Perspectiva: John Wells.
El orco volvió a las profundidades del bosque, mi nueva esclava salió de entre los árboles, acercándose poco a poco al cadáver de su anterior dueño.
—Siento que haya muerto... —no termine de hablar, cuando la vi pisotear lo que quedo del cadáver.
Después de verla hacer eso, solo le dije
—Puedes llorar si es lo que quieres.
—Maldita mierda, solo esperaba verte morir, ese fue mi último deseo, la Diosa escucho mis plegarias.
Ella grito con rabia y maldijo un par de veces antes de voltear a verme.
—Aprovechaste la situación deliberadamente... —dijo con molestia—. Pero en vista que, de no ser por ti terminaría en las manos del orco, creo que debo agradarte.
—No lo hagas —le explique—. Como dices, lo hice con el afán de aprovecharme de ti; cuando me di cuenta que tu dueño anterior moriría, pensé en que sería un desperdicio dejarte así de fácil, por cierto, gracias por el consejo de antes... —le dije, después de eso caí al suelo de espalda... mi cabeza golpeo con fuerza y sin poder meter las manos; no tenía la fuerza para moverme por el dolor que se apodero de mis músculos y articulaciones.
—Es la primera vez que utilizas tu poder mágico, lo has estado guardando tanto tiempo y es natural que te hayas excedido un poco.
La mujer se acurruco a mi lado acariciando mi cabello, yo no podía hacer nada, solo esperar a recuperarme.
—Aunque hayas dicho todo eso, gracias, me has salvado... y ya que no hay otra alternativa, ahora te pertenezco...
Después de escuchar sus palabras mis ojos se volvieron muy pesados y me quede inconsciente.
Momentos después abrí los ojos, el anciano me llevaba cargando de vuelta a las murallas del reino.
—John, despertaste... —dijo Idrits que caminaba a un lado del anciano, el maldito viejo me llevaba como a un costal, creo que ahora entiendo cómo se sientes las niñas cuando las cargo de esta forma.
— ¿Estas bien pequeño amo? —me pregunto la chica de cabello negro.
—Estoy mejor, pero aun me duelen los músculos.
—Es normal enano, terminaste con todo tu maná de golpe —dijo el anciano.
Rub caminaba detrás de nosotros mirando el cadáver de orcos y humanos en el suelo.
El anciano me llevo hasta la puerta donde me tiro a un lado de Ena y Adai...
Adai me ayudo a levantarme... quite la máscara que tenía algo de sudor; todas las chicas me esperaban.
—John, no entiendo porque cada vez que te dejo solo regresas casi muerto —me regaño Ena...
—Mi señor, ¿está bien? —se acerco Amy, tocando mi frente
—Por lo que veo el pequeño amo es un mujeriego... —dijo mi nueva esclava.
—John... no me digas que robaste a esta chica —me dijo Ena al oído.
—Nada de eso, digamos que un moribundo me la regalo —le conté riéndome... aunque la verdad fue que la robe—. ¿Cuál es tu nombre? —le pregunte a la chica demonio.
—Me llamo Impher, pequeño amo.
—Impher... —repitió Ena, quien me llamo a un lado y susurro—. ¿No piensas que esto ha llegado muy lejos?
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John Wells. Reencarnación.
FantasyUn escritor vive en solitario, muy apartado de la sociedad, hasta que una noche es asaltado por un grupo de jovenes que, bajo los efectos de la droga y el alcohol, lo asesinan. Su vecina, e incluso su gata mueren en el mismo edificio. Al salir de su...