Perspectiva: Diosa de la Muerte.
Todo sucedió 2 años antes, cambié un poco la historia...
—Terminé —pensé agotada.
Luego de dejar al John niño; volví a la dimensión de dónde vengó, ahí me recibió el Dios de la Conquista; él esperaba sentado frente a sus libros, su rostro se notaba cansado.
—Terminé —le dije al verlo, me acerqué y le di un beso en los labios, él me abrazó y mostró una leve sonrisa.
—¿Como ha ido todo? —preguntó.
—Me acerqué a John —le conté—. él se sorprendió, pero creó que pronto se pondrá a entrenar aún más duro.
—Dimé todo lo que sucedió, sin saltar ningún detalle —me dijo, noté que sus ojos estaban cansados... Entonces procedí a contarle.
Ese día aparecí fuera de los límites del reino, todo era tal y como lo recuerdo, me paseé por el rió observando a la gente y luego fui al centro de la ciudad; pasé tan rápido que los guardias no me notaron.
Estaba próxima a la celebración de la Diosa de la cosecha.
—Falta poco para mi cumpleaños... ¿porque me enviaste en este momento? —me pregunté, 17 de octubre... Eres tan tonto Dios de la Conquista.
Caminé por las calles, cuando vi a John salir de entre la gente, fue tal mi sorpresa que no pensé mucho y me acerqué, venia en compañía de Impher y Amy.
John, era tan lindo, sus mejillas eran algo regordetas y siempre tenía una mirada seria y encantadora; aunque eso ahora mismo, solo me hizo reír.
—Debes acercarte sin levantar sospechas, trata de que no te reconozca —me dijo El Dios de la Conquista; fue por eso que cambié mi apariencia, mi cabello se volvió castaño, y cambié las facciones de mi cara, también el color de mis ojos.
Aun así, no pude evitar la emoción de verlo, lo tomé y me lo llevé a toda velocidad.
—¿señorita, quien es usted?, ¿qué necesita de mí? —escuchar esa voz tan dulce me hizo sentir ganas de llorar.
Ver a Adaí me alegro la vida, a todas las chicas, incluso a Ena. Estaba contenta de ver a mi familia nuevamente.
Cumplir el objetivo fue sencillo, lo único que debía evitar era matar al viejo, no entendía el porqué, pero había un motivo oculto. Él impidió que lo asesinara, y yo obedecí.
Sin embargo, el puto anciano apareció en el momento menos esperado, verlo de nuevo, me hizo hervir de furia, mis manos sudaban, ¿que podía evitar que yo lo asesinara?, después de todo, soy la que porta el título de Segadora. La llamada Diosa de la muerte.
—Retrocede o no me haré responsable —le di un aviso, pero su estupidez lo hizo acercarse, por lo que de un golpe le dejé inconsciente en el suelo.
John no esperaba eso, estaba asustado y reacio a enfrentarme, por primera vez en muchos años, vi miedo en su mirada, el me temía, aun así, no podía dejarme llevar por lo sentimental, él debía ser fuerte, tanto cómo para afrontar los peligros que vienen.
Lo animé a atacar, aunque creo que se me pasó un poco la mano, el voló contra un árbol...
Después de eso intentó abrazarme como podía...
—Sus ojos son extraños. —o esa sensación me dio; luego supe lo que planeaba... intentaba tocarme el pecho.
No podía permitírselo, por lo menos no ahora, es demasiado pequeño en este momento.
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John Wells. Reencarnación.
FantasyUn escritor vive en solitario, muy apartado de la sociedad, hasta que una noche es asaltado por un grupo de jovenes que, bajo los efectos de la droga y el alcohol, lo asesinan. Su vecina, e incluso su gata mueren en el mismo edificio. Al salir de su...