Capítulo 34

11 5 0
                                    


Un hombre estúpido para muchos no es el típico aturdido de sus acciones que hace que más de uno se coloque una mano en la cabeza mientras sienten vergüenza ajena. El hombre estúpido para muchos es aquél que está consciente de su necedad; pero, aún así, sigue siendo un ilógico. Y es por eso que para el hombre inteligente, el estúpido tiene algo, ciertamente, envidiable; y es que él no se abstiene de los errores porque cree en los riesgos, pero no ha de hacer caso a las consecuencias. Es decir, lo que hace que un hombre sea inteligente es la toma de decisiones sin importar si son adecuadas porque él vive las consecuencias por adelantado y analiza las posibles reflexiones. Es pensar que un arcoíris siempre viene de la oscuridad más recóndita de un suceso.

Frank no tenía salida; estaba atrapado en un cobertizo cubriéndose de la lluvia mientras en su mente la decisión de ser el lado derecho de Eilense, se estaba convirtiendo en una probabilidad. Se golpeaba la cabeza repetidas veces y gritaba de forma colosal al tanto que abría sus brazos y miraba al cielo oscuro y tormentoso. Pensaba una y otra vez en las posibles consecuencias de conseguir la unión con Eilense; pues no quería ser un estúpido más que por no abstenerse a los riesgos, se aventara de manera voluntaria a la derrota.

Se acostó en una esquina apenumbrada donde las gotas caían sobre su rostro desde el borde del cobertizo. Las lágrimas frenaban y en su interior encontró la calma al pensar en Coralie y en Marley. Pero ante todo en Marley, la pequeña desadaptada que había quedado sin su madre; sin duda, tenía roto su pequeño corazón. Él sabía que debía cuidarla sin importar donde fuera o cómo fuera. No obstante, aunque Coralie fuera su hija, sabía que no era un problema, pues estaba en las manos de Clarisse, que para entonces, Frank la consideraba cómo una mujer traicionera e irreconocible y que él debía tener lejos... Muy lejos.
Se levantó y sonrió al tener la opción de Eilense, descartada. Se encendió su bombillo, y pensó en las posibles estrategias para por fin atrapar a Eilense de una manera efectiva.
Fue de camino a su casa para recoger a Marley mientras pensaba que si encontraba la forma de mandar un comunicado aceptando la petición de Eilense, esta petición iba a ser cómo un trozo de carnada para poder atraerlo, y finalmente, poder encerrarlo cómo una rata víctima de torturas dentro de una aterrorizante celda que lo devoraría por completo.
Confiaba en su inteligencia y en su ingenio. Caminaba cómo sí nadie lo fuese a detener y estaba convencido de su futuro movimiento estratégico cómo el que se hace con seguridad al mover una pieza del ajedrez; Frank sería el caballo, ya que estos caballitos son los más expuestos después de hacer el famoso movimiento en L, sin embargo no se suele escuchar que este se mueva sin una razón pensada, ya que se tienen pocas oportunidades para vencer una pieza del oponente.

Juegos Perversos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora