá, ahora mismo me iria muy bien su linterna de luz ultra violeta, señor Watson. -continuó con la broma.

-Aquí tiene señorita Watson. -le entregó la herramienta. Ella se acercó a la pared con olor a lejía.

-¿Para qué la quieres exactamente? -dijo justo cuando encendió la linterna.

-Una corazonada -iluminó la parte que más olía al componente químico y observaron las pequeñas manchas de sangre.- Que raro....

-¿Lo dices por la sangre?

-Más o menos, lo digo porque hay sangre alrededor del cuadro, pero no en él...Además, si aquí es donde los mataron, ¿dónde están los dos agujeros de bala? -ambos se miraron y se acercaron al cuadro para quitarlo. Tras él, se escondían los dos agujeros de bala- ¿Tienes pinzas?

CONTROLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora