Capítulo 39

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1906- Helsinki Finlandia.

Diez años... Han transcurrido diez años, y los lapsos de tiempo se consumieron en pequeñas construcciones de fragmentos revueltos entre sí; creando así, un sinfín de palabras prometidas, un sinfín de rencores que causó aquél pasado trágico y siniestro, un sinfín de escenas inconcretas. ¡Inconcretas!, Una de las palabras más odiables; ¿Quién no odia una historia no terminada?, Es cómo si el creador de esa historia hubiese muerto por la desesperación de no poder encontrar un final que cause euforia, odio, tranquilidad o el complejo hecho de ser amada; es cómo si una anciana religiosa abandonara sus creencias de la noche a la mañana sin ningún motivo, o aún más complicado... Por el motivo de que no tenía un motivo para creer; o tan sólo, cómo un perrito tímido... No tendría motivos por el que ladrar o aullar: no habría euforia, felicidad o algo que le cause desconfianza (cómo el fragmento perdido de una historia).

Pero... Con base a lo dicho anteriormente, diez años no es nada comparado con una eternidad; sólo se viven cuando se siente cada segundo con fuerza, pasión y demasiado desvelo.
Cristopher a los diecinueve años había encontrado su verdadera personalidad. Sabía cómo actuar frente a asuntos cómo: La sociedad, la controversia, la desigualdad, la indiferencia, la estupidez, la autodestrucción, la infamia; pero nunca, absolutamente nunca... Aprendió a tratar con la ambigüedad, porque aquella es, en lo total, justa y aceptable, ya que hay cosas que se pueden interpretar de varias maneras, o al menos, eso era todo el pensamiento de Cristopher...
Sin embargo, eso no fue, de ningún modo, impedimento para que Cristopher y Coralie unieran sus vidas y se fueran a vivir a una casa hecha de madera con colores fríos pero con techo rojo intenso y encantador frente a la playa... ¿Pero qué pasó aquí? Devolvamos el tiempo, no todo giró en torno en la voz de Cristopher al decir "A la mierda la religión y tus padres, Coralie; vámonos lejos de aquí".

Después de la muerte de Frank, los investigadores que estaban, en una casa abandonada, amarrados con cuerdas gruesas y sucias, fueron encontrados dos días después en una noche donde fueron invitados al juzgado a confesar sobre aquél tipo tras "las sombras".

"No sé quién es, ni cómo es... Pero lo que si sé, es que esa mancha de la sociedad, aborto del infierno esconde más que una simple ideología; me deja, absolutamente, sin palabras que haya tomado fuerzas para adueñarse de veinticinco vidas, y quién sabe cuántas más... Porque hasta que no encontremos la raíz de lo que quiere... No podremos estar tranquilos"
Fueron las últimas palabras del juez antes de que encontraran su cabeza desangrándose encima del escritorio de la corte un día por la mañana en la que Thiago García iba a romper el silencio de la identidad de aquél hombre.
Algo pasaba, y es que Thiago y Jenny quedaron con un trauma que les impedía hablar correctamente, ¿Extraño, no?... Ver cómo dos personas que lo han vivido TODO en lo absoluto, queden traumados de la noche a la mañana... ¿Pero qué fue lo qué en verdad vieron?. Cristopher se dispuso a encontrar la respuesta después de estar encerrado "tras las rejas" que lo tenían acorralado a base de mentiras, supersticiones, incomodidades, obstáculos, ¡pero no importa!, Mentiras y más mentiras...
Ya era hora de salir corriendo por la puerta principal, ir a la casa de Coralie, entrar como un súper héroe de cuentos de hadas, y finalmente "Tumbar la puerta" para que su desahogo saliera a flote y para confesar todo lo que sentía. Fue penetrante y discutible el hecho de que Cristopher huyera con Coralie, porque la historia se basaba en otro final... Cómo esos personajes de historias que viven dentro de un libro con miles y miles de finales alternativos, ¿Es predecible? Pues no... Porque Cristopher no quería encontrar el camino adecuado o apropiado, ¿De qué sirve morir haciendo lo correcto?, Dónde queda nuestra felicidad?
Era lo que pensaba Cristopher cada mañana al despertar y al abrir las cortinas de su cuarto, mientras veía el horizonte, se preguntaba si algún día podía rebelar sus pensamientos al mundo, hasta que ellos sintieran plena envidia rodeando sus cuerpos y sus mentes. Cristopher sólo esperaba el final alternativo de una historia que pudiese enamorar su corazón frío y solitario, así cómo lo había hecho Coralie en diez años, porque para entonces... No había nadie más sobre la faz de la tierra que lo hubiese podido hacer igual (o al menos era lo que pensaba Cristopher).
Esa lucha confrontativa de Coralie, esas ganas de Cristopher de rebelarse contra el mundo, esa rebeldía apasionante que juntos guardaban... Los hacía indescriptibles, extraños, pero era más que una rebeldía: esas ganas de estar juntos y derrotar toda la perversidad del mundo en concreto, los mantenía más que unidos.
Huyeron a la casita de playa donde vivía Casper Fleury ( El hijo primogénito de Clarisse), que para entonces, se había ido a vivir con su madre al ver la ausencia de su padre Frank.
Clarisse nunca aceptó que Coralie se fuera tan jóven de la casa, pues además de extrañarla, pensaba que iba a tomar decisiones erróneas a lo largo de su vida, pero... Quizás, Clarisse tenía razón; Coralie nunca fue de esas niñas que hacen el bien a la humanidad, siempre era autónoma y cerrada al mundo.

El primer día frente a la casa de playa fue una fantasía, porque a pesar de que Coralie caminaba frente a la playa, de arena gris y aguas tranquilas, Cristopher sentía deseo de ella, pero todo iba más allá de la sexualidad. Se encerraban, juntos, en un mundo donde las conversaciones eran infinitas; tocaban el tema del sueño de convertirse en aves en su infancia, también tocaban el tema de Hammer, el padre de Cristopher; había quedado solo, porque Ann había fallecido, de muerte natural, cuando Cristopher estaba a punto de cumplir quince años de edad. Pero lo raro era que Hammer, a comparación de Clarisse, sí sabía vivir junto a la soledad, el siempre fue alguien dispuesto y fiel creyente en el destino.
Pero no todo fue fantástico ese día. Coralie de repente se quedó en silencio y Cristopher le preguntó: ¿Hay algo que no me hayas dicho, y que yo no sepa?.

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