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Metí dentro de la maleta la última camiseta antes de cerrarla. Yo ya estaba vestida y preparada para el viaje, a pesar de que todavía faltaba una hora para ir camino al aeropuerto. Repasé mentalmente las cosas por si se me había olvidado añadir algo, pero estaba todo (incluyendo el bloc y los lápices de colores). Así que para hacer pasar el tiempo más rápido —e ignorar toda la mierda que había en mi cabeza—, me sumergí en la lectura.

Al principio funcionó, logré concentrarme en la historia que narraba el libro, conseguí estar entretenida durante unos treinta minutos. Pero las palabras de Kwan seguían en mi cabeza: mamá estaba en libertad condicional. En realidad, cuando escuché la noticia no fue una sorpresa así que no hubo necesidad de palabras aunque doliese.

Hace dos días atrás, justo después de llegar a casa y ver a mi hermana llorar en brazos de Kwan, me limité a prepararme la cena. Lo normal en mí es que hubiera derramado aunque fuera una sola lágrima, por desgracia, ya había derrochado muchas. Pero era lógico pensar que tras lo ocurrido en aquel concierto avisaran tarde o temprano de ello, en cambio, a lo único que no le encontraba sentido era que habían avisado demasiado tarde. Y eso me enfadaba.

Ver como aquellos que supuestamente están ahí para tu seguridad y te hacen daño, es algo difícil de asimilar, porque, después de todo, eso significaba que ella volvería a cruzarse con nosotros en cuestión de tiempo. Mamá intentaría volver a llevarme con ella... . Todo el fango que ya de por sí nos llegaba hasta el cuello poco a poco iba subiendo hacia nuestra cabeza.

Suspiré y cerré el libro mientras comenzaba a dar vueltas sobre la silla de mi escritorio. Necesitaba distraerme y, a pesar de que lo negara cada vez que él cobraba vida en mis pensamientos, necesitaba a Yoongi. Al final había decidido darle un voto de confianza incluso si me costaba un infierno el poder dárselo.

Alguien llamó a la puerta de mi habitación. Grité un adelante y Kwan entró.

—¿Ya estás preparada?—Asentí.—Bien, entonces pongámonos de camino.

No hubo más que decir. Él bajó las escaleras dejando mi puerta abierta, yo cogí mis cosas y bajé con ellas al salón donde Young se preparaba para despedirse.

—Pensaba que vendrías con nosotros—dije.

—Lo iba a hacer, pero no me encuentro bien—explicó.

—Por eso le prometí hace cuestión de minutos que te llevaría sana y salva—añadió Kwan con una sonrisa.

Murmuré un estoy a tu cargo y abracé a Young durante un minuto entero, al fin y al cabo ella no estaría conmigo en el viaje.

___

Llegamos al aeropuerto y tanto Kwan como yo nos dispusimos en ir al lugar de encuentro, no muy lejos del vuelo que nos tocaba. Cada vez que nos íbamos adentrando había más y más gente, y yo no podía evitar mirar a todas partes y a todos lados; temía que pudiéramos encontrarnos, de alguna forma, con mamá. Y el solo hecho de pensarlo me hacía temblar.

Pero hoy era un día nuevo en el que me iría de Corea, es decir, me sentiría segura aunque fuera por un pequeño plazo de tiempo. Lo único de lo que me arrepentía era el no poder traer a Young.

Sentí la mano de Kwan sobre mi cabeza.

—Todo va a estar bien—dijo—. Puede que Young no esté pero yo sí, así que deja de buscar a esa mujer, porque no te va a hacer nada.

Alcé mi mirada hacia él que me sonreía, cogí la mano con la que me había acariciado la cabeza y seguimos avanzando. Me sentía más tranquila de esta manera, no por sus palabras, ni por el hecho de que estuviese a mí lado, sino porque sabía que él no huiría con un ''no es mi problema''. Kwan había estado cerca de seis años con Young y la había estado apoyando durante todo este tiempo; él había demostrado que era una persona en la que se podía confiar, aunque yo esté acostumbrada a hacer lo contrario. Por eso, lo veía como un hermano mayor para mí.

Cicatrices - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora