Capítulo: 17

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Exactamente al mes de la ausencia tanto de su hijo como de su patrona, Eli Baker tenía programada una cita con el médico. La visita era personal. Entonces esa mañana, muy de mañana, salió de la residencia White habiendo avisado antes a Doris del tiempo que estaría fuera.

Dejada bajo su encargo a la rubia sobrina, la madre de Thierry fue adonde la clínica del Doctor Powell para hacerse un chequeo de rutina. Sin embargo, uno de los estudios realizados había indicado: alarma. ¿De momento? No de peligro si seguía al pie de la letra el tratamiento en el que la pondrían. Pero aún así, ¿a quién le gusta oír malas noticias aunque fueran alentadoramente medicadas? Ella no fue la excepción; y un poco desanimada se dispuso a dejar el consultorio, mas no se propuso regresar a su trabajo sino que... caminar la ayudaría a relajarse y no preocuparse tanto.

Quienes ya lo estaban a las nueve de la mañana eran Doris y Cynthia. Esta última hubo sido la encargada de llevar un desayuno. Anunciado que se abriría una puerta, hecho así la empleada se percató de lo vacío que yacía una cama. Creyéndola en el cuarto privado, la pelirroja dejó la bandeja en una mesita de centro. Y en lo que Susy se desocupaba y salía, el lecho se dedicaron a arreglar. No obstante, el silencio que había en la pieza pusieron en alerta a un ser que abandonando lo que hacía fue al baño para llamar:

– Susy, ¿estás ahí? ¿estás bien? Tus alimentos se enfrían.

"Nada" respondió. Entonces Cynthia tomó la perilla y la giró, asombrándole mayúsculamente el libre acceso que se hubo dado y que en el interior hubiera nadie.

Sintiendo un calambre de nervios centrado en la boca del estómago, la chica revisó la habitación previo a ir a alarmar a Doris. Pero como en el área no había mucho donde buscar, la trabajadora se vio obligada a ir a su compañera para anunciarle y ponerse las dos a dar con un paradero.

Antes de pedir la colaboración de los guardias de seguridad, las empleadas de pies a cabeza checaron el interior de la casa.

Revisado hasta el más pequeño de los rincones, muchos minutos después sí fueron adonde los hombres vigilantes. Con precisión: dos de ellos; y éstos a esa hora hacían cambio de lugares, y tanto el que estaba a punto de irse como el que se quedaba al cuidado de la entrada principal de la residencia White y a su parecer... Susy no había salido por ahí.

– ¿Están seguros? – Doris se hubo escuchado verdaderamente congojada; y grandemente a la confirmación:

– Por supuesto.

– Pero ya revisamos la casa y allá no está.

– Y tampoco creemos se haya ido con Eli.

– Entonces, ¿con quién?

Los guardianes se encogieron de hombros, dando solución uno:

– ¿Quieren que revisemos las cámaras de video?

– ¡Sí! – exclamaron aliviadas. Sin embargo instantes más tarde el terror volvió a hacerse de sus personas ya que efectivamente nada que se le pareciera a Susy salía en las grabaciones; y al no hacerlo Doris y Cynthia acompañadas de un guardián, regresaron a la casa para volver a revisarla.

Durante una minuciosa búsqueda, Eli Baker hizo su arribo. Y en el segundo de ser percatada, se le notificó de la desaparición, no habiendo de otra mas que unirse a los tres y dar, a como diera lugar, con la rubia sobrina la cual... horas después apareció.

Por supuesto, las más espantadas quisieron saber de su ubicación en todo ese tiempo que estuvo perdida. No obstante ninguna consiguió nada. Ni tampoco la rubia tía quien...

Imposible no soñar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora