Acostumbrándose a la lejanía

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Ya habían pasado diez días de la desaparición de Mai Ding, la mayoría de sus conocidos sabía de los mil y un intentos de An Ziyan por conocer por lo menos una pista de su situación actual, pero no había logrado ni la mínima información. Para los compañeros de clases Mai Ding se estaba ausentado por problemas familiares, y como la relación entre ellos no iba mas allá de simples colegas de clases, no les importaba. Eso si, la oscuridad en el rostro de An Ziyan era otra cosa, nadie se atrevía siquiera a mirarlo, era un mueble mas dentro del salón, ni siquiera los profesores intentaban que mudara esa actitud, pues conocían la personalidad del hombre.

Li Ming, Bai Xiaosi, incluso Gu Xin estaban preocupados ahora, pensaron todos que la escapada de Mai Ding duraría unos pocos días y regresaría pronto, porque seamos sinceros, el chico no era de las persona que pudieran vivir por sí mismo lejos de sus seres queridos y sobre todo lejos de An Ziyan.

La única persona que durante esos días había logrado tranquilizarse un poco fue la madre de Mai Ding, esto se debía al hecho de que su hijo se comunicaba casi a diario con ella. Su hijo le llamo tres días después de llegar a Bangkok, le dio la noticia de que estaba bien, no sin antes de tratar de silenciar los sollozos y quejas de su madre.

-"Ma, estoy bien, escúchame por favor, no te preocupes, tengo techo y alimentos, estoy tranquilo y solo te pido una cosa Ma", escuchó un silencio por unos segundos en la línea, incluso llegó a pensar que se había cortado la llamada, después de eso ella habló

-"Bien querido hijo, dime, ¿qué necesitas que haga?"

-"Ma, no necesito que hagas nada, solo debes mantener silencio sobre mí, no digas que llame, a nadie"

-"Pero y sí-....."

-"Ma, a nadie. Nadie mas que tú y papá deben saber de mi, incluso no te diré exactamente donde me ubico, te llamaré casi todos los días para que sepas que estoy bien, ¿de acuerdo?"

Otro silencio, esta vez mas extenso, solo se oía la respiración entrecortada de la mujer y como un sollozo amenazaba a presentarse, por eso Mai Ding se apuró a hablar, pues no quería lidiar con esa situación ya.

-"¿De acuerdo Ma?" insistió otra vez.

-"Si, hijo, si, no diré nada a nadie"

-"Gracias Ma, te quiero"

-"Mai Ding, cuídate por favor"

-"Si Ma, me tengo que ir, saluda a papá de mi parte y recuerda, ni una sola palabra a nadie" diciendo eso bajó el auricular del teléfono del callcenter, si, así es Mai Ding no quería llamar a su casa de su móvil, ni de un teléfono cerca de su casa, pues conocía las mañas de An Ziyan y no quería darle ni una sola ventaja al hombre de su vida.

An Ziyan volvía a la casa de los padres de Mai Ding casi todos los días, pero siempre recibió la misma noticia, nada, absolutamente nada y cuando la mujer ya no le daba la cara para mentirle, le solicitó a su esposo que recibiera al muchacho y le explicara que nada sabían de su hijo.

Mai Ding estaba trabajando en un pequeño restaurante, como manejaba mas o menos bien el tailandés y un poco inglés y obviamente chino, era perfecto para el puesto de mesero. No era un trabajo leve, estaba desde las once a.m hasta las 23p.m, sí,  doce horas, pero por voluntad propia porque necesitaba el dinero. Trabajó muy bien dispuesto y eso lo dejó en estima frente a los ojos de su empleador, así como frente a los clientes que le proporcionaron buenas propinas. Esa era toda su vida, trabajaba y dormía, dormía y trabajaba, solamente tenía los lunes libre y era cuando aprovechaba para pasear e ir descubriendo mas de la bella Bangkok.

Cada vez que llamó a su madre lo hizo muy temprano a la mañana, cada vez que su madre le preguntaba por el regreso el decía que necesitaba mas tiempo. En algunas ocasiones quiso decirle toda la verdad pero algo le retuvo, era mejor que no, con qué fin lo iba a hacer si ya no estaba con An Ziyan, para quedarle este nuevo dolor a su madre.

Mai Ding -An Ziyan, el amor continúaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora