O3. » ¡Sal de mi cabeza! «

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Chat estaba nuevamente en mi habitación, pero esta vez, era diferente... 

—¿Qué haces aquí? —Cuestioné nerviosa y sorprendida a la vez, acababa de salir de ducharme, apenas estaba cubierta con una toalla mientras mi cabello caía sobre mis hombros desnudos, estaba totalmente vulnerable y Chat Noir me observaba hambriento desde la comodidad del gran sofá que decoraba mi cuarto. 

—Quería verte, necesitaba estar contigo una vez más. 

Casi sentía como su mirada quemaba mi piel, mi corazón martilleaba con fuerza dentro de mi pecho complicandome sobre medida la simple tarea de respirar. Chat se puso de pie y caminó directamente hacia mi, yo bajé el rostro pero inmediatamente mi mentón fue sostenido por su mano y lo levantó, obligándome a mirarlo.

—Mírame. 

Mis ojos se encontraron con los de él, la misma sensación eléctrica que había sentido aquella noche se hizo presente por todo mi cuerpo, apenas podía sostenerme con mis piernas las cuales parecían un par de gelatinas. No podía articular ninguna palabra.

Chat Noir sonrió de forma perversa, aparentemente disfrutaba tenerme así, indefensa, anonadada, se agachó un poco y antes de que pudiera reaccionar, sentí la humedad y el calor de su lengua recorriendo lentamente mis labios, una punzada se hizo presente en mi entrepierna y mis pezones me traicionaron vilmente al erectarse y marcarse levemente debajo de la tela de la toalla. 

—Apenas te he tocado y ya estás así... Qué linda. 

Susurró contra mis labios y yo lancé un suspiro en respuesta. 

— ¿Marinette? ¡Despierta! ¿Estás bien? 

La voz de Alya me trajo de vuelta a la realidad, abrí los ojos con cierto esfuerzo, sentía una inmensa pesadez en los párpados y la luz de una lámpara me cegaba. 

— ¿Alya? ¿Ya terminaron las clases? - Tallé mis ojos. 

— Chica, menos mal que estás acostada porque te irás de espalda cuando te cuente. 

¿Ah? ¿Acostada? 

Una vez que mis ojos se acostumbraron a la luz de la habitación pude percatarme, no estaba en el salón de clases como pensaba, sino en la enfermería de la escuela ¿Cómo había ido a parar allí? 

— ¿Qué fue lo que pasó? 

— Oh, no gran cosa, solo que el amor de tu vida te cargó sobre su espalda para traerte hasta acá, salvándote de una llamada de atención y de una clase aburrida de química. 

— ¿C-como?... 

— ¡Adrien te trajo cargada! Y no solo eso, se quedó cuidando de ti durante toda la mañana, tuve que venir a relevarlo para que pudiera ir a almorzar. 

Sentí como la sangre me subía por el rostro y se acumulaba en mis mejillas. 

— ¡¿Queeeee?! 

Alya se soltó a reír, estaba maravillada con la situación, sin embargo yo sentía un manojo de mariquitas revoloteando en mi estómago. ¿En verdad Adrien había hecho eso por mi? 

¿Enserio te sorprendes? Adrien Agreste es todo un caballero ¿Recuerdas? 

— ¡Ah! y tienes que ver esto amiga. 

Alya acercó la pantalla de su smartphone a mi rostro, al parecer su objetivo era que mis mejillas lucieran de la misma tonalidad que el cabello de Nath. 

Una fotografía, Adrien cargándome sobre su espalda, yo dormida profundamente recostada contra él ¡¿Acaso me estaba sosteniendo del trasero?!

—S-sus manos estaban en... 

𝗗𝗘𝗧𝗥𝗔𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗠𝗔𝗦𝗖𝗔𝗥𝗔 | Donde viven las historias. Descúbrelo ahora