Capítulo: 15

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Para el cierre de un contrato, Archie Brown y Candy White se reunieron en el Banco Central de la ciudad. Por supuesto, otra nueva invitación a salir se extendió. Porque serían días los que estuviera ausente, la rubia no fue descortés y aceptó una comida. Como en la noche anterior, la reunión se prolongó. Pero ésta vez, la mujer supo llegar a tiempo a 'una cita'.

En su casa y mientras Thierry hacía acto de presencia, ella frente a su computador consultaba páginas de internet con diferentes escenarios paradisiacos. Los que más le iban gustando, en una libreta anotaba su nombre, números telefónicos y...

– ¿Se puede? – le dijeron desde una puerta; y conforme la mujer indicaba que se acercaran, cerraba una pantalla y también donde escribiera.

– Claro –; en su rostro había una sonrisa que se amplió al sentir alrededor de su cuello los delgados brazos de su sobrina quien le preguntaba:

– ¿Qué haces?

– Investigaba unos precios.

– Referentes ¿a? –. Las dos rubias besaron sus mejillas. Acto seguido se liberaron.

– Un local que necesito rentar.

– ¿Para qué?

– Ángelo quiere ampliar el negocio

– ¿Otro bar?

– Así es.

– ¡Qué bien! – expresó Susy recargando su cadera en el escritorio y tomando unos lápices de una lapicera que estaba a la vista. Y debido a la manera en que se analizaban...

– ¿Los necesitas?

– Sí, pero no son el número que requiero.

– ¿Y te urgen?

– No mucho pero...

– ¿Quieres salir a pasear? – invitó Candy.

– ¿Hoy?

– Sí, porque...

Un llamado a la puerta la interrumpió. Tía y sobrina giraron al oír:

– Buenas tardes – del que se había colado.

– Buenas tardes – respondió la rubia mayor; y la menor yendo emocionada y rápidamente a su lado cuestionaría:

– ¿Te gustaría venir con nosotras?

Adonde fuera, Thierry diría: – Lo siento – como negativa.

– ¿Por qué? – la carita de Susy se contristó.

– Porque –, él miraba a la chica, – vengo a despedirme.

– ¡¿Qué has dicho?! – unos ojos se abrieron grande y horrorizadamente.

– Susy – la llamó Candy tratando de evitar los ojos de él quien era interrogado:

– ¡¿Adónde te vas?!

– Regreso a mi país

– ¡¿Por qué?!

– Por...

– ¡¿Acaso no te gusta aquí?!

– No se debe a eso sino...

– ¡Prohíbeselo, tía! –, a ella se volvieron para demandar: – ¡Dile que le darás más de lo que acordaron con tal de que no se vaya!

– No puedo hacerlo – Candy ya había dejado su lugar para ir a ella y calmarla. Sin embargo...

– ¡Sí, sí puedes! –. Y de nuevo a él: – ¿Es por dinero que te vas?

Imposible no soñar contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora